No, su nombre no tiene que ver con tendencia dietética alguna. La ciudad de La Vega, en el interior de la República Dominicana, es la que da nombre a este Carnaval Vegano, uno de los más pintorescos del mundo y que atrae, cada año, a centenares de miles de visitantes deseosos de pasarlo bien aunque para ello tengan que huir corriendo de los diablos cojuelos…
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Todo está listo en La Vega, una ciudad al sureste de Santiago de los Caballeros, en el interior de la República Dominicana, para dar el pistoletazo de salida a uno de los carnavales más célebres del mundo, aunque algo desconocido en España: el Carnaval Vegano. Una tradición antiquísima -está datada en 1520- hecha fiesta, y de las más grandes, no solo de la República Dominicana -uno de los países que más intensamente vive el Carnaval- si no de todo el mundo.
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Y es que a este colorido, pintoresco y muy divertido Carnaval Vegano acuden, cada año, centenares de miles de personas, dispuestas a pasarlo bien, por más que tengan que salir despavoridas huyendo de las más de cien bandas de diablos cojuelos, que salen de sus “cuevas” y recorren las calles de la ciudad ataviados con espectaculares trajes y máscaras y que, armados de vejigas, azotan con ellas a cuanto despistado se encuentran en su camino…
Los disfraces de los Diablos Cojuelos, auténticas obras de arte
El Carnaval Vegano se celebra los tres últimos domingos del mes de febrero -aunque en los últimos años, y debido a la fama que ha adquirido, los eventos relacionados con el Carnaval se extienden por todo el mes: conciertos, actuaciones, concursos, desfiles de bandas de diablos cojuelos…
Estos diablos cojuelos están ataviados con espectaculares e intrincadas obras de arte -trajes, máscaras-, realizadas durante todo el año por los “careteros“, los artesanos de la ciudad que trabajan a mano en cada elemento de los disfraces, y cuyos precios pueden alcanzar varios miles de dólares, además de ser heredados de generación en generación de diablos cojuelos. Auténticas obras de arte paridas por grandes artistas, como el caretero Tono Ruiz, probablemente el más cotizado de los careteros de La Vega, y que expone su trabajo además en el extranjero.
Los Diablos Cojuelos
Y es que, si hay un protagonista por excelencia del Carnaval Vegano -y de todos los carnavales de República Dominicana- es este Diablo Cojuelo de clarísima raigambre española -tamizada y evolucionada por el ADN dominicano- y que en cada localidad del país recibe un nombre diferente. Su origen se remonta a los primeros años del siglo XVI, cuando se celebran en las entonces colonias españolas fiestas de “moros y cristianos” que derivan en muy poco tiempo en carnavales.
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Los disfraces son similares entre todos ellos: una careta -que representa un diablo pero puede representar un animal- con la se tapa la cara, un pantalón ancho ajustado a la altura de los tobillos, una camisola ancha ajustada a la cintura, una faldilla, una “galacha” -un capuchón con el que el diablo cojuelo se cubre la cabeza y la espalda, y la vejiga, que es una vejiga de todo hinchada de aire y con la que “espanta” los pecados de aquellos a quienes azota con ella. Y todas las piezas del vestuario, realizadas con telas brillantes y centenares de cascabeles y lentejuelas.