Remodelado por Kikekeller, el 7 Islas Hotel presenta una nueva imagen basada en un diseño sencillo y funcional en el que no se ha descuidado un solo detalle. Desde los diferentes ambientes de su amplio Lobby Bar hasta cada una de sus habitaciones, pasando por sus exclusivos áticos con terraza.
En 2002 el empresario hotelero Juan Rosa, originario de Lanzarote, imaginó para los canarios “una casa” fuera de su hogar. Fue así como el 7 Islas Hotel se convirtió durante años en refugio para aquellos isleños que venían a la capital. Una década después sus tres nietas, Mónica, Kira y Luz, recogen el testigo para recrear el concepto y la filosofía que ahora mismo se plasma en cada rincón del 7 Islas Hotel. Sin renunciar a sus orígenes –conserva varias de las columnas de piedra volcánica de Lanzarote originarias en su Lobby Bar– han creado un espacio funcional y muy cuidado, en el que se respira paz por cada rincón de este hotel ubicado a espaldas de la Gran Vía.
Su objetivo era crear un hotel urbano, donde el diseño se integre totalmente en el barrio. Por este motivo apostaron por desarrollarlo de la mano de Kikekeller, el estudio de diseño de mobiliario e interiores que ha dotado al hotel de su esencia actual, a través de materiales robustos como la madera y el acero. Este equipo de interioristas vuelve con sus proyectos al momento anterior a la Bauhaus y al minimalismo, reciclando la ingeniería que se ideó para hacer coches y aviones a mano que no se había usado para el hogar, hasta ahora. Su trabajo recupera la artesanía de los años 50 creando objetos que duren para siempre. Así sucede con cada mueble, piezas únicas diseñadas y fabricadas en su taller, donde han contado también con la participación de jóvenes creadores de Madrid, que han diseñado y producido diferentes piezas como lámparas, colgadores y otros elementos decorativos.
Las habitaciones del 7 Islas Hotel
En las habitaciones el objetivo principal ha sido transmitir confort, calidez, exclusividad y sorpresa, y así lo han hecho combinando materiales y colores naturales y racionalizando el uso de elementos decorativos. Los cabeceros, elaborados en acero y cuero trenzado, son el resultado de la colaboración entre Kikekeller y el diseñador Matías Carbiá. Por su parte, los colgadores son pequeñas manos y pies de bronce diseñados en colaboración con Ignacio del Toro.
El 7 Islas Hotel no deja nada al azar. Las amenities de sus habitaciones son de la prestigiosa marca Malin + Goetz, la firma neoyorquina que apuesta por tratamientos que sean efectivos y respetuosos –sus productos no tienen detergentes, colorantes ni parabenos-. Las 79 habitaciones de este hotel, con un carácter marcadamente urbano, han sido decoradas siguiendo los mismos parámetros en todas ellas, para que los huéspedes respiren ese diseño tan cuidado ya se alojen en una de sus Easy Rooms, en una Deluxe o en uno de los tres áticos con terraza que posee el hotel en su última planta. Desde estas últimas se puede disfrutar de una estupenda vista de los tejados de Madrid.
La iluminación es un factor clave en el trabajo de estos diseñadores, para el que han creado piezas exclusivas, como las lámparas que se mimetizan en el interior de los grandes pilares del lobby o las que hay en cada una de sus habitaciones.
El Lobby Bar del 7 Islas Hotel
El Lobby Bar, completamente abierto, en el que la recepción se limita a una larga mesa con dos ordenadores para realizar los trámites habituales de un hotel, invita a pasear por él, a disfrutarlo y a adentrarse entre sus paredes, aunque el visitante no se aloje en el mismo. Al igual que en otras ciudades como Nueva York, propone una apertura a todo tipo de público para que pueda hacer uso de sus estancias y disfrutar de un desayuno, un almuerzo o un afterwork en pleno centro de Madrid, pero lejos del bullicio de la inmensa arteria madrileña que tiene solo a dos pasos: la Gran Vía.
Se trata de un espacio versátil con amplias posibilidades –conciertos, eventos, exposiciones…- Y es que no de los pilares fundamentales del hotel es su apuesta por el arte y la cultura. Cada tres meses un artista emergente es invitado para exponer su obra en el lobby del hotel.
La última en renovarse ha sido la carta de su Lobby Bar, con una clara apuesta internacional pero sin dejar de lado los productos nacionales. Destacan algunas propuestas como la crema Vichysoisse con brocheta de pulpo, los Dumplings de gamba y pato o los Pambao de salmón ahumado y alga wakame.