No todo está descubierto en Nueva York -o sí, pero sigue habiendo lugares algo alejados del gran foco que merecen toda la atención. Y eso es evidente al visitar Roosevelt Island, que a apenas cinco minutos de las bulliciosas avenidas de Manhattan, es un remanso de paz al que, además, se puede llegar en un divertido teleférico.




Sin prisa, pero sin pausa, la góndola del teleférico de Roosevelt Island toma altura hasta quedar suspendida sobre el East River. No necesitará mucho tiempo hasta llegar a su destino: una pequeña isla de apenas medio kilómetro cuadrado, situada estratégicamente entre Manhattan y el distrito de Astoria, en Queens, y que pasa casi completamente desapercibida para el turismo que inunda día sí, día también, la Gran Manzana.

 

Visitar Roosevelt Island | Tu Gran Viaje
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Roosevelt Island, historia viva de Nueva York

Quizás sea precisamente por esto por lo que la visita a este rincón neoyorquino sigue siendo mágica y diferente. Cuesta pensar por la calma y la paz que se respira allí que estemos a apenas 10 minutos de Broadway. Si no fuera por el gran puente que la cruza por arriba, incluso parecería que estamos a decenas de kilómetros del ajetreo imparable de la gran ciudad y sus rascacielos, cuya visión es aun más bonita desde la propia isla, especialmente la del Empire State y el edificio de Naciones Unidas.

 

Visitar Roosevelt Island, el secreto mejor guardado de Nueva York | Tu Gran Viaje
Imagen Dan Gold – Unsplash



Pero no solo por las vistas merece la pena visitar Roosevelt Island, ni por su teleférico (que forma parte de la red de transporte público, por lo que basta con la Metrocard para subir en él). Nos encontramos ante la historia viva de Nueva York, un lugar en el que, a pesar de su reducido tamaño, y que se pueda recorrer de una punta a otra en menos de una hora, hay casi de todo.

 

Visitar Roosevelt Island, el secreto mejor guardado de Nueva York | Tu Gran Viaje
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Por ejemplo, la capilla del Buen Pastor, una recoleta iglesia del siglo XIX, de ladrillo rojo y con campanario igualmente pequeño y bonito. O un edificio en ruinas que, sin embargo, acogió durante ese mismo siglo un hospital para enfermos de viruela: el Smallpox Hospital. O la Casa Blackwell, una de las residencias coloniales que siguen intactas tres siglos después.

 

La capilla del Buen Pastor. Visitar Roosevelt Island | Revista Tu Gran Viaje
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Solo por el paseo entre cerezos y con grandes zonas ajardinadas, merece la pena ir a cada uno de los extremos de la isla. Pero en cada uno de ellos también hay sorpresas.

 

 

En el sur, el gran Four Freedoms Park, dedicado a la memoria de Franklin D. Roosevelt y en el que naturaleza, puntos de fuga y arte se confunden, al tiempo que se tienen maravillosas vistas de Manhattan (entrada gratuita).




Al norte, en cambio, es el coqueto faro de Blackwell Island, rematando otro parque (la isla está llena), construido nada menos que por el mismo arquitecto que la catedral de San Patricio.

 

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Y si no nos apetece ir andando, sin problema. Hay autobuses gratuitos que circundan la isla. Los de color rojo, haciendo paradas cada pocos metros; y los blancos, conectando la zona norte con el funicular. De hecho, la parada de este bus se encuentra frente al Octógono, un edificio interesantísimo de planta octogonal, en el número 888 de su calle, y que en su día fue un hospital mental, pero que ahora forma parte de un complejo residencial de lujo.




Además, en el camino encontraremos pequeñas plazas llenas de terrazas y restaurantes en los que probar desde delicias japonesas a italianas, pasando por todo lo que está de moda en Manhattan.

 

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Aunque, si de verdad queremos disfrutar de Roosevelt Island, la mejor idea es hacer un picnic allí, en alguno de los parques de los extremos. Nos parecerá mentira, mientras degustamos un emparedado, que estamos en la Gran Manzana por el silencio que hay en todo momento. Uno que se sublima los domingos, cuando la ciudad sigue adormecida y los turistas, que corren para no hacer cola en los grandes monumentos, ignoran la joya que tienen a unos minutos (incluso más rápido que el funicular, hay también parada de metro en la propia isla, pero no tiene el mismo encanto). Imposible arrepentirse de visitar Roosevelt Island, un rincón de Nueva York que es un secreto viajero que, sin duda, merece ser descubierto.

 

 



Visitar Roosevelt Island: Información práctica

¿Cómo llegar? En funicular desde la Segunda Avenida con la calle 59, a un paso del Queensboro Bridge. También en metro. Ambos, con Metrocard. ¿Dónde comer? En cualquiera de los restaurantes de la plaza en la que está la entrada al metro.




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