Un rincón medieval en el corazón de Cataluña rodeado de montañas ha conquistado al mundo con su belleza, patrimonio y compromiso ambiental.
Rupit i Pruit, una joya enclavada en el corazón de la comarca de Osona, en la provincia de Barcelona, ha sido reconocido como el pueblo más bonito del mundo por la Organización Mundial del Turismo (OMT). El galardón, que forma parte de la iniciativa Best Tourism Villages, premia cada año a aquellas localidades donde el turismo se convierte en una herramienta de conservación cultural, inclusión social y sostenibilidad ambiental.
Con apenas unos cientos de habitantes y situado a 845 metros de altitud, este pueblo catalán ha enamorado al jurado internacional por su espectacular entorno natural, su arquitectura de piedra perfectamente conservada y su firme apuesta por un modelo turístico respetuoso con el medio ambiente.
Belleza medieval entre montañas
Rupit i Pruit se alza sobre el espacio natural del Collsacabra, rodeado de frondosos bosques, riscos, y un paisaje de postal donde el tiempo parece haberse detenido. La entrada al pueblo se hace cruzando su famoso puente colgante, suspendido sobre el río Rupit, una estructura que ya se ha convertido en símbolo del pueblo.
Las calles empedradas, las casas con balcones floridos y fachadas que superan los cuatro siglos de antigüedad, invitan a perderse sin rumbo. En el corazón del pueblo, la iglesia barroca de Sant Miquel ofrece una de las mejores panorámicas desde su campanario. A pocos metros, la plaza Mayor destaca con su encanto rural.
La gastronomía es otro de los atractivos del pueblo. Restaurantes de cocina casera y tiendas artesanales permiten degustar los sabores auténticos de la comarca: embutidos tradicionales, carnes a la brasa y, cómo no, la famosa coca de la abuela, un dulce típico que no hay que perderse.
Patrimonio que respira historia
Entre los rincones más emblemáticos, destacan el carrer del Fossar, la calle más antigua y pintoresca del municipio, y las ruinas del castillo de Rupit, del siglo XI, que todavía vigilan desde lo alto. También merecen una visita la plaza dels Cavallers, la antigua notaría Soler y los restos del molino de Marandes, testigos de la historia económica local desde el siglo XVII.
No muy lejos, una senda conduce hasta la ermita de Santa Magdalena, escondida entre vegetación, desde donde se contemplan vistas increíbles del valle.
Naturaleza viva y turismo activo
La oferta de Rupit i Pruit no se limita a lo monumental. Este pueblo forma parte de un espacio natural protegido, lo que permite una amplia gama de actividades al aire libre. Entre las rutas más destacadas figuran la del Salto de Sallent, una espectacular cascada de 100 metros de altura, y el recorrido por las Fuentes de Rupit, ideal para descubrir la flora y fauna local.
Los amantes del ciclismo también tienen su lugar en los alrededores, con 17 rutas señalizadas que atraviesan el Collsacabra y conectan con pueblos como Tavertet y el embalse de Sau. Para quienes buscan una experiencia más tranquila, el Bosque de las Rocas Encantadas ofrece un paseo mágico entre formaciones rocosas únicas.
Tradición que se celebra todo el año
La riqueza cultural de Rupit i Pruit, otra de las razones que le ha valido proclamarse como el pueblo más bonito del mundo, se refleja en su calendario festivo que refuerza el vínculo entre la comunidad y sus raíces. Desde el Aplec de Montdois en mayo hasta la Fiesta Mayor en septiembre, pasando por la tradicional misa en Sant Llorenç Dosmuts en agosto y el belén viviente en Navidad en el que participan más de cien vecinos.