Frente al majestuoso castillo medieval de la localidad castellano-manchega de Molina de Aragón, acaba de abrir sus puertas el nuevo Parador de Turismo, un edificio del siglo XXI con alma medieval que mezcla innovación arquitectónica, respeto por el entorno y homenaje a la memoria colectiva.
Ubicado en la zona alta de la histórica localidad guadalajareña de Molina de Aragón, el nuevo Parador de Turismo se convierte en el número 98 de la red nacional y el noveno en Castilla-La Mancha. Se trata de una construcción de nueva planta, que se integra de forma armónica con el paisaje y con la fisonomía tradicional molinesa, gracias al uso de materiales como la piedra, el acero corten y el vidrio. Sus grandes ventanales no solo inundan de luz natural el edificio, sino que regalan vistas privilegiadas al castillo, el segundo recinto amurallado medieval más grande de España.
El Parador se convierte en el símbolo de renovación para una comarca marcada por el devastador incendio forestal de 2005, que calcinó más de 13.000 hectáreas en el Señorío de Molina. El proyecto, concebido hace casi dos décadas como parte de las acciones para la recuperación socioeconómica del área, se ha materializado con una inversión superior a los 22 millones de euros, convirtiéndose en una referencia de turismo sostenible, memoria histórica y desarrollo cultural.
Distribuido en tres plantas, el Parador de Molina de Aragón cuenta con 24 habitaciones —22 estándar y dos suites con salón—, todas con espectaculares vistas al castillo. Además, dispone de restaurante, cafetería, zona de wellness, aparcamiento y una gran terraza con capacidad para eventos. Destaca su salón polivalente, con aforo para hasta 500 personas, ideal para celebraciones y congresos.
Gastronomía con sabor local
El restaurante del Parador es otro de sus grandes atractivos. En él, los visitantes podrán disfrutar de una carta basada en la cocina tradicional alcarreña con toques de autor. Entre sus platos estrella se encuentran las migas del pastor al aroma de lavanda, la ensalada de trucha ahumada, el morteruelo, los torreznillos y la paletilla de cabrito asada. De postre, no faltan las tradicionales “patas de vaca”, dulce típico de la comarca.
Arte y naturaleza como motor emocional
El Parador de Molina de Aragón acoge también un proyecto artístico que transforma sus espacios interiores en una experiencia artística. La pieza central es una fotografía del artista Eduardo Nave, que retrata uno de los bosques arrasados en 2005, devolviéndolo a su origen como acto de memoria. A esta obra se suman creaciones de artistas como Candela Muniozguren, Santiago Giralda, Rosa Brun, Roger Coll y Santiago Picatoste, que aportan color, texturas y vida a los espacios comunes, dialogando entre tradición, arte contemporáneo y naturaleza.