La Ruta Romántica del Meno a los Alpes


Imagen de cabecera: © Romantische Straße Touristik-Arbeitsgemeinschaft GbR

460 kilómetros de la Alemania más bellamente típica: así es la Ruta Romántica, la ruta turística más popular y más rica de Alemania en cuanto a sus atractivos culturales y de naturaleza.

 

De Wurzburgo a Füssen, la Ruta Romántica de Alemania recorre ciudades y pueblos medievales donde el tiempo parece haberse detenido. Castillos y palacios sacados de cuentos de hadas. Torres y murallas donde la historia sigue presente. La Ruta Romántica es Alemania en estado puro. 

 

 

Primera parada, Wurzburgo

Tu Gran Viaje por la Ruta Romántica de Alemania da comienzo en la imprescindible ciudad de Wurzburgo, la capital de la Baja Franconia. Vigilada por la mole de la fortaleza medieval de Marienberg, en lo alto de una colina sembrada de vides, y bañada por el caudaloso río Meno, Wurzburgo es una ciudad monumental y universitaria de más de 130.000 habitantes. 25.000 de ellos, universitarios: nada menos que 14 premios Nobel han estudiado en la ciudad, que presume, con razón, de su riquísimo patrimonio cultural y arquitectónico, recuperado en gran medida tras los bombardeos sufridos en el transcurso de la II Guerra Mundial.

 

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Con un centro urbano compacto, la joya de la corona de Wurzburgo es, sin duda, el Palacio Residencial. Reconocido como Lugar Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, es la principal obra barroca del sur de Alemania. El palacio, que era la residencia de invierno de los príncipes obispos de la provincia -que mantuvieron su autoridad hasta la invasión de Napoleón-, fue construido entre 1720 y 1744 por el arquitecto B. Neumann y la colaboración de otros muchos arquitectos, entre ellos el vienés L. von Hildenbrandt. El resultado: una obra maestra del Barroco, que reúne en un relativamente pequeño recinto todas las señas de identidad de los palacios reales de su época. Sus jardines, meticulosamente cuidados, son escenario habitual de conciertos y todo tipo de eventos.

 

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La oficina de turismo de la ciudad, en la Falkenhaus, (un antiguo restaurante del XVIII cuya preciosa fachada de estuco es uno de los lugares más instagrameados de Würzburg), el Alte Mainbrücke -el Puente Viejo- (uno de los más antiguos de Alemania) o la catedral de St. Kilian (una obra maestra del románico alemán), son otros de los lugares de visita imprescindible en la bella Wurzburgo.

Wertheim, la capital del vidrio

Las indicaciones de la Ruta Romántica son claras y sencillas, y guían desde la salida de Wurzburgo rumbo a las siguientes localidades. La carretera, cuidada como un tapiz, está flanqueada por suaves colinas sembradas, y sigue el curso del río Tauber, que vertebra este tramo de la Ruta Romántica. 

En Wertheim, la siguiente escala de este gran viaje por la Ruta Romántica, la mañana soleada invita a pasear sin prisa por sus tranquilas calles adoquinadas. Las casas entramadas del siglo XVI -entre ella, la que es más antigua, y también más estrecha, de toda la región de Franconia- y las animadas terrazas de la plaza del Mercado, forman una bucólica estampa.

 

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Wertheim es rica en patrimonio y en museos: los dos más interesantes son el Glasmuseum (Museo del Vidrio y Cristal), con una riquísima colección de obras de arte de cristal y vidrio, y el GrafschaftsMuseum (Museo del Condado), con una estupenda colección de obras del pintor Otto Modersohn, uno de los grandes paisajistas alemanes de todos los tiempos. No hay que desaprovechar el buen tiempo, que espolea a subir las escaleras que conducen hasta el castillo de Wertheim, donde desde su torre del Homenaje se tiene una preciosa vista panorámica de la localidad.

