En la esquina más meridional de Portugal tienes que visitar Lagos. La antigua capital del Algarve reúne la esencia de esta imprescindible región portuguesa.
Lagos es una de sus ciudades con más encanto del Algarve. Y es muy rica en historia: hoy, sus más de 22.000 habitantes y los miles y miles de turistas que la visitan cada año disfrutan de todas las ventajas de una gran ciudad, algo que los conios que la fundaron allá por el año 2.000 antes de Cristo ni siquiera hubieran podido imaginar.
Lagos, una ciudad rica en historia
Tras este pueblo pre-románico, que fundaron el asentamiento que daría en llamarse Laccobriga, cartagineses, romanos, bárbaros, árabes (quienes la amurallaron y dieron el nombre de Zawaia) y los cristianos, que la reconquistaron en 1249, pasaron por Lagos.
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Hoy, la ciudad nos enamora con su dédalo de calles y callejuelas repleto de casas tradicionales de pescadores, comercios de otro tiempo y una buena colección de bares, restaurantes y algún que otro boutique hotel de lo más recomendable, sobre las que proyecta su sombra el campanario de la Igreja de São Sebastião, construida en los siglos XIV y XVI, y que es la mayor altura de la ciudad antigua.
Lagos, la antigua capital del Algarve
Lagos enamora, sí, y lo lleva haciendo desde que el rey Sebastián la convirtió en la capital del Algarve a mediados del siglo XVI, haciendo de ella uno de los puertos más importantes del Imperio portugués. La ciudad, entonces, comenzó a vivir un periodo de prosperidad que terminó cuando el terremoto de Lisboa la arrasó en 1755.
Esta prosperidad estuvo basada en el comercio con las colonias del Imperio Portugués, la construcción de carabelas y el tráfico de esclavos. Un horror que, hoy, se estudia y documenta en uno de las paradas imprescindibles en toda visita a Lagos: el Antigo Mercado De Escravos (Rua da Graça e Praça Infante D. Henrique), un edificio de mediados del siglo XV (cuando llegan los primeros esclavos procedentes de África) bajo cuyos soportales se traficaba con ellos y que, además, fue utilizado como aduana, cuartel y prisión militar y el en que hoy una exposición permanente ubicada en las dos plantas del edificio (la superior, con entrada diferente), nos descubre las penurias e indignidades de ese comercio.
Así, la historia pespuntea el entramado medieval de Lagos, definido por esas murallas, que la protegían de los invasores -ya fueran tropas extranjeras o piratas- y que cercaban toda la ciudad. Las murallas se erigieron en los reinados de Manuel I, João III y Filipe I.
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Su estado de conservación es muy bueno: sus torreones y puertas (de Santa Maria, de la Plaza de Armas, Conceição, Alcaria o de las Freiras, Puerta de los Quartos, de Santo Amaro o de Paiol, de São Francisco y Torre de Trem) son el mejor testigo de aquellos años, y además de te regalan buenas vistas panorámicas de la ciudad.
Pero, si esos invasores querían tomar la ciudad, tenían además que salvar la resistencia del Fortaleza de Nuestra Señora de la Penha de França, a la que todos conocen como el Fuerte de la Ponta da Bandeira, y que fue construido a finales del siglo XVII. Hoy, en su interior se conserva una capilla y azulejos de finales del siglo XVIII, y sus salas acogen exposiciones y, cada medianoche del 29 de agosto, una de las fiestas más populares de la ciudad, el Baño 29, una antiquísima tradición por la cual los habitantes de Lagos se bañaban a esa hora para purificarse y que se ha conservado hasta hoy, enriquecida con actuaciones musicales y eventos gastronómicos.
