Texto y fotos: Marcos Keschelis Herrera

Viajar en familia siempre es una aventura. Pero cuando esa aventura recorre California de norte a sur —con paradas en parques naturales, ciudades legendarias y un sinfín de rincones deliciosos— se convierte en algo inolvidable. Durante 15 días recorrimos algunas de las rutas más emblemáticas de California: desde los desiertos del interior hasta las curvas de la costa del Pacífico, pasando por bosques de secuoyas, grandes ciudades y playas infinitas. Este blog es nuestro diario de viaje, donde compartimos los paisajes que más nos impactaron, los lugares que descubrimos en familia y las experiencias que se nos quedarán grabadas para siempre.

Día 1-3: Las Vegas y el Gran Cañón: luces, desierto y sabores clásicos

Empezamos nuestro viaje en Las Vegas, donde nos alojamos en el hotel Mandalay Bay, una opción excelente para familias con su amplia piscina y vistas a la ciudad. Lo que más disfrutamos fue recorrer otros hoteles como el Venetian, el Bellagio o el Caesars Palace: cada uno con una decoración temática espectacular que nos hizo sentir como si estuviéramos viajando por el mundo. También recomendamos asistir a algún espectáculo en Las Vegas: hay opciones para todos los gustos y edades. Nosotros elegimos el Michael Jackson ONE by Cirque du Soleil, un espectáculo visualmente impresionante, con música enérgica y una puesta en escena que encantó tanto a adultos como a niños.

Pero la verdadera sorpresa llegó en la ruta hacia el Gran Cañón. Como es un viaje en coche de 5 horas decidimos parar en Mr. D’z Route 66 Diner (Kingman), un lugar que parece congelado en los años 50. Entre neones y rock ‘n roll, pedimos hamburguesas con papas fritas crujientes y un batido de vainilla que fue directo al corazón.

 

 

Dormimos en el Yavapai Lodge, dentro del parque, lo que nos permitió madrugar y aprovechar al máximo nuestra visita. El primer día hicimos la clásica experiencia “above the rim”, disfrutando de las impresionantes vistas desde lo alto del cañón. Al día siguiente, nos animamos con la ruta “below the rim”, bajando por uno de los senderos hasta adentrarnos en el cañón. Hay que tener en cuenta que bajar es solo la mitad del camino: la vuelta es exigente, ya que hay que subir todo lo descendido. Por eso recomendamos llevar mucha agua, calzado cómodo y planificar con tiempo suficiente.

Día 4-6: Yosemite y el bosque de secuoyas: aire puro y cocina reconfortante

Como siguiente parada estuvimos en Yosemite, que ofrece una perspectiva muy diferente al Gran Cañón: en lugar de formaciones de roca rojiza, el paisaje está dominado por enormes árboles, cascadas imponentes y valles frondosos. Nos alojamos en el Tenaya Lodge, al borde del parque, y nos sentimos como en una película de montaña. Durante nuestra estancia exploramos algunos de los paisajes más emblemáticos del parque: caminamos entre las secuoyas gigantes de Mariposa Grove, contemplamos la fuerza del agua en las Lower Yosemite Falls, y disfrutamos de vistas panorámicas del majestuoso El Capitán desde diferentes miradores. También hicimos una excursión hasta Mirror Lake, donde el reflejo de las montañas en el agua nos dejó sin palabras.

 

 

Alojarse cerca del parque, como en el Tenaya Lodge, permite vivir la experiencia completa: acceso fácil a las rutas más conocidas y todas las comodidades de un hotel de montaña, ideal para familias que quieren aprovechar cada minuto en plena naturaleza. El lodge también ofrecía s’mores por la noche junto a la fogata: una experiencia dulce bajo las estrellas que encantó a toda la familia.

 

 

 

Día 7-9: San Francisco: tranvías, neblina y pan de masa madre

San Francisco nos recibió con su mítica neblina y un aroma irresistible a pan recién horneado. En Boudin Bakery, junto a Fisherman’s Wharf, no probamos la famosa clam chowder, pero el pan de masa madre en general nos pareció excelente: recién horneado, con buen sabor y perfecto para el clima fresco.
La visita a Alcatraz fue una de las más impactantes del viaje: recorrer la antigua prisión en la isla, escuchar los relatos de los presos y ver las celdas reales nos dejó una impresión muy fuerte. La historia del lugar es fascinante y se vuelve aún más actual al saber que Trump ha declarado públicamente su intención de reabrirla como prisión. Después de esa experiencia, recorrimos Lombard Street, nos montamos en el famoso cable car y terminamos la tarde en Ghirardelli Square con un batido de vainilla para los chicos y un helado para los mayores.

