Conocer varios destinos en poco tiempo mientras disfrutas de la navegación es otra manera de concebir Tu Gran Viaje. En este caso, con el crucero por el Mediterráneo Celestyal Crystal, el espíritu de aventura no está reñido con llevar la casa a cuestas. De telón de fondo, el Mediterráneo y el Egeo. Un auténtico Gran Viaje.
Este crucero por el Mediterráneo comienza con el reto de visitar tres continentes –Europa, Asía y África- y cinco países, sin estrés, sin marearte y rentabilizando el tiempo sabiendo que, de una tacada, pones la pica restando de la lista más destinos en el mapa. Así que este barco griego, el estupendo Celestyal Crystal, partiendo del puerto de El Pireo, en Grecia, comienza su itinerario con un recorrido de norte a sur, rumbo a Alejandría, fondeando en los puertos de Port Said (Egipto), continuando hasta Ashdod (Israel), subiendo hasta el puerto de Limassol (Chipre), alcanzando la isla griega de Rodas, siguiendo hasta Kusadasi, (Turquía) y completando el circulo de regreso a Grecia.
La tematización, diferencia y evolución del sector del crucero demuestra que cada uno es un mundo y que los hay para todas las edades, gustos y hobbies. Y este crucero de Celestyal Cruises es un híbrido para quienes les gusta viajar y para cruceristas. Al viajar en crucero es cuando realmente se entiende otro concepto de viaje, dentro de sus mil caras: el placer de navegar en sí mismo, la cercanía de la tripulación y, desde luego, disfrutar de su mayor grandeza: la filosofía de esta naviera, que navega entre culturas con rutas que combinan lugares emblemáticos con otras alhajas menos conocidas del Mediterráneo Oriental.
Detox neuronal y digital
El detox neuronal comienza en el momento que uno mira por la borda. El horizonte del mar a barlovento y el viento en la cara desde la proa en la cubierta, permite entrar en contacto con tus pensamientos. Los momentos de reflexión sirven además para dar un paso atrás y mirar con cobertura, pero con el móvil apagado. Dejar la mente en blanco es uno de los lujos. Esta es, sin duda, una de las ventajas de viajar de este modo. Desgranas un conjunto de reflexiones donde el minuto de sesenta segundos cobra un nuevo sentido. El crucero por el Mediterráneo en que me embarqué para realizar este recorrido, el Celestyal Crystal, es de tamaño mediano y capacidad para 1.200 pasajeros, sorprende por entrar en puertos de las islas más pequeñas de Grecia y Turquía donde otras navieras no llegan.
En una navegación de 33 horas puedes disfrutar de paseos por las terrazas, de cielos de estrellas en la noche mientras recorres el barco, del laberinto de sus opciones de ocio -restaurantes elegantes o informales; bares y salones; spa y salas de fitness…-; y sabiendo que en ese momento estas rodeado de agua, gozas aún más por percatarte de esta otra opción de viaje. Porque el llevar la casa a cuestas no está reñido con la aventura una vez que el buque llega al primer desembarco.
Escala en Egipto
El Celestyal Crystal fondea en Port Said, que nos recibe con 25 grados en pleno invierno. Estamos en Alejandría, la capital del Antiguo Imperio Grecorromano (no hay que olvidar que con Cleopatra Egipto perdió la independencia y se sometieron a los romanos). Hoy, el país tiene 104 millones de habitantes y un 96% de su territorio es desierto, pero el Nilo, con su cauce de 6.200 kilómetros, desemboca en el Mediterráneo repleto de historias de nómadas y beduinos, que viven desde hace siglos con sus costumbres ancestrales.
Te pierdes y disfrutas. Y a solo dos horas por carretera nos recibe El Cairo, donde espera la época de gloria de faraones y tesoros: las Pirámides. En todo Egipto hay 114, pero las importantes son las célebres Keops, Kefren y Mikerinos, ubicadas en el valle de Giza. El espectacular complejo mortuorio contempla el paso del tiempo en silencio desde hace siglos, donde la poderosa Esfinge observa a todo el que la mira con una expresión enigmática aún por descubrir.
Hay que tener en cuenta que en el interior de la pirámide de Keops solo se permite el acceso simultáneo de 15 personas, con un máximo de 150 al día. La visita a la pirámide de Keops no es recomendada para personas que sufran claustrofobia o tengan un problema de espalda o rodillas, porque el pasillo es oscuro y bajo, por lo que los visitantes tienen que agacharse y doblar las rodillas durante gran parte del recorrido. La cámara principal está totalmente vacía, el interior es oscuro y hay mucha humedad: pura magia… tras la excursión a Keops, y con los conceptos aprendidos, seguimos la ruta…
A bordo, el ambiente es acogedor. La tripulación hispanoparlante del Celestyal Crystal, de origen cubano y filipino, reconocida como una de las más hospitalarias a nivel mundial, lo demuestra con un agradable trato familiar y hace que salgas del barco aprendiendo a bailar sirtaki y algunas palabras en griego, y que participes en actividades gastronómicas y degustaciones de vinos locales.
