Símbolos de poder, orgullo de los lugares que los acogen y lugares imprescindibles en los pasaportes vitales de todos los viajeros: eso son los palacios reales más famosos del mundo.




Palacio –Palatinum– era el nombre de la más elevada de las siete colinas de Roma, y en ella se erguía, imponente e inalcanzable desde las calles de la ciudad, la residencia del emperador. Los romanos sabían que el mostrarse rotundo e inmarcesible es una de las características -y necesidades- del Poder. Papas, reyes, emperadores, magnates… Todos quienes le ostenten en algún momento y de algún modo demuestran que lo ejercen, también, con el techo que les cobija, con su palacio. Nada mejor para someter, agasajar o impresionar a súbditos, amigos y enemigos, y asegurarse un lugar en el futuro, que la mayor construcción que se pueda erigir, palacios reales que eran, ayer, los centros de gravedad sobre los que giraba la vida de los reinos e imperios y, hoy, imanes para el turismo y lección viva de historia para todos. Recorramos el mundo de palacio en palacio.




El Palacio Real de Estocolmo

Estocolmo es una ciudad maravillosa, rica en muchas cosas pero no especialmente en grandes hitos arquitectónicos. Por ello, la satisfacción de encontrarnos en la capital sueca con el Stockholms Slott, el palacio real de Estocolmo, es doble. La residencia oficial de los reyes de Suecia, y el mayor de los palacios reales del país, se erige en Tadsholmen, la “isla de la ciudad”. El palacio está construido con ladrillo, con secciones de las fachadas oeste -que representa al Rey-, sur -que representa a la Nación- y este -que representa a la Reina; la fachada norte representa a la Realeza- cubiertas de piedra arenisca.

 

Los palacios reales más famosos del mundo | Tu Gran Viaje

 

El techo, con una ligera inclinación hacia el interior del palacio, está cubierto de cobre y rodeado por una balaustrada de piedra que se extiende por todo el edificio principal. La fachada del palacio de oeste a este mide 115 metros y, de norte a sur, 120. Estas cuatro fachadas rodean al patio interior. Desde las esquinas del edificio principal, salen cuatro alas hacia el este y el oeste, todas ellas de 48 metros de largo y 16 de ancho con excepción del ala suroeste, que sólo mide 11 metros. Con 609 habitaciones, el palacio Real de Estocolmo es uno de los mayores palacios reales del mundo que sigue en uso con su propósito original.

 

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Palacio de Estocolmo

 

El Palacio de Neuschwanstein

Cuando pensamos en un castillo de cuento de hadas, la imagen que se nos viene a la mente es, sin duda, muy parecida a la que nos encontramos en los riscos bávaros donde se yergue el palacio de Neuschwanstein. El imponente castillo neogótico, uno de los más visitados del mundo, fue mandado edificar en el último tercio del siglo XIX por Luis II. En el emplazamiento hubo que rebajar hasta ocho metros de roca para hacer sitio a los cimientos, y en la construcción se hizo uso de los medios más modernos, tanto técnicos como de los materiales -por ejemplo, los cimientos se hicieron con cemento, la fábrica consta de ladrillos y solamente fue revestida con piedra caliza clara. Los trabajos se prolongaron hasta 1884: Luis II sólo vio su nuevo castillo en obras.

 

palacio de Neuschwanstein. Los palacios reales más famosos del mundo en Tu Gran Viaje
Palacio de Neuschwanstein

 

El Palacio de Windsor

En Inglaterra aguarda el palacio habitado más antiguo y grande del mundo -cinco hectáreas de recinto que siempre, desde el siglo XI, ha sido habitado- y que además es la mejor muestra del gótico perpendicular inglés: el Castillo de Windsor. En Berkshire, a unos cincuenta kilómetros de Londres, la residencia real preferida por la reina Isabel II es una de las construcciones más destacables del país, y una auténtica mezcolanza de estilos: combina las características de una fortificación, un palacio y un pequeño pueblo.




El castillo actual fue creado durante una secuencia de proyectos de construcción por etapas, que culmina con los trabajos de reconstrucción después del incendio de 1992. El castillo tiene esencialmente diseño georgiano y victoriano basado en una estructura medieval, con características góticas reinventadas en un estilo moderno.

 

El Castillo de Windsor. Los castillos reales más famosos de mundo, en Tu Gran Viaje
El Castillo de Windsor

 

El Palacio de Versalles

Pero si hay un palacio icónico, que trasciende su condición para convertirse en el estándar por el que todos son medidos, es sin duda el de Versalles. Símbolo por excelencia del absolutismo francés, tiene su origen en el reinado de Luis XIII, que gustaba de cazar en la pantanosa zona de Versalles, y encargó la construcción de un palacete. Su sucesor, Luis XIV, se encariñó con el lugar y, harto además de vagar por los palacios reales de París sin establecerse definitivamente en ninguno de ellos, decidió transformar el pabellón de caza a lo largo de tres etapas.




En la primera, se edificaron dos alas prolongando las del patio, destinadas a cocinas y cuadras; en la segunda, cuando el monarca decide hacer de Versalles la residencia de la Corte, se diseña una envoltura en forma de larga U, dejando el primitivo palacio como núcleo del nuevo edificio, y el Cour de Marbre, el patio de mármol con losas de colores blanco y negro, se convierte en el núcleo del edificio, agrupándose a su alrededor los aposentos reales. Y en la tercera, la mayor de todas y por la que se triplicó la superficie del palacio, se redecora la fachada al parque y construyen dos alas laterales, dejándonos el imponente palacio de Versalles del que disfrutamos hoy en día.

