El más auténtico y hedonista joie-de-vivre alemán confluye en Colonia, una ciudad de cuento de hadas donde la Catedral, el carnaval y la cerveza son razones que nos invitan a disfrutar de un lugar cálido, acogedor y muy, muy divertido




Nada más llegar a Colonia, la cuarta ciudad en importancia de Alemania, el Gran Viajero comprueba de un fogonazo cómo los tópicos asociados al país germano- tradición y laboriosidad, patrimonio arquitectónico, alta cultura… por citar solo unos pocos- son reales: es descender de un futurista tren ICE de alta velocidad y poner el pie en tierra en la imponente estación de ferrocarriles de Colonia para, con solo mirar al frente, toparse en el mismo encuadre con el perfil de una de las catedrales más espectacularmente bellas del mundo. El descubrimiento –y disfrute- de ese rasgo del carácter alemán –la confluencia de la tradición y la modernidad en aras de la calidad de vida- acompaña al viajero durante toda su estancia en Colonia, una ciudad que es, además, una de las más divertidas –sí, divertidas- de todo el país.

 

Viajar a Colonia | Tu Gran Viaje

 

Colonia histórica y monumental

Como en tantas y tantas ciudades alemanas, la II Guerra Mundial tuvo efectos devastadores para Colonia. El centro de la ciudad –cuya fundación a manos de los romanos se remonta al año 38 antes de Cristo- quedó completamente destruido en la contienda, y el movimiento que surgió a mediados del siglo pasado para su reconstrucción –el Wiederaufbauzeit– hizo levantar sobre las ruinas docenas de edificios impersonales entre los que, de cuando en cuando y como si de un huevo de Pascua se tratara, aparece de repente alguna construcción salvada milagrosamente de las bombas y de la piqueta, o edificios reconstruidos siguiendo escrupulosamente los planos originales.




De ahí que en Colonia, uno de los centros religiosos de Alemania, lo que le dotó, desde la Edad Media, un imponente patrimonio eclesiástico, se conserven apenas una docena de templos románicos (que fueron pasto de las bombas y de las llamas durante la II Guerra Mundial y reconstruidos con mimo) en los destacan las iglesias de Sankt Gereon o de Santa Úrsula y, sobre todo, el que es uno de los edificios más conocidos y representativos no solo de la ciudad, sino de Alemania: la Catedral de Colonia, una maravilla del Gótico que es Patrimonio de la Humanidad y que merece, por sí sola, el viajar a Colonia.

 

Catedral de Colonia | Viajar a Colonia | Tu Gran Viaje

 

La catedral de Colonia, que comenzó a construirse a mediados del siglo XIII y no fue terminada hasta 1880 es, además de una de las mayores obras de arte de la arquitectura religiosa europea, lugar de peregrinación para los fieles católicos por atesorar el Relicario de los Reyes Magos, transportado aquí desde la Catedral de Milán en 1164, y que guarda lo que se creen son los restos de los tres Reyes Magos.

Los estupendos museos de Colonia

No acaba aquí nuestro recorrido cultural e histórico por la ciudad: los museos de Colonia merecen nuestro tiempo, en especial el Museo Ludwig (Heinrich-Böll-Platz), uno de los más importantes de Alemania y que es todo un compendio del mejor arte contemporáneo: desde el arte abstracto al expresionismo alemán y el surrealismo o el Pop-art, todas las escuelas y tendencias del siglo pasado y el presente –y sus hacedores: Warhol, Lichtenstein, Picasso…- están en el museo, que es el contrapunto ideal para el más academicista museo Wallraf-Richartz (Obenmarspforten, 40), cuya colección arranca en la edad media y termina donde comienza la del Ludwig.

 

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Los dos milenios de historia de la ciudad se recopilan y cuentan en el Museo Romano-Germánico (Roncalliplatz 4), justo al lado de la catedral, y que expone una extensa colección arqueológica de la época romana –más de medio millón de piezas- donde destaca por derecho propio el mosaico de Dionisio, del año 225 d.C. Pero Colonia no se zafa de su carácter hedonista ni en los museos: el Museo del Chocolate (Am Schokoladenmuseum 1A) es un viaje por el universo del chocolate –su producción, su historia- en el que la fuente de chocolate caliente de tres metros de altura que se encuentra en el vestíbulo es la plasmación de la fantasía de cualquier goloso que se precie…




La quinta estación del año: El Carnaval de Colonia

El epítome de ese carácter divertido de la ciudad es, sin duda, el Carnaval de Colonia, famoso en el mundo entero y que se extiende desde noviembre a marzo en lo que se ha dado en llamar ya la Quinta Estación del Año: comienza siempre el 11 de noviembre (y a las 11:11) y termina, como en todas partes, el Miércoles de Ceniza… La cabalgata del lunes de Carnaval es el momento más importante de las celebraciones, que, en los días tradicionales de febrero, sumen a la ciudad en casi un estado de excepción donde solo importa divertirse: en esos días de carnestolendas, y al grito de “Kölle Alaaf” (Colonia es de todos), la vida pública queda casi por completo paralizada y bajo el reinado del príncipe, el campesino y la virgen, los personajes que representan el poder en estos días.

 

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No es el Carnaval la única razón que empuja a los habitantes de Colonia a echarse a la calle a disfrutar de la vida: ya sea para bailar en la calle durante el festejo LGTB más importante de Alemania –el Christopher Street Day, que se celebrará este año el 5 de julio-, como para disfrutar de la naturaleza en el gran pulmón verde de la ciudad, el Rheinpark, situado en la ribera derecha del Rin, y al que podemos acceder en teleférico, los habitantes de Colonia siempre están dispuestos a pasarlo bien.

 

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