Enclavada en el corazón de Austria, Salzburgo, la cuna de Mozart, es una de las ciudades más bellas de Europa. La ciudad es un joyero repleto de tesoros de la que te vas a enamorar en una escapada como esta.
Salzburgo, conocida como El “escenario del mundo” por los más de 4.000 eventos culturales que acoge al año, rebosa de razones para que te escapes a descubrirla y, desde luego, enamorarte. Un auténtico tesoro monumental y cultural -no en vano es Ciudad Patrimonio de la Humanidad- en la que lo mismo se reúne el G7 que se celebra una convención de amantes de la legendaria película Sonrisas y lágrimas.
Del puro delirio arquitectónico barroco a la esencia austriaca encapsulada en un museo al aire libre, pasando por la megalómana colección de aviones de un magnate o una de las fortalezas más espectaculares del mundo: toma nota de los planes que hacer en Salzburgo en una escapada en la que, desde luego, sonará -como en ningún otro sitio- Mozart.
Paseando por el centro histórico de Salzburgo
Salzburgo está dividida en dos por el río Salzach. En la orilla derecha, las calles Linzergasse Platzl y Steingasse concentran un buen número de comercios y restaurantes tradicionales; y en la orilla izquierda, está el centro histórico, Patrimonio de la Humanidad, junto a Kaiviertel, el Barrio del Muelle, Festungsberg (el monte de la Fortaleza) y el pico Mönchsberg.
La ciudad, capital durante más de mil años de un estado dirigido por la jerarquía eclesiástica -el segundo más grande del mundo, tras los Estados Vaticanos- era regido por el príncipe-arzobispo. Ello, unido a su prosperidad comercial, pobló Salzburgo de palacios, iglesias (la más espectacular, su Catedral), monasterios, plazas barrocas… El monumental centro urbano de Salzburgo es compacto y pequeño, perfecto para ser disfrutado en un paseo de un par de horas. Su arteria principal es la Getreidegasse, una calle peatonal repleta de comercios de todo tipo -desde relojerías de lujo a bodegas gourmet-, en la que abundan los pasajes comerciales tradicionales, que se han mantenido desde el siglo XVII, construidos por debajo de las viviendas. El más famoso de ellos es el de la Casa del Tesoro, el pasaje de la Schatz-Haus, que comunica el el número 3 de la calle con la Universitätsplatz.
El esplendor de la ciudad alcanza una de sus cotas más altas en la Residencia de Salzburgo, que era la sede del gobierno de los arzobispos. El edificio, que fue construido a mediados del siglo XII, adquirió su aspecto actual a finales del siglo XVI, y alberga salas en las que se exponen obras de arte pertenecientes a los arzobispos. En la plaza, la espectacular Fuente de la Residencia es uno de los iconos de Salzburgo. El otro gran punto de interés arquitectónico es el fastuoso palacio de Mirabell, de comienzos del siglo XVII. Por la Escalera de los Ángeles se llega a la suntuosa Sala de Mármol, donde se celebraban conciertos en la época de Mozart y que hoy es uno de los salones de bodas más espectaculares del mundo (el palacio pertenece al Ayuntamiento, y alberga algunas dependencias municipales). En el exterior, continúa el delirio barroco con sus Jardines, con el Laberinto, el Teatro de los Arbustos y su famoso Jardín de los Gnomos.
A tope de Mozart
Mozart está presente a cada paso que demos en Salzburgo. Precisamente en la Getreidegasse está la casa natal de Mozart, la Mozart Geburtshaus, una construcción de tres plantas del siglo XVII siempre a rebosar de visitantes, donde el genio pasó su niñez, y donde entre otros tesoros se exhiben el violín que tenía de niño o el clavicordio con el que compuso La Flauta Mágica. Muy cerca, en la Makartplaz, está la residencia del genio, con la misma afluencia de público, y donde también se exponen objetos personales del músico. El edificio, que fue reconstruido hace un par de décadas tras haber sido casi completamente destruido durante la Segunda Guerra Mundial, y al que la familia de Mozart se mudó en 1773, nso espera hoy para mostrarnos el piano de Mozart, así como el famoso retrato familiar, que se exhibe en la bellísima sala de baile, la Tanzmeistersaal.
