El Greco y la pintura moderna, en el Museo del Prado


Hasta el próximo 5 de octubre se puede ver en el Museo del Prado uno de los grandes acontecimientos culturales de este 2014: la exposición del Museo del Prado en la que se aprecia la influencia de El Greco en la pintura moderna y contemporánea.

Hasta el próximo 5 de octubre se puede ver en el Museo del Prado uno de los grandes acontecimientos culturales de este 2014: la exposición del Museo del Prado en la que se aprecia la influencia de El Greco en la pintura moderna y contemporánea en Picasso, Modigliani, en el expresionismo alemán, en Solana, Pollock, Saura, Chagall, Manet, en el padre de toda la pintura moderna (es decir, Cézanne)… En tantos y tantos grandes pintores, en definitiva.

Va ser difícil volver a reunir una muestra o comparativa de tal calado, por lo que quien pase por Madrid estos días está obligado a acercarse a la primera pinacoteca del mundo. Yo lo hice el pasado sábado gracias a mi amiga Charo Lapausa. Veamos, ahora, algunos detalles variopintos de la vida y milagros del gran pintor candiota.

De Creta a Toledo

Como es sabido, parte de la biografía de Doménico es desconocida. Sabemos que nació en 1541 en Candía (Creta); hijo de misser Jorghi, aprendió a pintar siguiendo la manera bizantina en la escuela griega de su isla, en la que adquirió un sentido del color que, con la correspondiente evolución, marcaría su obra, etcétera. Se ignora qué hizo durante su etapa italiana: estuvo en Venecia donde fue uno de los muchos pintores que trabajaban en el taller del maestro Tiziano, etc. Gracias al célebre miniaturista Julio Clovio pudo ir a Roma en el séquito artístico del cardenal Farnesio. Este probablemente recomendó los servicios del cretense al deán Diego de Castilla, con lo que El Greco acabó en Toledo. En la Imperial Ciudad creó su propia escuela y pinto numerosos retablos y obras maestras.

El Genio

En el siglo XIX, principios del XX, un grupo de españoles como el marqués de la Vega Inclán, Cossío —el de los toros no, el otro— y Marañón, redescubrieron la pintura de El Greco, con lo que pasó a ser considerado un genio. Por cierto, Vega Inclán, que fundo los Paradores de Turismo, fue un gran traficante de arte, y gracias a él muchas obra y manuscritos importantes salieron de España. No todo son flores para este marqués… A finales de 1999, con mucho éxito, se expuso en Galería Nacional de Atenas “Grecomanía”, la antológica de El Greco organizada por los museos de España, Italia y Grecia. Esta muestra se pudo ver ese mismo año en España.

Viajando por Grecia

Son muchos los libros que se pueden ver viajando por Grecia dedicados al pintor hispanogriego. Ejemplo, El Greco (de Marina Lambraki-Plaka); en Rethymnon se editó en inglés (1990) El Greco, documentos de su vida y obras (Universidad de Creta; edición a cargo del célebre historiador del arte Hadjinicolau. En la Biblioteca Nacional de Atenas se puede consultar el libro de Manuel B. Cossío El Greco (Victoriano Suárez, 1908; con oficina en la matritense calle Preciados,nº8) y estos otros: El Greco in the collection of the Hispanic Society of America (1930); Paul Guinard, El Greco, biographical and critical study (Genova, 1956); Sánchez Cantón, El Greco (en italiano, 1963); Álbum Domenicos Theotokopoulos (edición a cargo de Papadopoulos, Banco Nacional de Grecia, 1975), y un largo etc. Por último, el compositor Vangelis compuso una obra, publicada en CD, titulada precisamente El Greco.

Arrabal y El Greco

Mi buen amigo Fernando Arrabal en su libro Genios y Figuras, en el capítulo Andy Warhol… y El Greco, escribió lo siguiente:

En 1881, el director del Prado se queja de no poder arrojar del museo los cuadros del Greco, que califica de “caricaturas absurdas”, y Francisco Mateos Gago lamenta que el pintor no se quedara en Grecia, “maldita la falta que hacen aquí sus extravagancias”. Sus cuadros, “arrinconados en los sótanos” del Prado, son catalogados hasta el siglo XX como “venecianos”. La Anunciación ni siquiera encuentra refugio en el subsuelo de la pinacoteca madrileña, de donde es echada con cajas destempladas. Durante trescientos años el silencio o el encono acogieron la obra del, a mi juicio, mejor pintor que pariera madre.