Colonia, la ciudad de la quinta estación -por su célebre Carnaval-, es también una de las capitales gastronómicas por excelencia de esa meca para gourmets que es Alemania. ¿Quieres saber por qué?

 

Con más de tres mil restaurantes y casas de comidas donde degustar especialidades de más de ciento ochenta países, es imposible decir que en Colonia no se come bien. Además de toda la cultura y tradición que existe alrededor de las cervecerías -algunas con siglos de antigüedad, como son los casos de Sion, en la calle Unter Taschenmacher, que fue fundada en 1511, o la Schreckenskammer (cámara de los horrores, en castellano), de esos mismos años y que está justo al lado de la iglesia de Santa Úrsula-, y que se manifiesta desde el vestuario de los camareros –o “köbes”- al modo de servir las cervezas-, el recetario tradicional de la ciudad merece una parada.

 

Tu Gran Viaje gastro a Colonia . Gastronomía en Colonia

 

Qué comer en Colonia: Qué pedir (rico, rico)

Los platos más típicos son el Halve Hahn que, aunque en castellano quiere decir “medio pollo”, no es sino un bollo de pan de centeno relleno de queso holandés servido con mucha mostaza y que tomó su irónico nombre a mediados del siglo XIX, aunque la receta se remonta al siglo XV. Muy popular es también el Sauerbraten -carne de vacuno guisada y macerada en vinagre por tres o cuatro días, servida con patatas fritas y salsa de manzana-, o el caviar de Colonia, que no es sino lonchas de morcilla con mostaza envueltas en un rollo de pan de centeno.

 

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Una Kölsch, por favor. Y otra. Y otra…

Colonia es la capital de la cerveza Kölsch, la “bebida oficial” de la ciudad, que toma su nombre de gentilicio de Colonia. Algo más ligera y menos amarga que la tradicional Pils, la exquisita Kölsch se elabora en más de treinta fábricas de la ciudad y alrededores. Los mejores lugares para degustarla son la multitud de cervecerías que se arraciman en las calles y callejuelas que rodean la plaza Heumarkt, o las grandes cervecerías repartidas por todo el casco antiguo pero, también, en los biergarten y pubs de los barrios donde manda la vida nocturna –animada por la muy numerosa población universitaria: el barrio estudiantil de Kwartier Latäng, los de Friesenviertel, Belgischer Viertel o al sur, en la Südstadt y en el antiguo barrio industrial de Ehrenfeld, convertido hoy en un polo de tendencias donde no faltan, como es debido, galerías de arte, restaurantes de diseño y todo tipo de establecimientos para hipsters.