Tauberbischofsheim, la cuna alemana de la esgrima

Tras Wertheim, la siguiente parada de la Ruta Romántica es Tauberbischofsheim. Rodeada de viñedos, Tauberbischofsheim cuenta con un impresionante patrimonio histórico en el que destaca su castillo, construido en el siglo XIII. Desde lo alto de la colina, ofrece vistas panorámicas de la ciudad y los alrededores.

 

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Desde allí, al contemplar su perfil urbano, casi inalterado desde hace siglos, destacan el ayuntamiento, neogótico, con su carillón, y la iglesia de San Martín, de estilo gótica. Con todo, tal vez el edificio más famoso de Tauberbischofsheim es el Museo Alemán de Esgrima: la ciudad es famosa por ser el lugar de origen de la escuela de esgrima alemana y ser lugar de nacimiento y formación de numerosos esgrimistas olímpicos.

Entre viñedos hasta Lauda-Königshofen

La bucólica Lauda-Königshofen tiene el sobrenombre de “la ciudad del vino en el Taubertal”. Dijo el clásico Wilhelm Heinrich Riehl que “caminar por el valle del Tauber es hacerlo por la historia de Alemania”, y Lauda-Königshofen está situada en el corazón del valle. Por sus paisajes amables, colinas repletas de viñedos -el vino de la región es una de los más reconocidos de Franconia-, pueblos bucólicos, artesanos, edificios históricos… Lauda-Könighsofen es una escala imprescindible en Tu Gran Viaje por la Ruta Romántica de Alemania. 

 

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La ciudad cuenta con varios monumentos y sitios históricos que vale la pena visitar. Uno de los lugares más destacados es el castillo de Königshofen, una antigua fortaleza que ofrece vistas impresionantes de los alrededores. La iglesia de San Martín, construida en el siglo XIII, es un hermoso ejemplo de arquitectura gótica y alberga tesoros artísticos en su interior.

 

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Bad Mergentheim y su curiosa relación con España

Al pasear por el bucólico centro de Bad Mergentheim, con la vida cotidiana -repartidores, paseantes, gente desayunando en sus terrazas- ofreciéndose al viajero en su Markplatz, flanqueada de centenarias casas entramadas, no sospecharíamos la curiosa conexión de la población con otra escondida en el corazón de Castilla, mucho más pequeña pero también donde pesa la Historia. 

El estudioso Franz Thiele, buen conocedor de ambas tierras, descubre un episodio histórico tan poco conocido en España como merecedor de una película: la presencia, en el pueblo vallisoletano de Mota del Marqués, de los Caballeros Teutónicos.

 

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La orden militar-religiosa se fundó en Palestina durante la Tercera Cruzada en 1190. Pocos años más tarde, un pelotón de caballeros sirvió de escolta hasta España a la princesa Isabel Beatriz de Suabia, que se iba a casar con Fernando III, Rey de Castilla. Este, impresionado por el desempeño de los caballeros, les ofreció quedarse en Castilla para ayudarle en sus luchas contras los árabes; para ello, les regaló un monasterio en Mota del Marqués y varias aldeas de los alrededores.

 

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Los caballeros se quedarían en tierras vallisoletanas más de 300 años. Empero, su cuartel general -ha ido cambiando en el transcurso del tiempo y ahora se encuentra en Viena- estuvo en el castillo de los Caballeros Teutónicos (Deutschordensschloss), el monumento más destacable de la Bad Mergentheim

El castillo, de estilo renacentista, es, junto a la Catedral de San Juan, una visita obligada. En su interior alberga el Museo del Palacio, que descubre la historia de la institución, además de mostrar obras de arte y diversos artefactos históricos, pertenecientes a la Orden. 

Röttingen, un tesoro escondido

La siguiente escala de Tu Gran Viaje por la Ruta Romántica de Alemania es la población de Röttingen, asomada al río Tauber, que serpentea al hilo de la ruta en este tramo de la Ruta Romántica. Röttingen combina encanto medieval, belleza natural y tradición vinícola. Las calles adoquinadas, casas de entramado de madera y edificios históricos bien conservados son una constante en las poblaciones de la Ruta Romántica. 

