Brasil es uno de los destinos de viaje más cautivadores. Desde la cuenca del Amazonas, el río más grande del mundo y pulmón de nuestro planeta, a las cataratas de Iguazú, en el sur, y las playas infinitas del litoral atlántico o sus ciudades, auténticas metrópolis repletas de sabor –Sao Paulo, Rio, Salvador, Manaos, Brasilia…-, el coloso americano es un universo en sí mismo, repleto de atractivos viajeros. Su cultura, su música, su gastronomía y, sobre todo, su gente, hacen que viajar a Brasil sea uno de los mejores regalos que puede hacernos la vida.
Y, en un gigante como Brasil, siempre hay tesoros viajeros por descubrir, territorios fuera de las rutas más transitadas que se descubren como auténticos paraísos en los que sentir la emoción del gran viaje. Esa sensación envuelve a los viajeros en Rio Grande do Norte, en el noroeste del país.
Con más de 400 kilómetros de costa, repleta de playas de fina arena blanca, frecuentemente bordeadas por dunas, un clima ideal, y bañada por aguas tan transparentes que parecen sacadas de una postal, una generosa naturaleza, una gastronomía rotunda de sabores y texturas, Rio Grande es una auténtica sorpresa viajera que Logitravel nos propone vivir del mejor modo: con una ruta de once días con vuelos, hoteles y coche de alquiler para que, a nuestro ritmo, dejemos que Rio Grande do Norte llene para siempre nuestra memoria.
El mejor punto de partida de esta ruta por Rio Grande do Norte es Natal, la capital del estado. Probablemente, lo primero que llama la atención al llegar a Natal sea su buen clima. La ciudad presume con orgullo, pero sobre todo, con razón, de su sobrenombre “la ciudad del Sol”: el sol, generoso, la baña más de 300 días al año, y junto con una temperatura anual promedio de 26ºC, regala las sensación de que, en Natal, el verano es eterno. La entrada a la ciudad desde el aeropuerto se realiza a través de uno de sus iconos, el puente Newton Navarro.
Este auténtico prodigio arquitectónico, de unos 1.800 metros de longitud, se sostiene por cables sobre el curso del río Potengi, que desemboca aquí. Precisamente en su desembocadura está el testigo más importante de la historia de la ciudad, la Fortaleza de los Reyes Magos. La construcción, de finales del siglo XVI, marcó el nacimiento de Natal: fue fundada aquí por los portugueses el 25 de diciembre de 1599, en plena Navidad, lo que le dio su nombre. Hoy, estupendamente conservada, la fortaleza nos regala desde sus almenas unas preciosas panorámicas de la ciudad y del océano.
La naturaleza es también protagonista en Natal. El Parque das Dunas nos sorprende con un extenso bosque atlántico lleno de vida silvestre, fusionándose armoniosamente con el paisaje urbano y la cercanía del océano, que nos invita a zambullirnos en las playas de Meio y de los Artistas, unidas entre sí: sus piscinas naturales, formadas por la barrera de coral cercana, son perfectas para disfrutar de una jornada de playa.
Es el turno de explorar los alrededores de Natal en nuestra ruta por Rio Grande do Norte. A solo unos 12 kilómetros del centro de la ciudad en dirección sur: es el Morro do Careca, que con más de 100 metros de altura se eleva sobre la playa de Ponta Negra, donde no faltan bares y restaurantes en los que degustar la gastronomía tradicional, surtida aquí con pescados y mariscos recién capturados: el bobó de camarão -un plato de cuchara elaborado con gambas frescas y un puré de yuca-, y las caranguejadas -cangrejos cocinados con un caldo que lleva leche de coco-, son dos manjares que no hay que dejar de degustar.
Ponemos rumbo norte en nuestra ruta en coche por Rio Grande do Norte. Pasado Natal, a unos 55 kilómetros, el municipio de Maxaranguape nos espera con un litoral espectacular, gran parte del cual está protegido y donde reclama nuestra atención el cabo de San Roque, el punto continental de la costa brasileña más cercano al continente africano, y que fue el punto de partida de la primera exploración detallada de la costa brasileña, realizada por André Gonçalves y Américo Vespucio. Las vistas desde lo alto del faro, sobre la playa de Muriú y los acantilados, se pierden en la inmensidad del océano.
Muy cerca están los Parrachos de Maracajaú, un verdadero paraíso submarino, donde los corales vibran de vida y los peces de colores crean un espectáculo que parece sacado de un sueño. Para vivir esta experiencia, basta con embarcarse en una de las lanchas que llevan a los viajeros hasta plataformas flotantes, situadas a seis kilómetros de la costa, justo donde comienza la majestuosa barrera de coral. Muy cerca, en Zumbí, está la desembocadura del río Punaú, un inmenso arenal repleto de manglares, lagunas y piscinas naturales, formadas por arrecifes de coral. Un paraje natural tan bello e imponente que es uno de los mayores tesoros naturales de Rio Grande do Norte.

La siguiente etapa de nuestra ruta tiene como destino São Miguel do Gostoso, famoso por sus playas, ideales para la práctica de los deportes náuticos. La de Tourinhos, con su duna petrificada y sus acantilados, nos da la bienvenida a la localidad, donde se respira surf por los cuatro costados: viajeros de todo el mundo, multitud de establecimientos de artículos deportivos, academias de surf y bares tematizados.
Y es que São Miguel do Gostoso es una de las mecas mundiales del windsurf y el kitesurf, gracias a unas condiciones climáticas perfectas para la práctica de estos deportes náuticos y playas como la de Ponta de Santo Cristo, la de Sete Coqueiros o la de Cardeiro.
Salinas, dunas y extensos arenales dan forma a la península de Galinhos, otro de los grandes atractivos de esta ruta por Rio Grande do Norte, y siguiente parada de ella. Las lagunas de Dunas do Capim son ideales para bañarse y para practicar kitesurf. Otro plan para disfrutar en Galinhos es acercarse en “burro taxi” a la Ponta do Farol, donde también nos esperan bucólicas piscinas naturales.
El faro de Galinhos, en la punta más occidental de la península, se ha convertido en su monumento más popular por su pequeña inclinación, debido a un error en su construcción, en los años Treinta del siglo pasado
Y no podemos perdernos el gran atractivo de la zona, la localidad de Guamaré, muy cerca de Galinhos y a la que se puede acceder directamente en ferry -en cuya travesía se contemplan numerosos bancos de arena con fauna autóctona- o, si en coche, tomando otro ferry hasta Pratagil y, desde allí, por carretera hasta Guamaré, uno de los destinos naturales más bellos del estado.
Rodeado por los ríos Aratuá y Miassaba, son numerosas sus dunas, salinas y playas, ideales para practicar deportes acuáticos como kitesurf y windsurf, mientras que los recorridos en buggy por las dunas y en canoa por los manglares ofrecen experiencias como explorar las “gamboas“, pasajes ocultos en la vegetación, acompañados de numerosa fauna autóctona, o navegar por el imponente puerto de Petrobras, la compañía nacional petrolera, cuyas imponentes grúas y bombas dan forma a lo que se conoce como la “Cueva de los Murciélagos Gigantes”. Una fusión de naturaleza y modernidad que es una experiencia de recuerdo tan imperecedero como todas las que podemos vivir en esta ruta por Rio Grande do Norte de Logitravel.