Dubai refulge como lo que es: un joyero repleto de piedras preciosas recién excavadas de la arena del desierto y que dejan en el Gran Viajero una huella simplemente imborrable.
Durante siglos, los zocos de los puertos del golfo Pérsico fueron enclaves imprescindibles para el comercio –y el conocimiento- entre Oriente y Occidente, lugares de encuentro de novedades maravillosas y desconocidas que asombraban a quienes las disfrutaban.
Ese espíritu ha pervivido hasta hoy en Dubai como en ningún otro lugar de estas tierras; en esta escala histórica de la Ruta de la Seda, resulta imposible no maravillarse –como hacían los viajeros de la Antigüedad- ante la colección casi infinita de estímulos, entre los que sobresalen -nunca mejor dicho- los rascacielos de Dubai, que se encuentran entre los más altos y vanguardistas del planeta.
Entre ellos reina el casi infinito Burj Khalifa, con sus 829,8 metros, y que en consecuencia ofrece las vistas urbanas más espectaculares que un Gran Viajero puede disfrutar (a tener en cuenta: lo mejor es reservar la entrada al menos con dos semanas de antelación si se quiere contemplar el atardecer desde el mirador. Simplemente, inolvidable).
Arquitectura de otro tiempo
Pero hay más prodigios arquitectónicos en este auténtico Edén ganado al desierto: pistas de esquí cubiertas, islas artificiales como las Palm Islands, marinas espectaculares, o los centros comerciales más grandes y lujosos del mundo.
Y, desde luego, también ante sus zocos, que hoy como entonces seducen con los aromas de cuantas especias hay: cardamomo, nuez moscada, canela y, sobre todo, el za’atar, una especia de un cítrico mezclada con sésamo que solo se elabora en Dubai y que, al estilo de los tulipanes holandeses en el siglo XVII, llegó a ser uno de los bienes más preciados que existían.
Turismo sostenible en Dubai
Las propuestas de turismo sostenible tambien tienen lugar en Dubai. Galopar a lomos de un caballo de pura ráza árabe por los senderos abiertos entre las dunas de los recintos dedicados a ello es una actividad tan típica como agradable; y los amantes de la ornitología se maravillarán ante la contemplación de las más de cuatrocientas especies de aves que pueblan el santuario natural Ras Al Khor.
Y, aunque no pueda parecerlo, el desierto es un ecosistema frágil ante el avance y el desarrollo humano, y de ahí que las autoridades del emirato lo preserven al máximo sin que por ello esté vedado al disfrute de los viajeros. En Dubai se encuentra el primer Parque Nacional Protegido de los Emiratos Árabes Unidos, donde el oryx árabe y las gacelas son las protagonistas de la reserva.
Lujo con mayúsculas en los resorts de Dubai
Allí, en el corazón del parque, en un oasis de palmeras, se encuentra Al Maha, un resort al más puro estilo beduino. Cuarenta y dos suites privadas e independientes decoradas con mobiliario y antigüedades árabes que ofrecen un ambiente único para relajarse contemplando las espectaculares vistas del desierto y la fauna del Parque que se pasea a escasos metros.
Cuenta además con un spa dotado de una selección de los mejores tratamientos holísticos de relajación, salas de masajes privadas, baño de hidroterapia o sala de sauna y vapor, y una excelente gastronomía con lo mejor de las culturas culinarias de Oriente y Occidente.
Todo el refinamiento oriental de Las mil y una noches alcanza su expresión más desatada en el emirato de Dubai, y el One & Only Royal Mirage es el contrapunto ideal, elegante y exclusivo al desenfreno dubaití. Sus tres ambientes distintivos -el Palace, el Arabian Court y el Residence & Spa-, sus piscinas con palmeras, sus habitaciones adornadas con arcos ornamentales de terracota, azulejos y muebles a medida…
Todo en el One & Only Royal Mirage respira exclusividad y, desde luego, un hipnotizante ADN del desierto que seduce por igual a conocidos deportistas radicados en el golfo, estrellas del show business y celebrities de todo el mundo.