 

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Y en Röttingen no lo es menos: por ello, su excelentemente conservada muralla medieval destaca todavía más, con siete torres de defensa, y se puede recorrer. Hay que caminar también por la Sonnenuhrenweg, la “calle de los relojes”, que comienza en la Marktplatz y que, durante aproximadamente un kilómetro y medio, está adornada por 25 relojes de sol centenarios que son el orgullo de la villa, como lo es la impresionante iglesia gótica de San Felipe y Santiago. Y no hay que olvidar la fama merecida de los vinos de Röttingen: en el museo Weinbau und Heimatmuseum dan todos los detalles sobre la historia del vino y la vida en la región a lo largo de los siglos.

El fastuoso palacio de Weikersheim

Weikersheim merecería la parada solo por pasear por su Marktplatz, con su fuente rococó, su ayuntamiento y el Kornbau, con el museo local. Pero es que el pueblo alberga el precioso palacio de Weikersheim, uno los enclaves imprescindibles de la Ruta Romántica. Construido en torno a 1600 por la Casa de Hohenlohe, fue sometido en 1709 a una profunda remodelación y, desde entonces, está considerado como una una de las residencias palaciegas más significativas de todo Alemania.

 

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El suntuoso Salón de los Caballeros es, a su vez, el mejor ejemplo de arquitectura renacentista del sur de Alemania, con sus escenas y trofeos de caza y su artesonado, original de la época. El Jardín de las Delicias del palacio, con cerca de 75 esculturas -entre ellas, los famosos “enanos de Weikersheim”, que representan a los cortesanos de la época- es uno de los más espectaculares de toda Europa central.

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La siguiente escala de este gran viaje por la Ruta Romántica es Creglingen, que conserva su encanto medieval, con calles empedradas y casas de entramado de madera. Además de su ambiente de otro tiempo, el principal atractivo de la ciudad es la iglesia de San Jorge, un impresionante edificio gótico construido en el siglo XV que alberga en su interior el famoso retablo de Tilman Riemenschneider, una obra maestra del Renacimiento.

 

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Rothenburg, capricho medieval

Basta con llegar a Rothenburg y entrar en el centro histórico atravesando una de sus centenarias puertas para comprender la magnitud del debate: ¿es Rothenburg la ciudad medieval más bella de Alemania? Seguro nos diría que una encuesta aleatoria entre los numerosos viajeros internacionales que pasean esta preciosa tarde primaveral por las calles empedradas de Rothenburg ob der Tauber (ese es el nombre completo). La villa hace buenos todos los tópicos asociados a la Ruta Romántica: Rothenburg es una joya medieval, con su arquitectura de cuento de hadas, sus calles empedradas y su encanto histórico… pasear por la preciosa Rothenburg es como viajar en el tiempo.

 

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Ciudad imperial y poderosa durante la Edad Media, tras la Guerra de los Treinta Años, Rothenburg cayó en un letargo que duró siglos, y que tuvo como afortunado efecto colateral la preservación de su patrimonio: la ciudad era tan pobre que, en lugar de derribar los viejos edificios y construirlos nuevos, se reparaban una y otra vez. Así fue hasta el fin de la II Guerra Mundial: terminada la contienda, Rothenburg fue “redescubierta” por el mundo. La ciudad fue destruida en un 40% de su trazado urbano -aunque el centro histórico sufrió relativamente poco: la industria pesada se encontraba extra muros-, y la reconstrucción se prolongó hasta entrados los años Setenta. Desde entonces, es uno de los destinos turísticos más populares de Alemania: más de dos millones de personas la visitan cada año.

 

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El corazón de la ciudad es la Marktplatz, que alberga el ayuntamiento con su magnífica fachada y un reloj astronómico que sigue funcionando desde hace siglos, y la Ratsherrn Trinkstube, la taberna de los concejales, donde los legisladores se reunían a beber y comer tras los plenos y que hoy ocupa una farmacia. Muy cerca está Käthe Wohlfahrt, la mayor tienda de regalos navideños del mundo, una auténtica exhibición de poderío kitsch que, abierta durante todo el año, ha exportado su éxito y abierto varias sucursales por todo el mundo. El que la principal ubicación de la cadena esté aquí no es por nada: el mercadillo navideño de Rothenburg es uno de los más visitados de Alemania. 