Las mejores vistas de Salzburgo
Construida en lo alto del monte Festungsberg a finales del siglo XI, la imponente fortaleza de Hohensalzburg vigila la ciudad, de las que nos regala unas vistas espectaculares. El recinto es uno de los más grandes y mejor conservados de la época, y el funicular que nos transporta hasta aquí desde la base del monte, salvando una altura de 102 metros, es el más antiguo de Austria y transporta cada año a más de dos millones de personas. Otra altura desde la que echar un vistazo a la panorámica de la ciudad es la del Mönchsberg, donde está el Museo de Arte Moderno, y al que, en esta ocasión, ascendemos en un ascensor que asciende 32 metros.
Otro sitio espectacular para contemplar Salzburgo desde las alturas es el carillón, una torre enclavada en el corazón de la ciudad, la Mozartplatz, que fue construida a comienzos del siglo XVII en el ala oeste de la Neue Residenz. El carillón es, además, una auténtica obra maestra con 35 campanas de diferentes tamaños (y timbres).
Y, desde luego, cómo obviar la subida al monte Untersberg. Se trata de una de las subidas en funicular más largas y espectaculares de Europa: el teleférico asciende desde la base, en las afueras de la ciudad, a una altitud de 286 metros, hasta lo alto del monte, que se encuentra a 1.320 metros de altura. Allí, un par de restaurantes sirven para retomar fuerzas y, si se desea, lanzarse a descubrir la zona a través de una red de senderos (por los que se puede incluso llegar a la ciudad).
Arte a pequeña escala
El teatro de marionetas de Salzburgo (Salzburger Marionetten Theater. Schwarzstrasse 24, www.marionetten.at) es uno de los lugares más entrañables de la ciudad, y un compendio de la devoción por el arte y la alta cultura que se respira en ella. Durante todo el año, se representan diariamente óperas y operetas en las que un ejército de marionetas -y marionetistas- crean el milagro de hacernos olvidar que se tratan de eso, de marionetas.
La Salzburgo del siglo XIX…
Con un nivel de detalle simplemente asombroso se presenta el Panorama Gigante del Museo de Salzburgo (Residentzplatz, 9). Con 26 metros de largo y 5 de alto, el panorama -obra de Johann Michael Sattler, un artista de mediados del siglo XIX- representa a escala la ciudad tal y como era en 1829, y es uno de los objetos más preciados de la colección del Museo. Podemos verlo desde una plataforma elevada y no hay que preocuparse por afinar la vista: unos telescopios nos acercan al máximo los increíbles detalles de esta obra de arte.
… y la Salzburgo del siglo XXII
Nadie pone en duda que Mozart y von Karajan son los nativos de Salzburgo más queridos, pero en las últimas décadas, un tercer nombre se ha sumado a la terna: el de Dietrich Mateschitz, el co-creador de la bebida energética Red Bull que, si bien no es de la ciudad, sí ha desarrollado en ella la mayor parte de su vida personal y profesional. El magnate, una de las mayores fortunas de Europa Central, atesora una impresionante colección personal de vehículos de todo tipo -deportivos, aviones… cualquier objeto a motor que se mueva) que se exhibe abierta al público en el futurista Hangar-7.
El delirio del palacio de Hellbrunn
Vamos a recorrer en bicicleta el tramo que separa la plaza Mozart, al otro lado del río, del palacio de Hellbrunn. El palacio, una obra maestra del Renacimiento centroeuropeo, fue mandado construir en 1615 por el arzobispo Markus Sittikus. En el recinto, sus jardines, conocidos como “el gabinete de las maravillas”, son un prodigio de paisajismo, repletos de grutas artificiales, verandas, templetes y espectaculares juegos de agua.
Un viaje por toda Austria sin salir de Salzburgo
En las afueras de la ciudad está el Salzburger FreilichtMuseum (www.freilichtmuseum.com), un recinto de más de cincuenta hectáreas que es un auténtico viaje por la Austria más típica. Y es que en el museo se encuentran unas cien viviendas originales tradicionales del país alpino, conectadas entre sí por una red de caminos y un ferrocarril. Hay de todo: desde granjas tradicionales hasta chalets alpinos, pasando por comercios tradicionales en los que siguen trabajando artesanos, restaurantes y un parque con actividades para los más pequeños.
Así es Tu Gran Viaje a Austria