Infinitas dehesas de alcornoques, colinas pespunteadas de pueblos en los que siempre huele a pan recién hecho y parece que se ha detenido el tiempo, playas que se extienden por decenas de kilómetros sin más construcciones que casetas de pescadores… e historia, mucha historia la que no espera en el Alentejo portugúes.
Así es el Alentejo, la región más grande de Portugal y, sin duda, la más evocadora. Aquí, a las imprescindibles Marvâo, Elvas y Évora, catalogadas como Patrimonio Mundial por la UNESCO, y a las espectaculares playas de la Costa da Galé y Comporta, tomada por los surfistas en estos meses, se suman centenares de monumentos fechados en el apogeo megalítico, que tuvo lugar entre los milenios IV y III a. C.
Poder explorar los campos de Alentejo y descubrir estos impresionantes monumentos megalíticos es una de las experiencias más gratificantes que puede vivirse en esta región: ahí están el crónlech de Almendres, el anta de Melriça, el Parque Megalítico de Coureleiros, el menhir de Meada, o el Anta Grande do Tapadão, uno de los yacimientos más bellos y mejor conservados de todo el Alentejo.