Del cementerio más famosos de la historia del cine a la cumbre del románico español: esta ruta por la provincia de Burgos lo tiene todo: Pueblos monumentales, patrimonio en cada lugar, parajes naturales esculpidos a cuchillo… y toda la historia imaginable que cabe en las frondosas comarcas burgalesas en las que, hace más de doce siglos, Castilla -y con ella España- echó a andar.
Lerma es la primera parada de esta ruta. La monumental villa, asomada desde un altozano; Aparcaremos nuestro coche a los pies del arco de la Cárcel, la principal puerta de acceso a la villa, y ascenderemos hasta la Plaza Mayor, coronada por el Palacio Ducal, uno de los establecimientos más imponentes de toda la red de Paradores, y en cuyo restaurante se sirve un excelente lechazo.
El pueblo fue cuna de los duques de Lerma, Grandes de España, y uno de ellos, don Francisco de Rojas y Sandoval, fue el hombre de confianza, y plenipotenciario, de Felipe III en los primeros años del siglo XVII. A él debemos gran parte de la riqueza monumental de Lerma, enredada en un dédalo de calles y callejuelas de gran sabor monumental. El Cristo yacente de Gregorio Fernández, guardado en la iglesia del Monasterio de la Ascensión, en la plaza de Santa Clara, es de visita obligada.
Covarrubias, la Cuna de Castilla
Apenas a 23 kilómetros, siguiendo el curso del Arlanza, aguarda Covarrubias, la Cuna de Castilla, que, en el siglo X, fue capital del infantado que, bajo el mando de Fernán González, el primer conde de Castilla, se extendió por gran parte de las provincias actuales de Burgos, Santander, Álava, Logroño y Palencia, y que fue el germen de Castilla.
Calles empedradas, casas artesonadas y recios monumentos civiles y religiosos como la Torre de Doña Urraca, del siglo X, la Casa de Fernán González -que alberga el ayuntamiento- o la colegiata de San Cosme y San Damián, donde está enterrada la princesa Cristina de Noruega, que viajó hasta aquí a mediados del siglo XIII para casarse con el infante Felipe de Castilla y, dice la leyenda, murió de la pena de no tener descendencia. Muy cerca del pueblo, un templo moderno cumple la promesa que le hizo el infante: una capilla consagrada a San Olafo, el patrón de Noruega.
Santo Domingo de Silos, la capilla sixtina de España
Las ruinas del monasterio de San Pedro de Arlanza, que se pueden visitar, aparecen en un recodo bellísimo de la carretera que conduce a Santo Domingo de Silos. La abadía benedictina erigida entre los siglos XI y XII que da nombre al pueblo alberga uno de los mayores tesoros del arte español: las esculturas de los 64 capiteles del claustro bajo (siglos XI y XII), un conjunto de relieves asombrosos compuestos de escenas bíblicas y evangélicas (inolvidable La duda de Santo Tomás).
A apenas unos kilómetros, en el valle del Mirandiila, está el cementerio más famoso de la historia del cine: el de Sad Hill, escenario mítico del desenlace de El bueno, el feo y el malo, la película de Sergio Leone protagonizada por Clint Eastwood. Más de 5.000 tumbas, construidas en apenas 3 días por 250 soldados del ejército español, rodean una plazoleta empedrada en la que los tres protagonistas del filme mantenían un tiroteo que ha traspasado las fronteras del Séptimo Arte para convertirse en un lugar visitado por fans del western procedentes de todo el mundo.
La Yecla, entre paredes de piedra
La siguiente parada es también cinematográfica, en este caso, por su belleza: se trata del desfiladero de La Yecla, en el parque natural Sabinares del Arlanza – La Yecla. En el parque, además de los sabinares más extensos del planeta -con algunos ejemplares con más de dos mil años de edad.
El desfiladero, causado por las aguas del arroyo Cauce, está encerrado entre altas paredes que alcanzan los cien metros de altura y una anchura que, en algunos puntos apenas pasa de los dos metros, lo que le convierten en uno de los más estrechos de España.
Atapuerca, el origen de todo
Se podría recorrer durante semanas estas tierras de Burgos, encontrando cada día tesoros, pero pondremos broche final a esta escapada buscando otro origen: en este caso, el de la especie humana. Y esa búsqueda nos lleva a los yacimientos de la sierra de Atapuerca, declarados Patrimonio de la Humanidad.

Las visitas guiadas por arqueólogos transcurren por un paso artificial de roca caliza, la Trinchera del Ferrocarril, donde se encuentran los tres yacimientos visitables: la Sima del Elefante, el Complejo Galería y la Gran Dolina, donde se han descubierto los restos de fósiles humanos más antiguos de Europa. Y es que Burgos está en el origen de todo.