En estas semanas finales del otoño, cuando ya se asoma la Navidad, viajar a Lisboa te descubrirá que la ciudad es el lugar en el que siempre querrías estar.
El final del otoño es una de las mejores estaciones del año para viajar a Lisboa. Estas semanas, repleta de puentes y días festivos que se pueden aprovechar para hacer una escapada, son ideales para callejear por la ciudad disfrutando de temperaturas suaves y de los bonitos colores que la tiñen.
La zona más tradicional es el centro histórico, que se articula en torno a la Baixa y a las colinas que la rodean. Una zona extrañamente llana, con múltiples comercios y restaurantes y donde se encuentra la Rua Augusta, la calle principal de Lisboa.
La plaza del Rossio es uno de los lugares más famosos y frecuentado por los lisboetas. El elemento más característico de este lugar es el suelo, formado por adoquines en blanco y negro que conforman un mosaico. En ella se pueden visitar el Teatro Nacional Doña María II, un edificio majestuoso con una fachada neoclásica y la iglesia de Santo Domingo, uno de los monumentos más curiosos de la zona, ya que no fue reconstruida tras varios terremotos y un gran incendio, haciéndola aún más especial.
Otra de las grandes estampas de esta zona es la Plaza del Comercio, una preciosa explanada abierta al río Tajo cuyos edificios de color blanco y amarillo llaman la atención de todo viandante. En ella se encuentran lugares tan destacados como el Arco da Rua Augusta, desde el que admirar unas preciosas vistas; el centro interpretativo Lisboa Story Centre, donde conocer la historia de la ciudad; el centro interpretativo História do Bacalhau y míticos restaurantes como Martinho da Arcada, Can the Can o el Museo de la Cerveza.
Uniendo la Baixa con el Bairro Alto está el Elevador de Santa Justa, un ascensor de hierro forjado que ofrece unas vistas del centro muy recomendables, todo un icono de la capital. Bairro Alto alberga sitios imperdibles como la cafetería A Brasileira, con su estatua de Pessoa, y el Convento do Carmo, antiguo templo gótico derruido tras el terremoto de 1755, que acoge el Museo Arqueológico do Carmo. Esta área, además, es perfecta para disfrutar de la noche lisboeta.
Otro de los barrios de imprescindible visita es Alfama, el más antiguo y fotogénico, por su gran colección de grafitis y fachadas de color pastel. Su estructura laberíntica, herencia de la traza de los árabes, hace que perderse en sus calles sea encantadoramente fácil.
En este distrito se encuentran la catedral de Lisboa, más conocida como “la Sé”; el mirador de Santa Lucía, desde el que observar unas espectaculares vistas; y el Castillo de San Jorge, perfecto para visitar con los más pequeños de la familia.
Más allá del centro
Fuera del centro histórico, hay otros barrios muy interesantes que se pueden visitar. Los tres monumentos más simbólicos de Belém son la Torre de Belém, esculpida en piedra, con galerías y torres de vigilancia, almenas en forma de escudos y elementos naturalistas, como la gárgola del rinoceronte; el Monasterio de los Jerónimos, que constituye uno de los principales ejemplos de la arquitectura manuelina; y el Monumento a los Descubrimientos, erguido sobre el dibujo de una gran rosa de los vientos y un mapamundi flanqueado por sirenas y navíos. Aquí, además, se pueden degustar los típicos pasteles de Belém, que hará las delicias de todo viaje.
Por último, el Campo de las Naciones se desmarca claramente del resto de barrios lisboetas por su aspecto de modernidad. En él hay claros puntos de referencia como la Estación de Oriente, diseñada por Santiago Calatrava; el Pabellón Atlántico, sede de grandes eventos deportivos y conciertos; el teleférico y el Oceanário, el mayor acuario de interior de Europa, premiado en varias ocasiones a nivel mundial.
Sintra y Cascais, imprescindibles
Y para aquellos que dispongan de más días en Lisboa, pueden hacer una inolvidable excursión a las localidades de Sintra y Cascais. Sintra sorprende por su misticismo, extravagantes edificios, jardines decorativos y palacios lujosos, como el Palacio da Pena. Cascais, por su parte, es una villa marinera repleta de vida que destaca por sus playas, campos de golf y bonito casco antiguo.