 

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La suntuosa fachada renacentista del Ayuntamiento, con sus soportales centenarios, es el punto de partida de numerosas visitas guiadas a Rothenburg, entre ellas una que, en pocos años, se ha convertido en una de las más populares del país, la ronda del Vigilante Nocturno. En ella, un actor y guía turístico, Georg Baumgartner hipnotiza con su dicción, como si fuera un moderno flautista de Hamelin (en este caso, de Rothenburg), y durante un par de horas guía a los grupos por las calles y murallas iluminadas de la ciudad, desentrañando su historia y sus leyendas. Otro paseo imprescindible es circundar la muralla, practicable en casi toda su extensión (unos dos kilómetros y medio); y el Kriminalmuseum (el Museo de la Criminalidad Medieval y la Justicia) es otro de los grandes puntos de interés de la ciudad. Este fascinante -y algo morboso- museo exhibe instrumentos de tortura, documentos históricos y arroja luz sobre cómo se impartía justicia en la Edad Media.

 

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Dice el adagio de los periodistas de viajes que, donde hay una ciudad o un pueblo medieval, hay uno (o varios) campanarios que ascender, y ese axioma se cumple, y de qué manera, también en Rothenburg. La ascensión de los 220 escalones de la torre de la iglesia de San Jacobo, un templo gótico ante el que pasa el Camino de Santiago, regala una vista espectacular de la ciudad y del valle del Tauber; el esfuerzo merece muy mucho la pena.

Para recuperar fuerzas, nada como regalarse un contundente Schäufele en el encantador restaurante tradicional Alter Keller (Alter Keller, 8) y, para dar por concluida la visita a Rothenburg, hay que visitar el bar MUCHO AMOR, donde el maestro coctelero Simon Kistenfeger siempre tendrá para el viajero un trago perfecto y una conversación de lo más interesante.

 

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Aroma medieval en Feuchtwangen y Dinkelsbühl

La siguiente parada de la Ruta Romántica es la bucólica Schillingsfürst, cuyo mayor punto de interés es su castillo, una imponente fortaleza construida en el siglo XVIII. El castillo alberga un museo que muestra una estupenda colección de arte, muebles y objetos históricos, y ofrece visitas guiadas que permiten explorar sus elegantes salas y jardines. 

La Ruta Romántica continúa rumbo a Feuchtwangen. Con más de diez siglos de historia -dice la leyenda que fue fundada por Carlomagno- Feuchtwangen conserva mantiene todo el aroma de sus tiempos de gloria, cuando llegó a ser capital imperial. Hay que pasear por la Marktplatz, con sus casas medievales entramadas, y visitar su ayuntamiento, una joya arquitectónica del siglo XIII, y el Teatro de la Ciudad. También destacan dos museos, el Fränkisches Museum (Museo Franconiano), uno de los más bellos museos de artes populares del sur de Alemania, y el Sängermuseum (Museo de Cantantes), un importante centro de documentación e investigación de coros de cantantes aficionados.

 

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Seguimos rumbo a Dinkelsbühl, sublime y monumental, merecidamente considerada como una de las ciudades medievales mejor conservadas de toda Alemania. Con más de doce siglos de historia, en la Marktplatz, protegida por la catedral de San Jorge, encontramos un numeroso conjunto de casas medievales entramadas, muchas de ellas reconvertidas en acogedores restaurantes y pequeños hoteles. Con todo, es la muralla medieval el enclave más visitado de Dinkelsbühl. Sus más de dos kilómetros y medio de perímetro, cuatro torres y 16 puertas la convierten en una de las murallas mejor conservadas de Alemania.