Enfrente del Antigo Mercado de Escravos está la bellísima iglesia de San Antonio, de 1715, y cuyo interior es lo más instagrameable que te puedas imaginar: ¡está recubierto de oro y azulejos! Puro delirio barroco portugués que hace del templo uno de los más bellos de todo Portugal. Anexo a la iglesia está el Museu Municipal Dr. José Formosinho (Rua General Alberto da Silveira, 8600), con su pórtico de entrada renacentista originario de la Iglesia del Compromisso Marítimo, y donde hay una colección permanente ideal para que traces un viaje por la historia de la ciudad: piezas del Neolítico, luso-ibéricas, romanas y árabes; arte sacro: documentos de la historia de Lagos, como su Fuero; numismática, minerales…
Lagos way of life
Que Lagos, desde siempre, mira al mar, es evidente desde los tiempos de los grandes navegantes portugueses –el infante Don Henrique, Gil Heanes– lanzaron sus expediciones desde Lagos para demostrar que el mundo no se acababa donde decían los mapas y que convirtieron al portugués en la lingua franca de los marinos.
Hoy, ese ADN marino está presente en las decenas de barcas de pescadores que faenan a ojos vista desde Lagos, en la imponente Marina -una de las más espectaculares de la península Ibérica- donde están atracados centenares de yates y, desde luego, en la infinita tentación que supone pasearse por sus calles a la hora de la comida o de la cena y dejarse mecer los sentidos por los manjares que nos llaman desde bares y restaurantes: pescados y mariscos que llegarán a tu mesa más que frescos, excelentemente preparados, en raciones inmensas y con precios contenidos.
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Las playas de Lagos
Pero, claro, estamos en el Algarve, y eso quiere decir, sobre todo, una cosa: ¡playas! Las de Lagos son, simplemente, excepcionales. En el este de la ciudad está la ya mencionada Meia Praia, un arenal de casi cinco kilómetros que termina en la ría de Alvor. Hacia el oeste, una sucesión de pequeños arenales, accesibles desde en centro de Lagos, salpican el litoral de la ciudad: playas de Batata, Pinhão, Dona Ana y Camilo, Canavial, Porto de Mós y Praia da Luz y, sobre todo, la Ponta da Piedade, la más conocida y, también, uno de los lugares más populares de todo el Algarve.
La ponta es una impresionante formación rocosa con formas recortadas y grutas excavadas que puedes contemplar bien desde tierra firme o bien tomando cualquiera de la multitud de excursiones guiadas en barco que varan ante ella. Una panorámica ideal con la que cerrar tu Stories de esta escapada a Lagos.
GUÍA PRÁCTICA DE LAGOS
Restaurantes recomendados. Dónde comer en Lagos
Tal vez el más tradicional de los muy numerosos restaurantes de lagos especializados en pescados y mariscos sea el Adega da Marina (Av. dos Descobrimentos, 35), la típica bodega portuguesa de mesas corridas y ante cuya puerta, siempre, hay una cola de gente esperando a deleitarse con los pescados del día (la oferta depende de lo que haya llegado a la lonja) o con clásicos como las almelhas, los langostinos con salsa de ajo o las siempre exquisitas sardinas a la brasa. Y si lo que quieres es darte un homenaje gastronómico con lo más típico de la cocina portuguesa tu sitio es, sin duda, Real Portuguese Cuisine (rua Infante de Sagres, 38-40). Si alguna vez te has preguntado cómo podría saber el mejor bacalao o la cataplana más impresionante que hubieras comido en tu vida, bien, aquí vas a obtener la respuesta: pidas lo que pidas, será, simplemente, espectacular.
Hoteles recomendados. Dónde dormir en Lagos
A la hora de descansar, la oferta de Lagos es amplísima. Hoteles, apartamentos, villas… Nosotros nos quedamos con dos lugares que, seguro, te gustarán mucho. El Tivoli Lagos Algarve Hotel, con sus interiores, de inspiración árabe, de la aclamada diseñadora de interiores Sofía Sardo, y está asomado a la playa de Meia Praia, un inmenso arenal en el que ondea la Bandera Azul y en el que siempre, siempre, vas a encontrar sitio para tu sombrilla, es una opción ideal para disfrutar de unos días de relax.
Casa Mãe (rua do Jogo Da Bola, 41). Su fundadora, Veronique Polaert, es una ex-ejecutiva de Morgan Stanley que se enamoró de Lagos y del edificio de finales del XIX que adquirió, reformó y desde 2016, es su hotel de 30 habitaciones, decoradas con muebles vintage traídos de todo Portugal, y que está repleto de encanto y detalles hechos a medida del hotel: suelos de terracota, óleos decorando las estancias… Una auténtica maravilla.
