Los molinos son uno de los elementos más comunes del paisaje de las islas Baleares. Y esta ruta de los molinos de Formentera es una prueba de ello.
En el siglo XVIII empezaron a construirse en Formentera molinos como los que nos han llegado hoy: otros de mayores dimensiones y un complejo sistema interior basado en la fuerza del viento que movía sus aspas externas. De forma cilíndrica y techo cónico, estos molinos de viento estaban divididos en tres plantas: la superior, con los engranajes; la central, donde se obtenía la harina; y planta baja, que era el almacén.
Entre ese siglo y el posterior llegaron a alzarse siete, de los que uno de ellos ya desapareció: el Molí d’en Simon, en Es Cap de Barbaria. Pero aun quedan seis, que son los que forman esta ruta de los molinos de Formentera.
Los molinos de la Miranda
En las proximidades de Sant Francesc, la capital insular, hay dos, los llamados ‘molinos de la Miranda’: el Molí d’en Mateu, cerca de la iglesia; y el Molí d’en Jeroni. Construidos ambos en el siglo XIX, dejaron de funcionar en los años 50 del siglo XX.
Cerca de Sant Ferran pueden admirarse otros dos: el Molí d’en Teuet (1773), primero del que se tiene constancia documental, que dejó de moler en 1964; y el Molí de ses Roques (1797), sin funcionamiento desde 1936, que hoy día está integrado en una vivienda.
Los molinos de la Mola
Los otros dos restantes están en la zona de la Mola. Uno es el Molí d’en Botigues, de finales del siglo XIX, que molió hasta mediados del siglo XX. Y el otro es el más bello y mejor conservado de la isla: el Molí Vell de la Mola.
Ubicado a las afueras de El Pilar de la Mola, rumbo hacia el faro, es en único de los seis que puede visitarse –gratuitamente– en su interior (todos los días, excepto el domingo, de 10:00 a 13:00). Construido en 1778, está declarado Bien de Interés Cultural tras ser rehabilitado totalmente, incluido su mecanismo tradicional, por lo que puede admirarse su fabuloso engranaje.
Un séptimo molino
A estos seis molinos de viento –ahora inactivos, puramente de interés patrimonial– se les unirá pronto un séptimo, recién adquirido por la Cooperativa del Campo –que lleva seis años reactivando el sector agrícola de la isla– y que se ubicará en el Polígono Industrial situado entre La Savina y Sant Francesc.
Con él se pretende que el trigo –que aun sigue siendo cultivo esencial de la isla– sirva para convertir el grano local en ‘harina de xeixa’ –fruto de un cultivo artesanal y milenario del trigo– y logre obtener la certificación DOC.