Cádiz es mágica hasta el último segundo de nuestra ruta en coche por la provincia. La tercera y última etapa nos lleva a dos de los pueblos más bonitos de Cádiz: Zahara de la Sierra y Setenil de las Bodegas. ¡Casi nada!
Termina nuestra ruta en coche por la provincia de Cádiz, extraída del libro Los 101 pueblos más bonitos de España en 30 etapas, escrito por Clemente Corona y editado por AlhenaMedia, y que puedes comprar en este enlace.
Zahara de la Sierra y sus increíbles puestas de sol
Las señales nos dicen que nuestro siguiente destino, Zahara de la Sierra, está a solo 16 kilómetros de Grazalema, pero el tiempo que emplearemos será más del habitual. Y no solo porque la carretera, la CA-9104, serpentee entre curvas, que también, si no porque la belleza del trayecto nos hará parar una y otra vez para solazarnos ante el paisaje. A mitad de camino, un camino fácil nos lleva hasta la Garganta Verde, de paredes cortadas a cuchillo y donde anidan algunas de las mayores colonias europeas de buitres, y que no es de extrañar sea -junto al cercano Pinsapar- Reserva de la Biosfera por la UNESCO.
Desde antes de llegar ya vemos el castillo que reina sobre Zahara de la Sierra. El pueblo está encaramado sobre una peña que culmina la torre del homenaje del castillo, del siglo XII, y desde donde se tienen unas vistas de la comarca que merecen la pena el paseo cuesta arriba hasta él.
En el pueblo vamos a encontrar tramos de la muralla medieval que lo protegía y una iglesia, la de Santa María de Mesa, que es uno de los mejores ejemplos del barroco gaditano. La Torre del Reloj, de un blanco impoluto, es del siglo XVI y es lo único que queda de la construcción original de la ermita de San Juan de Letrán, en cuya plaza hay varias terrazas ideales para hacer una parada y recuperar fuerzas con las especialidades del pueblo, entre las que no faltan los platos de caza, tan abundante en la zona, los quemones o las sopas hervías.
Setenil de las Bodegas, excavado en la roca
Con Zahara aún en el paladar, conducimos hasta Algodonales, famoso desde hace siglos por la fabricación de guitarras, donde tomamos la A-37 hasta su encuentro con la N-342, por la que buscaremos la CA-4223 para, en un total de unos 35 kilómetros, llegar a la última escala gaditana de nuestra ruta, Setenil de las Bodegas.
En el corazón de la sierra, Setenil de las Bodegas es un pueblo realmente sorprendente. Primero, por su innegable belleza; pero, sobre todo, por estar en gran parte excavado en la roca, incrustado en el tajo formado por el río Guadalporcún, lo que le distingue del resto de pueblos blancos de Cádiz.
No hay mejor aislante natural para los rigores del clima, ya sea en invierno o en verano que la roca, que parece va a aplastar las calles -las de Cuevas de la Sombra y Cuevas del Sol son las más espectaculares-, techándolas de un modo tan sorprendente como fotogénico.
Las construcciones que hay aquí no están excavadas en la roca, como pudiera parecer, si no que se aprovechan de ella. Reciben el nombre de “abrigo bajo rocas” y lo que hacen es cerrar la pared de la roca y construir hacia adelante a partir de ella.
Esta arquitectura única atrae a visitantes de todo el mundo, pero no es solo eso lo que llamará la atención en nuestra visita al pueblo de Setenil de las Bodegas. El castillo nazarí conserva la torre del homenaje, el aljibe y lienzos de muralla, y el pueblo se presenta recogido ante nosotros, con unas vistas en las que destaca la estampa de la iglesia de Santa María del Valle, barroca, y que es el otro gran monumento del pueblo. La ermita de la Misericordia, un antiguo lugar de peregrinación, la Casa de los Diezmos y el convento de Santo Caño, del siglo XVI, merecen también nuestra atención.
RUTAS EN COCHE POR CÁDIZ
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