 

 

Para los amantes de la música tenemos una recomendación especial: casi todos los lunes al mediodía, el legendario Bobby McFerrin, ganador de 12 premios Grammy, organiza una sesión abierta en el teatro Freight & Salvage Coffee House en Berkeley. Puedes subir al escenario y cantar junto a él, o simplemente participar desde tu asiento. Es una experiencia íntima, auténtica y profundamente inspiradora para cualquier amante del ritmo, la voz y la improvisación.

Día 10: Monterey: océano, acuario y pescado fresco

En Monterey visitamos el Monterey Bay Aquarium, sin duda uno de los mejores acuarios que hemos visto. Tiene secciones tanto interiores como exteriores, con exhibiciones interactivas que resultan muy educativas para todas las edades. Destacan especialmente los tanques gigantes, las medusas y la zona táctil para niños. Es una experiencia visual y didáctica perfecta para disfrutar en familia. Además, en los alrededores hay opciones gastronómicas interesantes, como el restaurante mexicano Peppers Mexicali Café, donde cenamos y nos sorprendió la calidad de los platos y el ambiente relajado. Lamentablemente, el cielo nublado nos impidió disfrutar de la famosa puesta de sol. Pero si el clima lo permite, es 100% recomendable quedarse para verla: dicen que es una de las más bellas de la costa californiana.

Día 11: Santa Bárbara, pausa junto al mar

Santa Bárbara fue una parada agradable en el camino, aunque no imprescindible. Si tienes tiempo suficiente en tu ruta, merece la pena por su ambiente relajado, el paseo marítimo y las vistas del Pacífico. Uno de los momentos más agradables fue la comida en Brophy Bros., un restaurante familiar con un ambiente espectacular, ubicado en el segundo piso de un edificio con vistas directas al puerto. Desde la terraza se disfruta del paisaje costero y del ir y venir de los barcos mientras se degusta pescado fresco preparado con un toque cajún que nos encantó. Aunque Santa Bárbara puede ser una parada prescindible si tienes poco tiempo, si puedes dedicarle unas horas, su paisaje y tranquilidad junto al mar bien valen la pena.

Día 12-14: Los Ángeles: bicis por la costa y estrellas en el suelo

En Los Ángeles, además de recorrer Hollywood y Venice Beach —donde alquilamos bicicletas y recorrimos todo el paseo hasta Santa Monica disfrutando del ambiente bohemio y de los artistas callejeros—, también exploramos el Paseo de la Fama, vimos el Teatro Chino y nos detuvimos en Rodeo Drive para sentir un poco del glamour de Beverly Hills.

 

 

Aunque solo fuimos de paso, pasear por Rodeo Drive y ver los escaparates de lujo es una experiencia muy curiosa, incluso con niños. una de las mejores comidas la tuvimos en Yang Chow Restaurant, en Chinatown: no hay palabras para describir lo increíbles que estaban sus gambas estilo “slippery shrimp” y el arroz frito. Un festín chino-americano que sorprendió a todos. Y para el postre, fuimos a Aurora Bakery en Koreatown, donde los limones en el escaparate resultaron ser pequeñas tartas rellenas de crema de limón. Un toque dulce, original y delicioso que nos dejó con ganas de más.

 

 

Día 15: Despedida con sabor local

Nuestro último desayuno fue en Poppy + Rose, en el Distrito de la Moda de Los Ángeles: galletas caseras con gravy, huevos con jalapeños y un café fuerte para la despedida. Aunque queríamos aprovechar para hacer compras de última hora en el Fashion District, fue una decepción. Nos esperábamos tiendas de marcas conocidas como Nike o Levi’s, pero encontramos sobre todo puestos informales con ropa genérica, muchos sin precios visibles y con una experiencia más parecida a un mercado callejero poco apetecible que a un centro de compras.

¿Vale la pena hacer este road trip con niños? Sin duda, sí. California es un destino excepcional para un viaje en familia: combina grandes paisajes, parques naturales únicos, ciudades con carácter y muchas posibilidades de aventura en la carretera. La diversidad de escenarios, desde los desiertos del interior hasta las playas del Pacífico, permite vivir experiencias muy distintas en pocos días. Si te gusta conducir y descubrir lugares a tu ritmo, esta ruta te ofrece momentos inolvidables tanto para adultos como para niños.

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