Hay ciudades que viven una relación de amor constante con sus habitantes. Son ciudades a escala humana en las que todos los espacios públicos y edificios parecen convivir en armonía simplemente para hacer la vida más fácil a sus vecinos. Ljubljana responde perfectamente a este principio y ello se debe al empeño y esfuerzo de unos de sus hijos, el arquitecto Jože Plečnik.

Su trabajo no fue solamente una tarea de restauración, recuperación y nueva creación, fue también el desarrollo de una idea que pretendía recuperar el pasado para acercarlo al presente y dejarlo listo para recibir el futuro de una ciudad que en aquel momento tan concreto de su historia buscaba su propia identidad. Y podemos estar seguros que consigue darle esa identidad y algo más: la identificación del pueblo con su pasado y futuro viviendo su presente.

Jože Plečnik nació en Ljubljana el 23 de enero de 1872. Hijo de una humilde familia de ebanistas, realiza sus primeros estudios de diseño de muebles en el instituto de Graz (Escuela de Industria y Artesanía), gracias a una beca del gobierno. Allí descubrirá su afición por el diseño industrial y la arquitectura. En 1892, tras morir su padre, el hermano mayor se hace cargo de la empresa familiar, y Jože Plečnik se establece en Viena, donde trabaja en la fábrica de muebles de Hof-Bau-Kunsttischlerei J. W. Müller antes de iniciar, dos años más tarde, sus estudios de arquitectura con el profesor Otto Wagner, uno de los grandes nombres del secesionismo vienés y en cuyo gabinete de arquitectura trabajará desde 1890, año en que termina su carrera, hasta 1900. Con el nuevo siglo monta su propio taller en Viena, realizando entre otros proyectos la casa Langer y el edificio Zacherl, obras en las que aún se aprecia la influencia dejada por Otto Wagner, y la iglesia del Espíritu Santo, en la que emplea por primera vez el hormigón para su construcción y su decoración.

En 1911 es contratado como profesor en la escuela de artes aplicadas de Praga, donde su estilo comienza a evolucionar hacia formas más cubistas alejándose del modernismo de sus primeras obras. A la vez que imparte clases, recibe el encargo de restaurar el Castillo de Praga, donde ya empieza a reflejar su sentido de la arquitectura, por un lado respetuosa con el pasado y por otra innovadora, añadiendo nuevas salas y unos nuevos jardines, con el fin de permitir su uso como residencia del presidente de la moderna Checoslovaquia.

Jože Plečnik

Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, disuelto el imperio austro-húngaro, Eslovenia se integra en el nuevo reino de Croacia, Serbia y Eslovenia. Es un periodo de esperanzas y en Ljubljana se funda una universidad eslovena, que reclama a Plečnik para impartir clases. Sin hacerse de rogar, acude a su ciudad natal donde alternará sus trabajos en la universidad con su tarea de arquitecto, que comienza en la capital diseñando su propia vivienda en el barrio de Trnovo (Karunova 4).

A partir de ese momento, su obra irá ligada al desarrollo de la capital, una contribución al urbanismo de Ljubljana que ya nunca cesaría: crea espacios abiertos, como la Plaza de la Revolución Francesa; restaura monumentos, como el complejo de Križanke, hoy escenario del festival de verano; acondiciona las orillas del río Ljubljanica y construye edificios de nueva planta, con la Biblioteca Nacional y el cementerio de Žale como obras más significativas.

Al finalizar la Segunda Guerra Mundial y con Eslovenia integrada en la nueva Yugoslavia de Tito, su vida y su obra comienzan a ser cuestionadas por un régimen que no acaba de ver bien su ferviente catolicismo ni su estilo tan clasicista. A partir de ese momento y hasta su muerte, en 1957, apenas le serán encargadas unas cuantas obras menores. Olvidada durante años, su obra alcanzaría el reconocimiento internacional en la década de 1980, cuando el centro parisino Georges Pompidou le dedicó una gran exposición retrospectiva en 1986 que venía a consagrarle entre los grandes arquitectos del XX.

Paseo por y entre alguna de sus obras
Tromostovje (Tres Puentes): en la plaza principal, el lugar donde se juntan los caminos que vienen de la parte moderna para conducir a la parte antigua y el castillo. El puente se construyó en 1842, pero en 1931 Jože Plečnik le dio un nuevo aire al añadir las dos pasarelas laterales de aires venecianos.