 

Palacio de Versalles. Los palacios reales más famosos del mundo, en Tu Gran Viaje
Palacio de Versalles

El Palacio de Potala

Junto con Europa, Asia es el continente donde la construcción de palacios reales alcanzó su máximo esplendor. Es el caso del palacio Potala de Lhasa, en el Tibet, la antigua residencia de los Dalai Lama hasta 1959, es la máxima expresión de la arquitectura tibetana y, por ello, Patrimonio de la Humanidad para la UNESCO. Construido con piedra y madera a más de 3700 metros de altitud, en el corazón del Himalaya, mide 400 metros de este a oeste y 350 metros de norte a sur, con paredes de granito en pendiente de 3 metros de espesor, y 5 metros en la base.




El conjunto de diez edificios que lo forman tienen una altura de ciento diez metros, lo que convierten al palacio de Potala en la construcción antigua más elevada de todo el Tibet. En la pared exterior, adornada con un techo y columnas de color dorado, se introdujo hierro fundido para aumentar la resistencia a los terremotos. Al mismo tiempo, con ello se resolvió ingeniosamente el problema de cómo proteger las construcciones antiguas contra los rayos. El palacio ha podido así sobrevivir a varios siglos de catástrofes naturales.

 

Palacio de Potala, en Lhasa. Los palacios reales más famosos del mundo, en Tu Gran Viaje
Palacio de Potala, en Lhasa

 

El palacio de Jal Mahal

Cuando se trata de hablar de palacios reales, India es sinónimo de lujo, de derroches de imaginación y excentricidades sacadas de las páginas de un libro de fábulas que sólo parece tener los marajás de leyenda. Y es que solo en la India podría haber un palacio real sobre el agua: el palacio de Jal Mahal en Jaipur, la capital del Rajastán. Fue construido en arenisca roja a finales del siglo XVIII en medio del lago Sagar, en una de las entradas de la ciudad, y se asoma a nuestro encuentro con sus cuatro de sus cinco plantas sumergidas en las aguas del lago.




Los pabellones tradicionales -chhatris- de en las cuatro esquinas son octogonales y el del techo, rectangular; además, en la terraza, se construyó un jardín con pasajes abovedados. En la última gran renovación, efectuada hace unos años, se emplearon materiales tradicionales ya usados en su construcción y se observó que, sorprendentemente, casi no había filtraciones de agua, a excepción de un poco de humedad, en los pisos por debajo del nivel del agua.

 

Palacio de Jal Mahal en Jaipur. Los palacios reales más famosos del mundo, en Tu Gran Viaje
Palacio de Jal Mahal en Jaipur

 

El Palacio del Maharajá de Jaipur

A pocos kilómetros, en el bullicioso y caótico corazón de Jaipur, se encuentra otra joya del legado palaciego indio: el Palacio de la Ciudad (City Palace) o Palacio del Maharajá, un inmenso recinto con numerosos patios rodeados por diversos edificios, patios y jardines entre los que se encuentra el palacio propiamente dicho, de arquitectura rajasthani y mogol. Mandado construir en el siglo XVIII, en la actualidad una de sus partes -el Chandra Mahal o Palacio de la Luna– está reservado y habitado para la familia real de Rajastán.




Durante muchos años la entrada principal al palacio se encontraba al sur de la muralla que lo rodea, una puerta de tres arcos de piedra blanca que aún se usa en ocasiones solemnes. En el lado norte se abre la Puerta de la Frontera, que fue decorada con dos elefantes de mármol para celebrar en 1931 el nacimiento del maharajá actual. A través de esta puerta se llega a otro patio de proporciones menores donde se encuentra el Divan-i-Khas, una sala de audiencias privadas, construido en arenisca y mármol. Las puertas remachadas de oro son solo el ejemplo más obvio del lujo de cuento al que hacíamos referencia.

 

Palacio de la Ciudad (City Palace) o Palacio del Maharajá de Jaipur. Los palacios reales más famosos del mundo, en Tu Gran Viaje
Palacio de la Ciudad (City Palace) o Palacio del Maharajá de Jaipur

 

El Palacio Imperial de Kokyo

 

Los excesos indios son la antítesis de la arquitectura palaciega japonesa. En Japón, sus palacios son de una belleza arquitectónica bella pero sobria y contenida, muy enraizada en las tradiciones sintoistas y su acendrado sentido del simbolismo. Hoy, los emperadores japoneses residen en el Palacio Imperial de Kokyo, en pleno centro de Tokio. El palacio está rodeado por un foso lleno de agua y terreno arbolado, y en su Jardín Este se encuentra un muro de piedra que data de cuando el Palacio Imperial fue conocido como el Castillo de Edo, entre los siglos XVII y XIX.




En los Jardines del Este, la única zona del recinto accesible al público, nos encontramos con algunas ruinas de la torre principal de aquella época -los jardines se asientan en lo que fueron las defensas interiores del castillo Edo-, que llegó a ser la torre más alta de Japón antes de ser asolada por un fuego y el testigo mudo de la antigua gloria del palacio, que quedó muy destruido tras los bombardeos aliados de la Segunda Guerra Mundial. Hoy, este Palacio Imperial -Kokyo, en japonés-, que abre sus puertas al público solo un día al año, es el lugar preferido para millones de japoneses para dar la bienvenida a la primavera en reuniones y rituales que nos sirven de demostración de que los palacios reales albergan, todavía y de muchas maneras distintas, tal vez no tanto de su poder, pero sí toda su atracción.

 

Palacio Imperial Kokyo, en Tokio, Japón. Los palacios reales más famosos del mundo, en Tu Gran Viaje
Palacio Imperial Kokyo, en Japón