 

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La siguiente parada, Wallerstein, es famosa por el castillo de Wallerstein, que data del siglo XII y es considerado uno de los castillos mejor conservados de la región, y por su Columna de la Peste o de la Santísima Trinidad, todo un icono para este encantador pueblo bávaro, construido sobre el cráter de Ries, como lo está nuestra siguiente parada.

 

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Nördlingen, la ciudad del cráter

Asomado al mirador de la cima del campanario Daniel, la torre de la iglesia de San Jorge que se eleva noventa metros sobre el suelo, el viajero percibe la casi perfecta forma circular del trazado urbano de Nördlingen. Cerrado por su imponente muralla medieval, de algo más de 2.700 metros de longitud, este particular dibujo urbano tiene una explicación… llegada del cielo.

 

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Hace alrededor de 15 millones de años, un asteroide de un kilómetro de diámetro colisionó con nuestro planeta a una velocidad de unos 70.000 kilómetros por hora. El impacto liberó una energía equivalente a la de 100.000 bombas de Hiroshima, exterminando toda la vida en un radio de 100 kilómetros a la redonda, y creando miles y miles de toneladas de suevita… y diamantes. Sobre el cráter, con el transcurrir del tiempo, se edificaría la preciosa Nördlingen.

 

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El cráter se trata de un lugar tan excepcional que la UNESCO lo tiene catalogado en su listado de geoparques, y diversas misiones de la NASA -como las del Apolo 14 y 17- han entrenado e investigado aquí. La visita al RiesKraterMuseum -ubicado en un granero tradicional del siglo XVI perfectamente remodelado- cuenta la historia y muestra un fragmento de la luna, extraída del satélite por el Apolo 16 en 1972.

Y un detalle para los más futboleros: Nördlingen es la ciudad natal de Gerd Müller, el goleador histórico de la final de la Copa del Mundo de Fútbol de 1974 que dio el título a la RFA.

Mezcla de estilos en Harburg, Donauwörth y Rain

En lo alto de un cerro, el Castillo de Harburg se alza impresionante sobre la tranquila población de Harburg, la siguiente parada de la Ruta Romántica. Aquí, es el barroco el que manda: el sol arranca colores vivos de las fachadas de las casas, profusamente decoradas, como queriendo olvidar la estoicidad medieval.

 

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Barroco y medioevo se dan también la mano en Donauwörth. Situada en la confluencia de los ríos Danubio y Wörnitz, y con más de 800 años de historia, imponentes edificios de ambas épocas hacen que la Reichstrasse sea una de las calles más bellas de Alemania. Entre sus monumentos, destacan la iglesia colegiata de Nuestra Señora y el ayuntamiento, de estilo renacentista y que alberga el museo de la ciudad. Las vistas sobre el Danubio casan a la perfección con el adjetivo “romántico” de la Ruta.

 

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Rain es la última parada antes de llegar a Augsburgo. La Hauptstrasse (calle Mayor), con sus coloridas casas burguesas de los siglos XVII y XVIII, es el gran escaparate por el que transcurre la vida cotidiana de la ciudad, con su ayuntamiento rococó como gran atracción. En el centro de la ciudad se encuentra el castillo, y varias iglesias, como la de San Juan, reclaman la atención.

 

Augsburgo, el antiguo centro del mundo

Con más de 2.000 años de historia, -fue fundada por el emperador romano Augusto-, Augsburgo es una de las ciudades más antiguas de Alemania y cuenta con un patrimonio cultural y arquitectónico impresionante. Vibrante y poderosa desde siempre, Ausburgo fue también uno de los mayores centros económicos y políticos mundiales de los siglos XV y XVI: dos familias radicadas en la ciudad, los Welser y los Fugger, eran de las más poderosas del mundo conocido, siendo los grandes banqueros de Carlos I de España y V de Alemania.

 

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Esa inmensa pujanza económica es palpable hoy, además de en su gran tradición fabril y financiera, en su patrimonio. Uno de los lugares destacados es el ayuntamiento de Augsburgo, un impresionante edificio renacentista del siglo XVI que, arrasado durante la II Guerra Mundial, fue reconstruido al milímetro para recuperar su esplendor, patente en su legendaria Sala Dorada, cuya espectacularidad compite con la de la otra gran construcción renacentista de la ciudad, la Casa Fugger.

