¿Qué queremos de un hotel cuando reservamos una habitación para nuestras vacaciones? Las respuestas, sin ningún género de duda, serán de lo más variadas: que sea barato, sobre todo confortable, que esté limpio, situado en el centro de la ciudad o en el casco histórico, que tenga piscina, que cuente con spa, que disponga de un wifi potente, que sea lujoso, funcional o con encanto, con un gran desayuno, que sea familiar, en un entorno rural…
Y es que la lista de preferencias a la hora de reservar habitación por los clientes son innumerables. Son tantas las variables que hace que cada uno tenga en mente qué necesita de un hotel para alojarse en él. Pero como en este artículo no tengo intención de realizar un estudio estadístico sobre el tema, déjenme explicarles qué es lo que me gusta de un hotel.
1. Una bienvenida cordial
El personal, ya sea el botones de la entrada, el personal del check-in, el recepcionista o los propietarios que te vienen a recibir fuera del hotel, es fundamental. Será nuestro primer contacto en ese establecimiento donde pernoctaremos una o más noches. Un personal cordial y una cálida bienvenida es la mejor tarjeta de presentación de ese establecimiento. ¡Me gusta que me reciban bien!
2. Un check-in rápido
No hay peor calvario que después de un largo viaje ya sea en coche, tren o avión, el check-in se eternice por tonterías. La gente quiere ir a su habitación y tiene ganas de verla. No a las largas colas que se forman cuando llega un grupo. Ese es uno de los peores calvarios con las que se puede topar un cliente de hotel y seguramente hay muchas soluciones para evitar este escollo.
3. Una buena cama
¡Fundamental! No hace falta una cama king size, pero los huéspedes requerimos una cama cómoda, por descontado que esté limpia y sin polvo, para que podamos descansar bien. Pagaremos un precio por pasar una o más noches y nuestro descanso es básico y se agradecerá.
4. Una gran ducha
Y que la presión de agua sea potente, y que los artilugios para calibrar el agua y la temperatura sean funcionales y fáciles de entender. ¡Qué estamos dormidos! Quiten ya las malditas cortinas, si aún las tienen. Es horroroso tener que ducharte con la cortina pegada en el torso sin saber quién la ha utilizado hace 24 horas. ¡Mamparas, por favor!
5. Una Nespresso en la habitación
Que tampoco es el coste tan elevado que eso supone, y hará tener una grata alegría al huésped que se aloje ahí. Un buen café antes de la ducha matinal es una de las cosas que más valoro cuando voy de hotel.
6. ¡¡Los enchufes en la mesilla de noche!!
¿Por qué tenemos que hacer de detectives cada vez que llegamos a la habitación buscando los enchufes para dar vida a una batería de móvil medio muerta? ¿Por qué los enchufes no están visibles en la mesilla de noche? Y, ya puestos a denunciar, ¿por qué a veces son tan complicados los interruptores para abrir las diferentes luces de la habitación?
No puede y debe ser normal tener que desconectar lámparas para dar cabida a nuestros enchufes del móvil o de la tablet. Estoy seguro que hay maneras más fáciles y el cliente lo agradecerá. Y mucho.
7. Wi-Fi potente y gratuito
Básico. Tanto si viajamos con niños o individualmente, el wi-fi se ha convertido en un servicio fundamental que nos hace felices a todos. ¡No escatimen con potencias bajas! No hay desilusión más grande que no poder conectarte para ver tu serie favorita o publicar fotos de la habitación en Instagram. ¡Si al final es publicidad para los propios hoteles!
8. Un buen desayuno no significa un gran buffet con productos de baja calidad.
Un queso de barra, un jamón sin olor, unos embutidos sin color, unos croissants industriales, lo que sobró ayer de la cena… ¡no! Prefiero la calidad a la cantidad y una buena tostada con una buena mantequilla y una mermelada artesanal, acompañada de un buen café puede ser memorable. Un buen pan, buen aceite de oliva, frutas acabadas de cortar…. Y si me apuran un huevo frito o tortilla recién hecha, con sus tres trozos de bacon recién pasados por la plancha, pueden convertir al desayuno en una comida lujosa.
9) Un personal atento.
Siempre puede surgir algún problema, una cosa que no funciona, un objeto que falta o una bombilla que se ha fundido. Comentarlo en recepción y que se solucione es una de las mejores cosas que le puede pasar a un huésped. Ver que se interesan por tu problema y lo solucionan, es fantástico.
10) Siempre, una sonrisa
Es tan agradable ya sea por la mañana, tarde o noche encontrarte con una sonrisa ya sea en recepción, por los pasillos o en el ascensor. Y cuesta tan poco hacerlo realidad. El cliente lo agradecerá siempre.
Ya sé que algunas de las cosas que me gustan de un hotel sólo están disponibles en determinados establecimientos. Pero el coste de los servicios que me gustan tampoco tienen que implicar precios desorbitados. ¡Estamos hablando de disfrutar! Y en eso el hostelero lo debe tener como su primera prioridad. Gracias, Sr. Director, por su atención. Le saluda atentamente…
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