Sube a tu ciclomotor y pon rumbo al faro de la Mola. Siente en tu piel todo lo que Formentera, el último paraíso mediterráneo, esconde para ti cuando acaba el verano.
En Formentera se respira en otoño una atmósfera aún más enigmática y cautivadora. Viajar al último paraíso del Mediterráneo en esta época del año se convierte en un viaje mágico y diferente. Una isla que a partir de ahora mostrará una nueva cara, más especial, más natural, más tranquila… más auténtica. Los colores, las luces y el ambiente de la pequeña de las Pitiusas se transforman, convirtiéndola en un lugar donde se embelesan los sentidos.
Tras el verano Formentera tiene, aún, mucho que ofrecer a los visitantes: días de sol, playas de arena blanca y agua azul turquesa, senderismo; pero también una amplia agenda de actividades para todos los gustos y unas promociones especiales. La temperatura, que permite los baños hasta el mes de noviembre, y los precios más reducidos hacen que la estancia en este rincón mediterráneo sea más agradable.
TU GRAN VIAJE A FORMENTERA
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Hay quien define Formentera como una isla pequeña que puede recorrerse en coche en una sola mañana. Quien ha paseado por sus senderos, se ha dejado perder por sus caminos y ha visto el paisaje pasar a ritmo de pedaleo, sabe que en realidad es una isla que nunca se acaba. Formentera está conectada a través de sus 32 rutas verdes, caminos entrelazados que suman más de 100 kilómetros, la mayoría de ellos accesibles en bicicleta, y de las que se puede disfrutar durante todo el año.