Desafío a la identidad. Viajes 1950-1993 recoge los textos que Bowles escribió con maestría inigualable a lo largo de sus viajes.

Reportajes escritos para revistas como Harper’s o Holidays o textos completamente inéditos como “17 Quai Voltaire” o el largo poema autobiográfico “Paul Bowles, su vida“, amén de ensayos, introducciones de libros y una colección de imágenes de sus archivos personales: todo eso se va encontrar el afortunado lector en el imprescindible Desafío a la identidad. Viajes 1950-1933 (Galaxia-Gutenberg) que recoge los textos que Bowles escribió con maestría inigualable a lo largo de sus viajes. Además, Galaxia Gutenberg recuperó también cinco de sus novelas anteriores (la celebérrima El cielo protector, su obra más conocida, publicada por primera vez en 1948 y que fue llevada al cine por Bernardo Bertolucci, Por encima del mundo, La casa de la araña, Déjala que caiga y Muy lejos de casa, con acuarelas de Miquel Barceló.

 

Paul Bowles escribiendo en Ceilán

Paul Bowles en Ceilán

El libro reúne una colección literaria y vital de los paisajes que Bowles hizo suyos. Del Magreb, con epicentro en ese Tánger, esa ciudad “donde todos viven con cierto grado de incomodidad decadente y aburrido” y en la que él residió durante más de cincuenta años -como centro donde residió durante cincuenta y dos años, el Sáhara, España y Francia, la India y Ceilán (hoy Sri Lanka), a Tailandia, Estambul, Kenia, México o Costa Rica, Bowles hace lo que mejor supo hacer: contar cómo le afectaban e influenciaban los lugares en los que se sumergía. Ya en las primeras páginas traza una acertada reflexión acerca de lo que debe ser la literatura de viajes: un discurso que, medio siglo más tarde de haber sido escrito, cuando el género parece haberse multiplicado gracias a los soportes digitales, sigue siendo igual de certero:

 

“No hay nada que yo disfrute más que leer el relato de un escritor inteligente acerca de lo que le ocurrió lejos de casa”.

 

Resulta imposible no mencionar el excelente prólogo de ese otro grande que es Paul Theroux ni, tampoco, dejar de mencionar a los traductores: Nicole d’Aumoville Alegría y Rodrigo Rey Rosa, el escritor guatemalteco, discípulo de Bowles en Tánger durante los años Ochenta y a quien el propio Bowles tradujo al inglés varias de sus obras. En definitiva, un libro imprescindible que salta por encima de los géneros y que es, sin más, una obra a recuperar de uno de los escritores más talentosos del siglo XX.