Al viajar a Costa Rica, solo hay una cosa que asombre al viajero más que su apabullante naturaleza: la magia de su gente. Los ticos, como se conoce cariñosamente a los costarricenses, no solo viven en armonía con su entorno natural sino que, además, llevan en su ADN una forma de ser que convierte a Costa Rica en un destino fácil de descubrir, donde fluyen la armonía y el respeto. Por su riqueza natural pero, sobre todo, por el carácter irrepetible de su pueblo, Costa Rica levanta con el más justificado orgullo la bandera de ser el país de la “Pura Vida”: un lugar que, si no existiera, habría que inventarlo. Por eso, viajar a Costa Rica es una experiencia vital que transforma y que, gracias a Logitravel y sus ofertas de viajes a Costa Rica, podemos sentir en primera persona del mejor modo y al mejor precio.

 

 

Más que un saludo o una frase cliché, Pura Vida es la definición perfecta del modo de vida costarricense. Es una actitud, un estado de ánimo y una manera de ver el mundo. Representa el optimismo, la tranquilidad, la amabilidad y la gratitud por las cosas sencillas, por la naturaleza. Y es precisamente esa filosofía la que transforma a los viajeros: en Costa Rica, el Pura Vida se vive, se respira, se contagia. Cuando viaja a Costa Rica, el gran viajero no solo encuentra paisajes espectaculares, sino una mentalidad abierta, alegre y acogedora que lo invita a ralentizar el ritmo y reconectar con lo esencial.

 

 

El bienestar de las personas, la prioridad de Costa Rica

Costa Rica tomó una decisión histórica en 1948: abolió su ejército. Desde entonces, ha destinado esos recursos a invertir en educación, salud y bienestar social. Gracias a esa sabia decisión, hoy el país cuenta con una sólida red educativa, más de 6.000 escuelas y más de 50 universidades que contribuyen a la formación de una de las sociedades más cultas y preparadas del continente americano. Este enfoque en el desarrollo humano ha creado una comunidad donde la solidaridad, la convivencia pacífica y la inclusión son valores cotidianos. En Costa Rica, cuidar al otro es parte de la identidad nacional, y eso incluye también a sus numerosos visitantes, viajeros que, tras experimentar de primera mano la sincera amabilidad tica, regresan a sus países enamorados del país centroamericano y convertidos en sus mejores “embajadores”.

 

 

 

A lo largo del tiempo, en Costa Rica se han fusionado culturas indígenas, europeas, africanas, asiáticas y latinoamericanas. Este crisol ha dado lugar a una sociedad mestiza, plural y respetuosa con múltiples herencias que hacen aún más especial la experiencia de viajar a Costa Rica. Desde los pueblos originarios como los Bribri, Cabécar o Maleku, hasta comunidades afrodescendientes, chinas, libanesas e italianas, el país tico comparte con los viajeros una riquísima diversidad que se refleja en la gastronomía, las tradiciones, la música, el arte y el modo de vida de cada región.

 

 

Un Gran Viaje en armonía con la naturaleza

En Costa Rica, la sostenibilidad es, ante todo, una manera de vivir. El respeto por el entorno natural es parte indisoluble del modo de vida tico. Por ello, Costa Rica, con un 94% de su energía proveniente de fuentes renovables en 2023 y una cobertura boscosa de más del 58% del territorio, es un referente mundial en conservación medio ambiental, espoleado por la rica biodiversidad que atesora el país: nada menos que más del 6,5% de la fauna y flora mundial.

 

 

 

Una naturaleza rotunda y bella que, gracias a los esfuerzos y compromiso de los ticos, está al alcance de los viajeros. Costa Rica alberga una una de las más completas colecciones de tesoros naturales del mundo, repartida entre el mar Caribe y el océano Pacífico, y cada experiencia conecta con el bienestar, la aventura y la autenticidad. Todo en Costa Rica invita a reconectar con la naturaleza: desde hacer senderismo por el Parque Nacional Corcovado o recorrer las rutas del volcán Arenal, hasta probar sabores locales de productos de kilómetro 0 o participar en ceremonias tradicionales de cacao o café,

 

 

De los puentes colgantes de Monteverde a las playas del bosque del Parque Nacional de Manuel Antonio, sin olvidar esa estampa icónica que es el desove de las tortugas marinas en las playas del Parque Nacional Tortuguero, viajar a Costa Rica es toda una experiencia inmersiva en uno de los enclaves naturales más ricos y puros del planeta. El punto de partida más común es San José, la colorida capital del país. El Teatro Nacional, la Catedral Metropolitana, el Mercado Central o la Antigua Aduana son iconos de la ciudad, visitas imprescindibles repletas de sabor tico.

 

 

La ciudad está en el corazón del Valle Central, repleto de parajes naturales imponentes, entre los que destacan el volcán Poás -cuyo cráter principal, con 300 metros de profundidad y un diámetro de aproximadamente 1,32 kilómetros, es el cráter tipo géiser más grande del mundo- y el río Pacuare, ideal para la práctica del rafting.

 

 

Rumbo al Pacífico, la biodiversidad cobra protagonismo en el Parque Nacional Corcovado y la Península de Osa, considerados santuarios naturales, y abundan las playas ideales para la práctica del surf, como Esterillos, Jacó, Hermosa, Boca Barranca, cerca del Parque Nacional Marino Ballena y en el sector de Pavones, donde se forma la famosa “ola larga izquierda”.

 

 

En contraste, la costa del Caribe seduce con su ritmo relajado, playas de arena negra y blanca y una variedad de ecosistemas, ideales para la práctica del surf o el buceo -Playa Blanca, en Cahuita; Playa Negra, en Puerto Viejo, y Playa Manzanillo, en Limón- son escenarios ideales para ello. Además, el colorido de Puerto Viejo de Talamanca y la belleza del Parque Nacional Cahuita son también momentos que se quedan fijos en el recuerdo.

 

 

La provincia de Cartago, por su parte, sorprende con su riqueza patrimonial y natural: el majestuoso volcán Irazú, el sitio arqueológico Monumento a Guayabo, el Valle de Orosí, y joyas como la Basílica de los Ángeles o las Ruinas de Cartago. En el norte, La Fortuna de San Carlos y el imponente volcán Arenal ofrecen paisajes de postal, aguas termales y planes de turismo activo.

 

 

Más al noroeste, el Parque Nacional Volcán Tenorio y Rincón de la Vieja invitan a perderse entre nubes, cascadas y selva. Y en la Península de Nicoya, las playas vírgenes, los atardeceres de película y la vibra de la región -considerada una de las cinco zonas azules en el mundo reconocidas por su longevidad- y el espíritu del bienestar que define a Costa Rica.

 

 

Y, como estos, miles y miles de momentos y sensaciones llenan un gran viaje a Costa Rica, una tierra donde el corazón de su gente marca la diferencia: y nada como comprobarlo por uno mismo para sentir la Pura Vida que no se olvidará jamás.