Viajar a las Islas Galápagos, una experiencia inolvidable

El mundo está repleto de lugares excepcionales, increíbles, decididamente únicos. Y, luego, está el archipiélago de las Islas Galápagos…

No se trata de un paraíso tropical convencional de los que puedes encontrar en América, pero nadie duda que las Islas Galápagos son un destino único en el mundo ansiado por cualquier viajero. El archipiélago, de origen volcánico, está formado por trece islas principales, seis islas menores y decenas de islotes que albergan especiales animales únicas en el planeta, indiferentes todavía hoy a la presencia humana.

De ahí que se afirme que estas islas mantienen intacto el 95 por ciento de su biodiversidad original, convirtiéndose en el mejor modelo de conservación del mundo, a pesar de que la población humana sigue creciendo y ya alcanza los 30.000 habitantes.

 

 

Aquí las criaturas son las estrellas de este archipiélago del Ecuador, separado del continente por casi mil kilómetros de mar, porque te esperan pingüinos, lobos marinos, tiburones, tortugas marinas, pinzones y un puñado de experiencias irrepetibles en la llamada Reserva Marina de Galápagos. El viaje nunca decepciona, pero conviene prepararlo bien antes de iniciarlo. Estas son algunas sugerencias y consejos…

Si te gustan los volcanes…

Isabela es tu isla. La más joven del archipiélago y también la más grande, con cinco volcanes activos entre los que destaca el volcán Sierra Negra, de 1.490 metros, que entró en erupción a finales de 2005, y puede ser visto de cerca si te animas a realizar una caminata de unas cuatro horas hasta la vista panorámica de su cráter. Las Tintoreras y Los Túneles constituyen los otros dos principales atractivos de la isla.

 

El primero está formado por un conjunto de islotes, muy próximos a Puerto Villamil, que son una buena opción para practicar el esnórquel observando tortugas y tiburones en el fondo marino, y el segundo, muy llamativo por sus formaciones geológicas creadas con lava, se localiza en el extremo sur de la isla. También vive en Isabela la comunidad de pingüinos más grande de las islas Galápagos y un grupo activo de lobos marinos muy juguetones que te reciben al llegar a Puerto Villamil, el punto donde atracan las embarcaciones que llegan a esta isla.

 

 

Si eres un apasionado de la geología…

Viaja a Isla Bartolomé, en las cercanías de Isla Santiago. Puedes hacerlo en los barcos que parten de Santa Cruz, la isla más habitada y con más hoteles del archipiélago, para realizar una excursión de ida y vuelta en el día. Bartolomé es ideal para descubrir los mágicos colores de una isla sin vegetación. La variedad cromática de estas formaciones en Bartolomé oscila entre el amarillo pardo hasta el café oscuro, pasando por tonos anaranjados y rojos oscuros, creando un paisaje geológico muy hermoso.

 

 

Un sendero que parte desde el embarcadero te conduce hasta la cima, a unos 114 metros, y permite admirar el horizonte volcánico, los cactus y algunas lagartijas que se pasean por las rocas de lava. En las alturas la panorámica es extraordinaria y al descender hacia el mar y el barco puedes fotografiar de cerca el Pináculo, la roca puntiaguda más famosa de Bartolomé, practicar el esnórquel viendo como los tiburones salen de sus cuevas marinas y nadar con algunos pingüinos que anidan en las rocas más próximas situadas junto a una bonita cala.

 

 

Si quieres ver a las tortugas centenarias en libertad…

Las hallarás en los ranchos de la zona más elevada de Isla Santa Cruz. Se trata de ejemplares cuya edad supera los 150 años y puedes darles de comer fruta. También en Puerto Ayero, la capital de esta isla, hay que visitar la Estación Científica Charles Darwin, rodeada por una importante colonia de iguanas marinas, y el prestigioso centro de crías de galápagos gigantes que ha obtenido grandes éxitos en la conservación de esta especie.

 

 

En el siglo XVI más de medio millón de estos ejemplares habitaban en las islas Galápagos, pero esta población mermó considerablemente a raíz de que muchas tortugas eran introducidas en los galeones para convertirse en la principal comida de las tripulaciones. Hoy la población supera los 15.000 animales, pero la estación ha logrado recuperar 10 de las 14 especies originales de tortugas. En este centro vivía el famoso Solitario George, último ejemplar de tortuga de la Isla Pinta que murió sin descendencia en 2012. En la actualidad se encuentra disecado en una de las vitrinas de la estación.

Si buscas una playa paradisíaca…

Esa es Tortuga Bay, a solo unos pocos kilómetros de Puerto Ayero, aunque conviene tener cuidado con las fuertes corrientes de su playa brava que a veces impiden el baño. A este arenal, catalogado como uno de los 25 mejores del mundo, se accede por un sendero de 2.500 metros de longitud y cuenta con un área más protegida sin olas donde incluso se puede practicar el kayak. En esta “piscina marina” no hay tiendas ni vendedores ambulantes, y tendrás que dejar tus pertenencias colgadas en las ramas de los árboles. La arena blanca de Tortuga Bay es espectacular, así como su manglar donde llegan cangrejos multicolores, pelícanos pardos, mantarrayas, garzas e iguanas marinas.

 

 

Si quieres nadar entre lobos marinos…

Lo tienes asegurado en Isla Santa Fe. La excursión desde Santa Cruz a esta isla es una de las más populares entre los turistas. Cuenta con dos senderos y normalmente su principal atractivo en el interior es contemplar las iguanas terrestres, una especia única en el planeta de color amarillo pálido que vive en esta isla repleta de cactus gigantes. La experiencia suele completarse practicando el esnórquel en las aguas turquesas de la costa, pobladas con miles de peces y decenas de lobos marinos con los que se puede nadar a su alrededor.

 

 

Si buscas la mejor manera de ver animales y te lo puedes permitir…

Contrata alguna plaza en los cruceros de 4, 5 y 8 días que se desplazan por las islas más remotas y menos habitadas por el hombre, como Española, Genovesa o Fernandina, y así observarás muchos más animales. La propuesta tiene la ventaja de que se pernocta en el mismo barco, pero conviene saber que su precio es elevado, no menos de 5.000 dólares por persona, por lo que solo unos pocos pueden optar por esta posibilidad y sobre todo son de nacionalidad estadounidense.

 

 

Por otra parte, hay islas más pequeñas y muy accesibles, como Seymour Norte, de menos de dos kilómetros cuadrados y muy próxima a Santa Cruz, donde existe una biodiversidad admirable, con miles de aves marinas muy grandes y activas, como los piqueros de pata azul, que puedes contemplar muy cerca de sus nidos. También hay a la vista lobos marinos, iguanas terrestres y marinas e incluso serpientes.