 

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La majestuosa catedral gótica es el templo más destacado de Augsburgo, pero la iglesia de San Ulrico y Santa Afra, barroca, que alberga la cripta de los santos patronos de la ciudad, y la de San Pedro, gótica, con una impresionante colección de arte sacro, son también muy destacables. Las mejores vistas de la ciudad -en competencia con el campanario de la catedral- se tienen desde lo alto de la Perlachturm, una torre medieval que es uno de los iconos más reconocibles de Augsburgo. La Mozarthaus Augsburg, la casa donde nació Leopold Mozart, padre del compositor Wolfgang Amadeus Mozart, nos ofrece una visión fascinante de la vida y la época de la familia Mozart.

 

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La banda sonora de una visita por Augsburgo bien podría ser la del rumor del agua. Desde la Edad Media, el sofisticado sistema de gestión hidráulica de la ciudad ha sido parte imprescindible de su prosperidad. Decenas de canales circundan la parte antigua de la ciudad, alimentados por pozos, arcas de agua, construidas entre los siglos XV y XVII -que albergaron en otros tiempos maquinarias de bombeo-, fuentes, centrales hidroeléctricas que hoy generan electricidad… una auténtica obra maestra de la ingeniería que, desde 2019, integra la Lista del Patrimonio Mundial de la Unesco.

Y, para terminar esta visita por Augsburgo, nada como hacerlo en otro lugar que, por sí solo, merece el viaje: Fuggerei, un conjunto de vivienda social fundado nada menos que en 1516 por Jakob Fugger. Considerado la colonia de viviendas sociales más antigua del mundo en funcionamiento continuo, el objetivo de la Fuggerei era proporcionar viviendas asequibles para personas necesitadas. El complejo consta de 67 casas de entramado de madera distribuidas en estrechas calles y plazas, con un total de 140 apartamentos que, a día de hoy, siguen habitados y en perfecto estado.

 

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Tal vez lo más curioso de la Fuggerei es su alquiler simbólico, que ha permanecido inalterado durante siglos. Los inquilinos pagan una renta anual de tan solo un Rheinischer Gulden (equivalente a 0,88 euros), junto con tres rezos diarios por el bienestar de la familia Fugger. Hoy en día, la Fuggerei sigue siendo un lugar habitado y también es un destino turístico popular. Los visitantes pueden explorar las pintorescas calles y visitar el museo en una de las casas históricas.

Camino del castillo de Neuschwanstein

La etapa final del viaje por la Ruta Romántica pone rumbo a los Alpes. A un paso de Augsburgo nos espera Friedberg, con su casco histórico repleto de edificios históricos como el ayuntamiento, y con el castillo, del siglo XIII, y los restos de la muralla, como testigos de su pasado medieval. Landsberg am Lech, con su patrimonio medieval, y Hohenfurch, con su espectaculares panorámicas de los Alpes, merecen toda la atención.

 

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En Peiting, su mercado -uno de los más antiguos de Baviera- , que se celebra cada primer viernes de mes, y su entorno natural, atraen a viajeros de todas procedencias. En Schongau, la muralla, que data del siglo XIV, la iglesia de San Juan Nepomuceno y el ayuntamiento gótico, son los puntos de interés más destacados.

 

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Rottenbuch parece sacado de un cuento de hadas. Pequeño -con apenas mil habitantes-, sus preciosas casas son el acompañamiento ideal de su famosa abadía, un magnífico monasterio barroco que data del siglo X, Sus elaboradas decoraciones interiores y su impresionante iglesia atraen a visitantes de todo el mundo. La cercana Wildsteig no es menos bucólica: aquí, su castillo completa la perfecta imagen prototípica de escenario alpino de fábula.

