Descubre la esencia del Renacimiento a través de un recorrido por Caprese, Florencia y Siena, los escenarios de la Toscana italiana que marcaron la vida del maestro Miguel Ángel Buonarroti, cuya genialidad sigue inspirando al mundo.
Este año se conmemora el 550º aniversario del nacimiento de Miguel Ángel Buonarroti, el genio que redefinió la belleza y la perfección en la escultura, la pintura y la arquitectura renacentista. Para celebrar su legado, nada mejor que recorrer los escenarios vitales que moldearon su arte y que transportan al corazón del Renacimiento italiano.
Caprese: los orígenes del maestro
Enclavado en la serenidad de los Apeninos, Caprese es el pequeño pueblo donde nació el genio en 1475. Aquí se encuentra el Museo Casa Natale di Michelangelo, ubicado en el histórico castillo de Caprese y constuido alrededor del año 1000. Está compuesto por tres edificaciones: el Palacio del Podestá, el Palazzo Clusini y la “corte alta”, todos ellos rodeados por una muralla que abarca también la antigua plaza de armas, hoy convertida en un jardín con exposiciones.
Además de albergar obrar desde el Renacimiento hasta nuestros días, el museo es un viaje a través de las esculturas más emblemáticas de Miguel Angel, presentadas aquí mediante una valiosa colección de moldes con gran significado histórico y educativo, los cuales rinden homenaje a su grandeza como escultor.
Florencia: el esplendor del Renacimiento
La ciudad donde Miguel Ángel se formó y dejó un legado inmortal es una parada imprescindible. Su primera gran influencia fue Lorenzo de Médici, quien le abrió las puertas al arte clásico y a los mejores maestros de la época. En la Casa Buonarroti, se pueden admirar sus primeras obras, como “La Batalla de los Centauros” y “La Virgen de las Escaleras”, testimonios de su genialidad precoz.Sin embargo, la joya de la corona es la Galleria dell’Accademia, hogar del imponente David, esculpido en un bloque de mármol descartado por otros artistas. Esta obra maestra encarna la esencia del Renacimiento y sigue asombrando por su perfección anatómica y expresión de poder y belleza.
El Museo Bargello resguarda dos piezas fundamentales: el Baco, que muestra una faceta más irreverente del artista, y el “Tondo Pitti”, un delicado relieve en mármol. La Basílica de San Lorenzo y la Sacristía Nueva revelan su faceta arquitectónica, mientras que la Piazzale Michelangelo ofrece una vista panorámica de Florencia, con una réplica en bronce del David como tributo al maestro.
Para cerrar el recorrido en la ciudad, la tumba de Miguel Ángel en la Basílica de Santa Croce es un lugar de reflexión y respeto. Diseñada por Giorgio Vasari, su sepultura está adornada con esculturas que representan la escultura, la arquitectura y la pintura, las disciplinas que elevó a su máxima expresión.
Siena: la espiritualidad en el arte
La Catedral de Siena alberga una colección menos conocida, pero igualmente impresionante, de obras de Miguel Ángel. En el Altar Piccolomini, las esculturas de San Pedr, San Pío, San Gregorio y San Pablo muestran su evolución y dominio del mármol. El pavimento de la catedral, con escenas bíblicas talladas en piedra, es una obra de arte en sí misma y complementa la experiencia renacentista.