En cada piedra, en cada rostro, en cada sonido: el alma de Ciudad de México se deja sentir en su plaza más imponente, el Zócalo.




Saltimbanquis, aguadores, vendedores de todo tipo y, en aquella esquina -sí, aquella, al lado de la reja, bajo la sombra de la catedral, ¿no la ves?- artesanos -plomeros, albañiles- sentados esperando a que alguien requiera de sus servicios, combos de músicos regalando talento por un puñado de monedas.

 

Los fieles, entrando y saliendo por docenas de la catedral; un hombre trajeado con un portafolios bajo el brazo cruza a la carrera el empedrado en dirección al Palacio Nacional…  

La estampa que nos espera un día cualquiera en la plaza del Zócalo no es muy diferente, en esencia, a como viene siendo desde que hay vida en la fascinante Ciudad de México.

 

Zócalo ciudad de mexico df | Tu Gran Viaje
Foto Ocean Jiang Unsplash



 

El nombre oficial del Zócalo es Plaza de la Constitución, que le viene de 1813, cuando la entonces colonia española juró en ella su lealtad a la recién instaurada Constitución de Cádiz, la famosa Pepa.

El Zócalo es una explanada inmensa en la que caben muchos estímulos y que tiene toda la carga telúrica que un viajero puede esperar de un lugar totémico de la ciudad que lo acoge como este, porque el Zócalo es -más si cabe que la Plaza Garibaldi-, la plaza más definitoria de Ciudad de México. De hecho, ya fue el corazón de Tenochtitlan, la capital del imperio azteca sobre la que se levanta el Distrito Federal.

 

Zócalo ciudad de mexico df | Tu Gran Viaje
Foto Laurentiu Morariu Unsplash




 

Los murales de Diego Rivera y una Corona fría en el Majestic

En las casi cinco hectáreas despejadas que forman la plaza, y sobre las que reina y flamea una inmensa bandera mexicana, se encuentra la Catedral Metropolitana, que la cierra por el lado norte y que, además de una imponente obra del Barroco americano y la mayor construcción religiosa del continente, es todo un símbolo de la Conquista: está edificada sobre lo que fue el Templo Mayor de los aztecas, su lugar de culto más importante, y que los españoles derruyeron para edificar sobre ella la catedral, que dicen muchos purga su origen hundiéndose en el fango, lenta pero inexorablemente, ocho centímetros al año (el suelo sobre el que está erigida es puro barro, como todo el del centro de la ciudad, que fue construida sobre terrenos desecados: ese es uno de los más acuciantes problemas de la ciudad, el lecho de barro sobre el que se encuentra).

 

El Zócalo de Ciudad de México DF | Tu Gran Viaje
Foto Frederick Trovatten Unsplash

 

Al este, aguarda el Palacio Nacional, siempre un hervidero de gente. Viajeros, funcionarios y grupos escolares llenan a rebosar la Escalera de la Emperatriz y el corredor del segundo piso, que se asoman al patio central y que están espectacularmente decoradas por un imponente mural de Diego Rivera en el que refleja la historia de México que, por sí sólo, justifica la visita a la ciudad. Es habitual encontrarse con grupos de escolares atendiendo hipnotizados a las prolijas explicaciones y disertaciones de sus profesores, que desmenuzan el infinito y repleto de matices y detalles del mural.

 

El Zócalo de Ciudad de México DF | Tu Gran Viaje
Mural de Diego Rivera en el Palacio Nacional de Ciudad de México. © Tu Gran Viaje




El palacio –no como le conocemos hoy- fue en origen una de las residencias de Hernán Cortés, y edificado sobre el palacio de Moctezuma. Al sur del Zócalo, se encuentra la sede del Gobierno del Distrito Federal; y al oeste, la plaza está cerrada por edificios comerciales –en tiempos esto fue el Portal de Mercaderes-, entre ellos el hotel Best Western Majestic, uno de los mejores lugares del mundo en los que disfrutar de una cerveza bien fría y, simplemente, contemplar el espectáculo de la vida que transcurre a los pies del viajero ahí abajo, en la Plaza del Zócalo.

 

 

¡Viva México, Grandes Viajeros!