Gran Canaria engancha a cualquier viajero. Antigua tierra de volcanes varada en el mar, la estampa de la isla la forman valles y laderas salpicadas de pueblos tradicionales donde el tiempo parece haberse detenido, y un océano cuyo azul se funde con el cielo y que la acaricia en playas adornadas de dunas… Viajar a Gran Canaria es hacerlo una isla infinita, donde cualquier momento encierra la promesa de convertirse en un recuerdo maravilloso e imborrable, y de tan increíble riqueza natural que la UNESCO la reconoce como Reserva Mundial de la Biosfera.
Por su naturaleza
Volcanes extinguidos y prehistóricos bosques de laurisilva, reliquias de la Era Terciaria, cumbres como el Pico de las Nieves, con 1.949 metros de altitud… La naturaleza, rotunda, define a Gran Canaria, hasta el punto de que casi la mitad de la extensión de la isla está delarada Reserva Mundial de la Biosfera, y alberga nada menos que 33 espacios naturales protegidos.
La mejor manera de descubrir esta increíble riqueza natural es a pie por los Caminos Reales, los senderos históricos herencia de los antiguos canarios, que se extienden por más de 300 kilómetros, y que permiten descubrir parajes tan especiales como el Barranco de La Mina, el Pico de Las Nieves, la Caldera de los Marteles… o a uno de los últimos reductos de la laurisilva de Gran Canaria, en los Tilos de Moya. Además, no te pierdas en el Barranco de Arguineguín, rodeada de palmeras y a la que se llega por una carretera empinada y con curvas, la imponente Presa de Soria, de ciento veinte metros de alto. ¡La panorámica es espectacular!
Por su cultura
En Gran Canaria también podrás disfrutar del turismo cultural. Pásate por el Centro de Arte la Regenta, en el edificio de una antigua fábrica de tabacos, que exhibe exposiciones temporales de artistas consagrados y jóvenes talentos de la isla. Gran Canaria es también sinónimo de arquitectura de vanguardia: el Centro Atlántico de Arte Moderno, de Sáenz de Oiza, el Auditorio Alfredo Kraus (de Tusquets) o la Torre Woermann (de Ábalos y Herreros), son auténticas obras maestras de la arquitectura contemporánea.
En el barrio de Vegueta, el corazón de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, con las esculturas de los perros de la plaza de Santa Ana como lugar ideal para tus selfies, te aguardan la Catedral de Santa Ana (una maravilla gótica y neoclásica, con su famoso Patio de los Naranjos, uno de los escasos claustros de madera que se conservan en España), la Casa de Colón, un edificio del siglo XV que alberga un completo museo sobre el paso del Descubridor por la ciudad en sus viajes a América. El Museo Arqueológico Cueva Pintada de Galdár es otro punto imprescindible de una ruta cultural en cualquier viaje a Gran Canaria. Y, para los amantes de la literatura, nada como recrear el viaje por la isla que, en 1910, realizó Miguel de Unamuno, y que le llevó por Teror, Moya, Cruz de Tejeda y Artenara.
Por su sabor tradicional
Teror, con la Basilica de la Virgen del Pino, la patrona de la isla, es un pueblo con todo el sabor, como lo son Santa Brígida, San Mateo, Arucas, Santa Lucía, San Bartolomé de Tirajana y Tejeda. Parajes de interior a los que se llega por alambicadas carreteras y que conservan el sabor tradicional de antaño en cada detalle de la vida diaria y en los que cualquier restaurante domina a la perfección el gofio y el mojo picón.
Y, asomado al mar, aguarda Arguineguín, un pueblecito de pescadores que atesora también la esencia de Gran Canaria. Está en el municipio de Mogán, uno de los más turísticos de la isla, repleto de acantilados y playas formadas en las desembocaduras de los barrancos. El sabor tradicional de Arguineguín se muestra con toda la fuerza en su puerto, muy activo, rodeado de lugares perfectos para comer, como la Cofradía de Pescadores, en el Muelle Pesquero, famosa por sus caldos de pescado, las lapas sudadas con mojo verde o el pescado de berenjena, auténticas maravillas de la gastronomía gran canaria.
Por sus playas
La colección de playas de Gran Canaria es tan variada como la isla en sí: En los más de 236 kilómetros de litoral de Gran Canaria aguardan cerca de 60 kilómetros de playas, ideales para todos los gustos. Son un imprescindible las calas y playas que adornan el litoral de Mogán -la Playa de Patalavaca, entre Arguineguín y la Playa de la Verga, la de Anfi del Mar, la de Puerto Rico, la playa de Amadores, a la que se llega por un paseo marítimo desde Puerto Rico, y la playa de Tauro. Otras playas que merece la pena visitar son las más recónditas y vírgenes playas de Los Frailes, Medio Almud y Tiritaña, a las que podremos llegar a través de caminos de tierra.
Para amantes de la tranquilidad están las más recogidas del litoral norte de la isla; y para los de la animación, ese punto imprescindible del mapa que es la playa de Las Canteras, una de las más populares playas urbanas del mundo. Y, desde luego, la larga lengua de arena que, desde la famosa Playa del Inglés y bordeando el paraje de las dunas, llega hasta el faro de Maspalomas.
Por sus planes en familia
En Gran Canaria, todo un continente en miniatura, grandes y pequeños pueden soñar despiertos con aventuras en el desierto como en las películas al visitar las dunas de Maspalomas. Y no hay que olvidarse de sus parques temáticos: ahí están Sioux City -un trocito de salvaje Oeste-, Palmitos Park, donde conocer de primera mano un mundo de animales exóticos, el Cocodrilo Park, el parque acuático Aqualand o el Acuario Poema del Mar, que en tres ecosistemas diferentes reúne más de 350 especies ¡Unas vacaciones en Gran Canaria son ideales para todos!