Escala en Israel
El puerto de Ashdod, 30 kilómetros al sur de Tel Aviv, es nuestra puerta de entrada a Israel. Estamos en Tierra Santa y llegamos a Jerusalén, ciudad de paz, con edificios de piedra calcárea y tono crema cálido, que circundan las bíblicas colinas de Judea a través de la puerta del Valle con el Monte de los Olivos, lugar emblemático con sus 24 Iglesias. En el centro de Jerusalén emerge la Iglesia de Getsemaní, la “Iglesia de todas las naciones”, construida en 1924 sobre unas ruinas bizantinas del siglo V en el lugar donde Jesús fue traicionado por Judas Iscariote cuando le dio el beso, fue capturado por los romanos y condenado. Dentro está entro la roca donde lloró porque sabía que le iban a crucificar. Impresiona contemplarlo junto a las murallas de la Ciudad Vieja…
En la ciudad vieja de Jerusalén confluyen las tres religiones que coinciden en la Iglesia del Santo Sepulcro, donde se ubicaba el antiguo Monte Gólgota, donde Jesús fue crucificado, ungido y sepultado en una gruta. Hoy día todo esto se ve dentro de la Iglesia. En el callejeo emerge la Vía Dolorosa, donde Jesús caminó atado a la cruz y los puntos de sus caídas. En el Barrio judío, el Muro de las lamentaciones invita a escribir un deseo en un papel que doblas e insertas en el muro. A solo veinte minutos en coche está la ciudad palestina de Belén, donde no hay que dejar de visitar la Basílica de la Natividad, donde nació Jesús, y el pesebre. Las compras tradicionales de esta escala son la cruz y botecitos de agua del Jordan, de incienso, y mirra.
De nuevo en el barco, navegar por alta mar crea sensaciones de bienestar y desconexión del mundo exterior. Al sumergirse en el listado de actividades diarias, surge de pronto un nuevo reto: aprender la danza de los velos. Y con la misión de Aladino cumplida, se aproxima un nuevo rumbo.
Escala en Chipre
Llegamos a Limasol, en la parte griego-chipriota de esta isla de 9.251 kilómetros cuadrados, cuya zona norte está ocupada por Turquía desde 1974. La isla se independizó de Gran Bretaña en 1960, por lo que se habla inglés y se conduce por la izquierda. Interminables campos de cítricos llevan a su Fortaleza medieval en la que, según la tradición, Ricardo Corazón de León, que se queda en la isla hasta 1192, se casó con Berenguela de Navarra.
Hay que visitar los imprescindibles de Chipre: el Parque arqueológico de Curium, con el Teatro Greco romano y la casa de Eustolio; el pueblo de Omodos; los montes de Pentadáctilos y Trodos, donde los bosques ascienden a más de 1.900 metros de altura, y la arquitectura tradicional es de piedra caliza de origen volcánico.
La vista está dominada por fértiles valles donde se cultivan frutales y vides de las que nace el vino Commandaria, cuyo origen se remonta al siglo XIII, con la Orden de los Caballeros de Jerusalén.
Escala en Éfeso
El cuarto salto del crucero nos deja en Kusadasi, ya en Turquía, en el corazón del Éfeso. Esta área arqueológica condensa los hallazgos de las excavaciones que se han sacado a la luz -apenas el 13% de la antigua Efeso: el Museo Arqueológico de Efeso en la ciudad de Selcuk, el yacimiento del Ágora, el Odeón, la biblioteca de Celso, la céntrica calle con pavimento de mármol de los Curetes, las termas de Escolástica, La Fuente de Trajano, las letrinas públicas, las viviendas de los Patricios, el Pritaneo,el templo de Adriano y el Gran Teatro construido en el siglo cuarto aC. y que podía albergar a 24000 espectadores.
Escala en Rodas
Tras solo una hora de travesía llegamos a Rodas, Isla griega de 120.000 habitantes donde Hipócrates trabajaba cerca de 200 hierbas de distintas islas griegas para la salud. Hoy día todavía se usan como medicamento la salvia, potente contra el resfriado, o el tomillo, fantástico para la garganta y memoria. Y por cierto: La “granada” es un hito: fruta símbolo de “prosperidad, abundancia y suerte”.
El pueblo de Lindos, a 55km por carretera, es Lugar Patrimonio de la Humanidad, y aquí espera la Acrópolis de Lindos con el antiguo templo de Atenea estilo dórico construido en el 300 a.C. El pueblo es refugio de celebrities en verano por donde han pasado Mick Jagger o el grupo Pink Floyd han sido siempre dos enamorados de este lugar para sus vacaciones en zapatillas. Y fue en una de sus playas donde se rodó “Los cañones de Navarone” protagonizada por el actor mexicano Anthony Quinn, al que le costó un triunfo aprender a bailar el tradicional sirtaki (lo hizo a su estilo).
Fin de trayecto en Atenas
La Acrópolis de Atenas marca el fin del viaje con un objetivo cumplido: un cuaderno de bitácora abarrotado de vivencias, cultura y costumbres locales, de un lujo de países con divertidas actividades a bordo y simpatía de una nueva familia: la tripulación. Momentos para no olvidar. Más información: Celestyalcruises.com
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