Capital de tres imperios y entre dos continentes Estambul es, por eso y mucho más, una de las urbes más apasionantes del mundo.
Estambul es un hervidero de vida que rebosa por los costados de su mapa urbano, Estambul tiene los dos pies puestos en muchos lugares a la vez: Europa y Asia, pasado y futuro, tradición y modernidad. Poliédrica y seductora, resulta imposible encerrar su espíritu; pero, en cambio, a Estambul sí le resulta posible el aferrarse para siempre dentro de nosotros con cuatro pinceladas que nos muestre.
Estambul, capital del mundo
Cuando a mediados del siglo XIX Gustave Flaubert viajó a Estambul predijo que, cien años más tarde, la antigua Constantinopla sería la capital del mundo, tal fue la impresión que le causó su frenesí, su cosmopolitismo, su rotunda arquitectura. Mucho ha cambiado la ciudad desde entonces pero, como sucede a todas las grandes urbes del mundo, también puede decirse que Estambul sigue siendo la misma: ahí siguen las multitudes que se asombran y rezan en la Mezquita de Santa Sofía, los mil y un estímulos para los sentidos escondidos bajo el Gran Bazar, el espectáculo único en el mundo de los seis alminares de la mezquita Azul iluminados por los primeros rayos de sol de la mañana…
El Estambul imprescindible
Las dos orillas del Cuerno de Oro, la bahía a la que se asoma la zona antigua de la ciudad, son el alma de Estambul. Al sur, la vieja Bizancio, capital imperial; al norte, los almacenes y los barrios populares que hoy forman el de Gálata. Los cuatro puntos cardinales de un viajero en la vieja Estambul han permanecido inalterables en los últimos siglos.
Son lugares muy próximos entre sí y que concentran la riqueza monumental de la ciudad: Santa Sofía, el palacio Topkapi, la basílica de Yerebatán y la mezquita azul, que recibe también el nombre de mezquita del Sultán Ahmed. De azarosa historia, la Mezquita azul ha sido víctima de saqueos legendarios, lo que no ha impedido el que conserve su impresionante belleza –más de veinte mil azulejos de cerámica representando tulipanes decoran su interior.
Casi adyacente –un jardín las separa- se encuentra el icono de la ciudad, Santa Sofía, la octava maravilla del mundo antiguo, que encoge al viajero con sus impresionantes medidas –la sala principal mide 70 por 74 metros y su cúpula, más de 30)-, su iluminación ambarina, los medallones y las columnas… por no mencionar –que también- a sus célebres mosaicos, en la segunda planta, entre los que destaca el que presenta al emperador Constantino y a la emperatriz Zoe adorando a Cristo y que se ha convertido en uno de los reclamos turísticos por excelencia de Estambul, reproducido hasta la saciedad en todo tipo de objetos y souvenirs.
Las mejores vistas del Bósforo –y desde luego, las más señoriales- son las que nos esperan en el palacio de Topkapi, centro del imperio otomano durante casi cuatrocientos años y situado entre el Cuerno de Oro y el Mar de Mármara. El complejo palaciego, cerrado por una muralla bizantina, está formado por un conjunto de edificios rodeados por cuatro patios y que se extienden por más de setenta hectáreas y entre los que destacan la Sala de Armas, el Museo Arqueológico, la Sala del Tesoro y el Harén. Por último, la basílica de Yerebatan es el más espectacular de los sesenta depósitos de agua de la ciudad. Más de trescientas columnas de nueve metros sujetan las bóvedas de este depósito, construido al tiempo que Santa Sofía, y que es una auténtica obra maestra de la ingeniería.
De compras en el Gran Bazar
El Gran Bazar, uno de los más grandes del mundo, ocupa una extensión superior a las cinco hectaréas, entre las calles Nuruosmaniye, Mercan y Beyazit. Su fama como uno de los destinos de compras por excelencia del mundo no es nueva: podría decirse que arranca desde su fundación, allá a mediados del siglo XV. Desde entonces, este casi infinito mercado donde durante toda la semana –excepto los domingos- todo se compra y se vende concita cada día a decenas de miles de personas, que adquieren y regatean el precio de cualquier objeto imaginable en sus más de cuatro mil comercios.
Un paseo por Gálata y el Estambul moderno
El Estambul más vitalista aguarda en el distrito de Galata, al norte de la ciudad vieja. Dominado por la torre Galata, herencia de los tiempos de la dominación genovesa, está la avenida Istiklal, una calle peatonal que es la principal vía comercial de Estambul y que desemboca en la plaza Taksim, el corazón de la ciudad, célebre en los últimos años por haber sido escenario de numerosas manifestaciones populares. Al norte de la plaza Taksim, de la que puede decirse que es el centro del Estambul moderno, arranca el distrito de negocios de la ciudad, tomado por grúas e inmensos rascacielos que poco a poco están cambiando el aspecto de una parte de la ciudad especialmente bella: al bullicio típico de la ciudad se le suma una preciosa concentración de edificios art noveau y neoclásicos en las zonas de Kurtulus o o Osmanbey, que caen hasta las orillas del Bósforo, con sus lujosos palacetes. Para descansar de este intenso caminar por Estambul que hemos dado, nada mejor que entregarnos a la práctica de una de las señas definitorias de la ciudad: un baño turco. El Cemberlitas Hamami (Vezirhan Caddesi 8, Cemberlitas) es uno de los mejores, y contrapunto final idóneo para tu gran viaje a Estambul.
El Estambul más cool
La ciudad es escenario habitual de producciones editoriales y rodajes comerciales y cinematográficos: el bosque de rascacielos y grúas que se funde con los minaretes de las mezquitas es el contrapunto ideal al trasiego de embarcaciones que cruzan el estrecho del Bósforo… Escenas cotidianas muy impactantes que son la cara más evidente de que Estambul está de moda y que te está esperando en direcciones como el Gaspar, una antigua y bellísima imprenta reconvertida hoy en el restaurante de moda (Müeyyeyzade Mahallesi, Arapoğlan Sokak, 6) donde, además, la fiesta no termina hasta muy entrada la madrugada, o en el muy vanguardista y sorprendente hotel Mama Shelter (Istiklal Caddesi, nº50-54, Beyoglu), diseñado por Phillip Starck en el barrio de Beyoglu.
Una de las terrazas más cool de la ciudad tiene nombre español, Reina (Muallim Naci Caddesi 44), en el distrito de Ortaköy, que además lugar de encuentro del mundo VIP y celebridades internacionales como Jennifer López, Enrique Iglesias o Gisele Bunchen es un excelente restaurante en el que se siven platos de la cocina de Anatolia o de la gastronomía turca moderna fusionada con clásicos mediterráneos, y que, al llegar la medianoche se transforma en una discoteca (probablemente la mejor de la ciudad).