Los Tres Puentes (tromostovje ponoi). Foto (c) D. Wedam

Mercado Central(Glavna tržnica): al lado del puente. Estamos en 1940 y esta vez Plečnik se inspira en el arte clásico griego para crear un espacio que refleja en el río sus galerías de columnas a la vez que su interior se adapta a las exigencias del mercado.

Čevlajrski Most (Puente de los Zapateros): en un principio había un puente donde estaban asentados los carniceros que arrojaban sus despojos al agua, lo que hacía bastante insalubre el entorno. Para evitarlo, se expulsó a los carniceros y se facilitó la llegada de los artesanos. La intervención de nuestro arquitecto se tradujo en la eliminación de los puestos y en la creación de una sencilla decoración a base de farolas. Unas farolas que se repiten una y otra vez en sus obras.

Čevlajrski Most (Puente de los Zapateros) de Ljubijljana, Eslovenia
Čevlajrski Most (Puente de los Zapateros)

Trnovski Pristan (Muelle de Trnovo): a partir del puente de los Zapateros, Jože Plečnik acondicionó las orillas del río para convertirlas en un lugar de encuentro y en un paseo al aire libre con grandes escalinatas que hacen las veces de graderío y que hoy son una referencia entre la juventud.

Narodna in Univerzitetna Knjiznica (Biblioteca Nacional y Universitaria): una de las obras más significativas y más representativas de su estilo. Su diseño de principio a fin se debió a Plečnik, quien realizó el trabajo entre 1936 y 1941. Fachada en la que se alterna la piedra y el ladrillo y en la que se abren grandes ventanales que iluminan el interior y un cuidado especial al pequeño detalle, por ejemplo los picaportes de las puertas con forma de caballitos alados. La escalinata de entrada es realmente espectacular subiendo entre el esbelto peristilo y con la sala de lectura al fondo.

Trg Francoske Revolucije (Plaza de la Revolución Francesa): una de las plazas del país más cargadas de historia, ya que aquí tuvieron su sede en la Edad Media los Caballeros de la Cruz (Križarji). En 1950, y respondiendo a la necesidad de crear un espacio para acoger los festivales de Ljubljana, Plečnik acondicionó el espacio interior en forma de teatro al aire libre y creó el auditorio interior. A la entrada se apreciará un detalle de la armonía que tanto buscaba Plečnik; en las columnas, a ambos lados de dos santos, la hoz y martillo del comunismo.

Columna Iliria: un obelisco de mármol en homenaje a la época en que Ljubjljana fue capital de las provincias ilirias, decorada con un relieve dorado y unos versos de Vodnik pertenecientes a su “Oda a la Iliria resucitada”, y una figura femenina que simboliza las provincias ilirias.

Monasterio de las Ursulinas e Iglesia de la Santísima Trinidad (Uršulinski samostan in cerkev Sv. Trojice): obra barroca construida entre 1718 y 1726 por el italiano Carlo Martinuzzi, donde la aportación de Plečnik, en 1930, se ha limitado a la escalinata delantera y la balaustrada.

Puente de Trnovo (Trnovski most): una de las obras más curiosas, ya que este pequeño puente diseñado en 1932 más que comunicar dos orillas del río lo que pretende es crear una plaza arbolada delante de la iglesia.

Iglesia de Trnovo (Trnovska cerkev): de estilo neorománico, la única referencia de Plečnik es un busto en su fachada junto a otro de Finžgar, un sacerdote muy vinculado al nacionalismo esloveno.

Casa Museo Jože Plečnik: la vivienda que se construyó a su regreso a Ljubljana en 1920 y donde residió hasta su muerte en 1957.

Pokopalisce Žale (Cementerio de Žale): en 1918 las autoridades locales encargaron a Jože Plečnik la ampliación de un cementerio inaugurado hacía apenas veinte años. Una vez más, el arquitecto deja una muestra de su personal arquitectura, donde la sencillez juega con la armonía y los símbolos. Su tumba se encuentra en este cementerio.

Museo de Arquitectura y Diseño (Muzej za arhitekturo in oblikovanje): en el castillo de Fužine (Grad Fužine), en la margen izquierda del río. Una parte se consagra totalmente a la vida y obra de Jože Plečnik.