90 kilómetros de pura ambrosía adrenalítica para conductores: así es la mítica Transfăgărășan de Rumanía, la mejor carretera del mundo para conducir.




Hay carreteras míticas, cuya fama traspasa fronteras y generaciones, y la Transfăgărășan de Rumanía es una de ellas. Los locos por los coches de Top Gear la calificaron como “la mejor carretera del mundo para conducir” y cualquiera que lo haya hecho no puede por menos que darles la razón.

 

 

Los 90 kilómetros –perfectamente asfaltados y con frecuencia muy muy peraltados– que unen las ciudades de Sibiu y Pitesti por la cara sur de los Cárpatos son una sucesión de curvas y contracurvas que atraviesan docenas de puentes y viaductos de todos los tamaños, una carretera encajonada entre algunas de las cumbres más altas de Europa Central y que son un ejercicio de exigencia para los conductores.

 

Foto de CALIN STAN en Unsplash

 

La carretera Transfăgărășan, que se construyó bajo la dictadura de Ceaucescu con una finalidad exclusivamente militar, para transportar suministros y tropas en caso de guerra, suele estar abierta al tráfico únicamente entre junio y octubre, cuando no hay nieve.

 

Foto de Ümit Yıldırım en Unsplash

 

El lago Balea, un lago alpino con un par de hoteles y puestos de comida y artesanía, y el castillo de Poienari, cerca de Arefu, que fue la residencia auténtica de Vlad el Empalador y que puede verse desde la carretera, son dos panorámicas que compensan el esfuerzo al volante.

 

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