Viajar a Basilea, la ciudad del bien y buen vivir, llenará tu verano de estímulos viajeros: gastronomía, arquitectura, cultura, ocio…
La ciudad suiza de Basilea, incrustada en una cuña del mapa helvético que se introduce en Francia y Alemania, se empeña con orgullo y para nuestro disfrute de, año tras año, copar las clasificaciones más prestigiosas de ciudades con mayor calidad de vida del mundo.
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Y no es de extrañar: pasear por sus calles, contemplar sus monumentos, visitar sus más de cuarenta museos o cenar en sus restaurantes es una auténtica oda al bien y buen vivir y reconcilia a cualquiera con la vida, como decía el clásico.
Ese modo de vida basileo, sosegado y de calidad, tiene su mayor exponente en el maravilloso diseño urbano que impregna cada rincón de esta Basilea, que se refleja, guapa como ella sola, en el espejo de un Rin que, cuando llega el verano, se convierte en un parque de juegos para los habitantes de la ciudad -y nosotros, sus invitados-, donde tomar el sol, nadar y navegar, o simplemente sentarse para contemplar desde él la increíble colección de arquitectura urbana de que presume -con razón- Basilea.
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Un museo de arquitectura al aire libre
Al hacer cualquier tour por Basilea, el Gran Viajero se maravilla con rotundas obras maestras medievales, como su Catedral o el Ayuntamiento; imponentes aldabonazos de acero y cristal como la Torre Roche, obra de los arquitectos Herzog & Meuron, nacidos en la ciudad, o la Fundación Beyeler, de Renzo Piano. Un paseo por las calles tradicionales del Spalenberg, el centro histórico, es un auténtico viaje en el tiempo.
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