La esencia se disfruta en frascos pequeños. Y el Principado de Andorra, con menos de quinientos kilómetros cuadrados, es el ejemplo perfecto de ese aserto: nunca cupieron tantos planes viajeros en tan poco espacio. Y, además, al lado de casa… Lo descubrimos en una estupenda ruta en coche por Andorra en compañía de Logitravel.
Los omnipresentes Pirineos definen la vida y el carácter de Andorra. El pequeño país es referencia mundial por su excelente oferta turística en torno a los deportes de invierno, que se mantiene activa, en gran parte, durante todo el año. En los valles de Andorra están algunas de las mejores estaciones de esquí del mundo, con más de trescientos kilómetros de pistas.
Por eso, hay que marcar como paradas en el navegador de nuestra ruta en coche por Andorra las estaciones de Granvalira -la más grande de Andorra y de los Pirineos, con más de 200 kilómetros de pistas, 64 remontes y telecabinas, que se elevan a los 2.640 metros de altura-, la de Ordino-Arcalís, con 30,5 kilómetros de pistas, y Vallnord-Pal Arinsal, con cerca 100km de pistas.
Ese disfrute de la nieve es aún más especial cuando se vive en familia. Las estaciones de Vallnord y Grandvalira están perfectamente acondicionadas -desde guarderías para bebés y jardines de nieve a pie de pista para niños de tres a ocho años- para que los más pequeños de la casa se lancen a descubrir el universo de la nieve. El Jardín de Nieve de Grau Roig es idóneo para que los más pequeños se inicien en el Freestyle, siempre con seguridad y de la mano de profesionales; y muy divertido es el subirse a un Mushing, trineo tirado por perros huskies. Pero el punto que no puede faltar en nuestro viaje a Andorra en familia es el parque de aventuras Naturlandia, que cada invierno se convierte en un festival de nieve donde los más pequeños de la casa lo pasan mejor que nunca. Con quince kilómetros de pistas, los peques pueden jugar con trineos en el Baby Parc, lanzarse con neumáticos por los toboganes de nieve. Las dos actividades más populares del parque son el Tobotronc, que con más de cinco kilómetros está reconocido como el tobogán alpino más largo del mundo, y el mayor skytrail de Europa, el Airtrekk, un circuito de 10 torres y 13,5 metros de altura.
A la hora de sentarse a la mesa, la gastronomía andorrana conquista al comensal. Fusiona influencias catalanas, aragonesas y francesas y las dota, por lo contundente y lo talentoso, con un carácter único. En la mesa andorrana no faltan setas, truchas de río, carne a la brasa y embutidos. Dos platos típicos para no perderse son el el trinxat de montaña -hecho con patatas, col, tocino y ajos- o la escudella. Y si nuestra ruta en coche por Andorra nos trae hasta aquí durante el mes de enero, no hay que dejar de disfrutar de la Escudellada de Sant Antoni y Sant Sebastià, un evento gastronómico de lo más interesante (¡y sabroso!)
Desde hace siglos encrucijada de caminos, el comercio es otra de las grandes señas de identidad de Andorra. A una política de baja fiscalidad y una increíble oferta de establecimientos comerciales -más de 1.500 comercios que solo cierran cuatro días al año y están abiertos, diariamente, hasta las 22:00- se puede comprar cualquier artículo y un precio increíble: desde marcas internacionales de moda, a cosméticos, joyería, alimentación gourmet, productos electrónicos… Comprar en Andorra es toda una experiencia, pero es aconsejable informarse de la “franquicia aduanera”, que es el límite de cantidad de un artículo que podemos adquirir para llevarnos fuera de Andorra.
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Hay que darse un paseo por Pas de la Casa, especialmente las calles San Jordi y Major, donde está el centro comercial Pyrénées Andorra, por la Avenida Meritxell, en Andorra la Vella, y la Avenida Carlemany en Escaldes-Engordany, donde está un auténtico paraíso para los Grandes Viajeros más foodies, Marquet Gourmeterie, con una amplísima oferta gastro entre la que destaca el Foie gras mi-cuit Marquet, que producen artesanalmente ellos mismos- y una bodega con unos 3000 vinos para elegir y donde descubrir, por ejemplo, el vino local Cim de Cel de Casa Beal.
Andorra es un país pequeño en tamaño pero inmenso en el respeto y valor de sus tradiciones, y tal vez la mejor manera de vivirlo es realizando el itinerario Hábitat Rural, una propuesta que nos permite conocer de primera mano las costumbres y el modo de vida de los andorranos hasta los primeros años del siglo XX. El itinerario está compuesto por tres casas museo -la Casa d’Areny-Plandolit, la Casa Rull y la Casa Cristo-, cada una con sus características sociales diferentes, y en las que se puede visitar todas sus estancias.
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También es imprescindible visitar en Andorra su patrimonio arquitectónico, con más de 40 iglesias y monumentos de estilo románico, repartidos en todo el territorio, y en el que destaca la iglesia de Santa Colomba, de origen prerrománico y con un bellísimo campanario de estilo lombardo; sus murales, que se proyectan en video mapping, pueden contemplarse en el adyacente Espai Columba, donde se exponen junto a otros tesoros de la cultura andorrana.
Y para terminar por todo lo alto esta ruta en coche por Andorra, nada como hacerlo viviendo otra experiencia única: bucear bajo el hielo a más de dos mil metros de altura en el lago de Tristaina, una vivencia imposible de olvidar. Para llegar al lago hay que ascender con raquetas de nieve o esquiando -o, si se prefiere, en helicóptero-, y el bautismo se realiza en uno semi artificial. Durante la inmersión, si el día es soleado, se puede ver los rayos de sol que se cuelga por el hielo e iluminan el fondo de lago. Esta actividad se puede hacer a partir de 14 de años, y para llegar al lago hay que subir en raquetas de nieve, esquiando o en helicóptero lo que hace la aventura aún mayor.