Steingaden representa también la esencia del encanto bávaro en un entorno idílico: como guinda del pastel, el pueblecito nos espera con el monasterio de Wies, una joya del estilo rococó declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Y, tras pasar por Halblech y Schwangau, pintorescos pueblos alpinos, es Füssen, la última ciudad de la Ruta Romántica, con su centro medieval, la estampa del castillo de Neuschwanstein electriza el aire.

El castillo de Neuschwanstein, el icono de la Ruta Romántica

Si hay un castillo de cuento de hadas en el mundo ese es, sin duda, el castillo de Neuschwanstein. Esta obra maestra del Romanticismo arquitectónico es el “castillo de cuento” más prototípico: su figura ha inspirado los castillos más famosos del cine y la televisión, y su impacto cultural y su estatus como símbolo de la época romántica lo convierten en un lugar emblemático que atrae a viajeros de todo el mundo. 

 

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Encargado por el rey Luis II de Baviera, el castillo de Neuschwanstein se encuentra en lo alto de una colina, rodeado de un hermoso paisaje alpino. Sus torres puntiagudas, sus muros blancos y su ubicación pintoresca hacen que parezca sacado de un cuento de hadas: es el broche perfecto para este Gran Viaje por la Ruta Romántica.


RUTA ROMÁNTICA: GUÍA PRÁCTICA

 

Un hotel:

REBgut – Die Weinherberge. Rebgutstr. 80, 97922 Lauda-Königshofen. A los pies de una colina con viñedos, el Rebgut es un wine-hotel contemporáneo y de aires minimalistas de lo más recomendable. En su elegante restaurante de alta cocina contemporánea, tanto visitantes como huéspedes y comensales pueden realizar excelentes catas guiadas de vinos de la región e internacionales. Además, se pueden visitar sus viñedos.
Más info: www.rebgut.de/de 

Restaurantes:

Bürgerspital-Weinstuben. 
Theaterstr. 19, Wurzburgo. Uno de los restaurantes tradicionales más populares de la región. La familia Wiesenegg lo opera desde 1863 y en esta ubicación coexisten dos establecimientos, uno más contemporáneo y el otro, tradicional, que mantiene la carta y decoración de antaño. En su carta de vinos, muchas referencias elaboradas en sus propios viñedos.
Más info: https://www.buergerspital-weinstuben.de/weinstuben/

Alter Keller. Alter Keller, 8, Rothenburg. Restaurante tradicional bávaro en el corazón del centro histórico de Rothenburg. Carta contundente, amplias raciones y cerveza de la casa: inmejorable para saborear a tope la gastronomía más típica.
Más info: https://www.rothenburg-restaurant.de/

Para llenar la maleta de delicatessen

Paradeiser.
 Kapellengasse 15, Wertheim. Productos tradicionales de la region: embutidos, carnes, conservas, repostería, vinos y cervezas, platos preparados…

Para reponer fuerzas

Café Käferlein
. Marktplatz 3, Harburg. Tartas exquisitas realizadas por la dueña del establecimiento, que lleva más de seis décadas al frente del negocio.

Una cerveza fría (o varias)

Riegele WirtsHaus. Frölichstraße 26, Augsburgo. Perteneciente a la cervecera Riegele Brauerei – BrauWelt y regentado por la misma familia desde hace 28 generaciones, Con más de 400 plazas, es uno de los biergarten más grandes de la ciudad imperial. En el restaurante, gastronomía tradicional bávara y toda la cerveza que se pueda imaginar. Siempre, muy animado. Más info: 
https://www.riegele.de/en

La primera copa (de muchas)

MUCHO AMOR. Kapellenpl. 5, Rothenburg. Una parada imprescindible en Rothenburg es el fantástico bar MUCHO AMOR. Su propietario Simon Kistenfeger, con su carta de cócteles de autor -y “mucho amor”-, ha convertido a su coctelería en un must de la ciudad, un punto de encuentro para locales y un oasis -entre tanta cerveza y schäufele- para los numerosos viajeros que viajan a Rothenburg.
Más info: Instagram 
Lee la entrevista completa con Simon Kistenfeger en este enlace. 

 

TU GRAN VIAJE A LA RUTA ROMÁNTICA