Durante el siglo XVI, España libraba una cruenta guerra con los Países Bajos que hacía frente al poder político y religioso de Felipe II. Era necesario mandar tropas a esta esquina del norte de Europa, y como por mar resultaba muy peligroso por la enemistad de ingleses y franceses, la Corona Española decidió abrir un corredor militar entre el Milanesado y Bruselas, el Camino Español.

Ese Camino Español, de más de 1.300 kilómetros, estrenado por el duque de Alba y diez mil hombres en 1567, fue el elegido para llevar dinero, mercancías y tropas a las provincias insurrectas, aunque más tarde se amplió por otras vías europeas que cruzaban Austria, Suiza o Alemania. Todas ellas culminaban en el tramo comprendido entre Luxemburgo y Bruselas, la capital donde Carlos I de España y V de Alemania había sido proclamado mayor de edad y donde también abdicaría en favor de su hijo Felipe II en 1555.

 

Tu Gran Viaje al Camino Español de los Tercios de Flandes
La rendición de Breda. Diego Velázquez. Museo Nacional del Prado de Madrid.

 

Y ese camino, por el que se introdujo el chocolate o la patata de América, puede ser recorrido hoy en toda su longitud utilizando la bicicleta (12 días) o a pie como lo hacían los Tercios de Flandes (52 días) desde Milán, o, si se prefiere, en parte para comprobar in situ la única huella española importante en el norte de Europa. La ruta sólo necesita un impulso más, quizás consiguiendo la certificación de Itinerario Cultural del Consejo de Europa, para popularizar una atractiva ruta histórica que cruza de sur a norte el viejo continente.

 

Tu Gran Viaje al Camino Español de los Tercios de Flandes
Foto Nina Mercado | Unsplash

Luxemburgo, el bálsamo de los Países Bajos

Cuando los tercios de Flandes alcanzaban Luxemburgo, después de más de 40 jornadas de expedición a través de un tortuoso camino por el corazón de Europa, encontraban su bálsamo en Luxemburgo. Recorrían etapas diarias de unos 25 kilómetros por el Milanesado, Franco-Condado, Borgoña, Lorena u otros territorios autónomos, y esta era la primera ciudad de los Países Bajos, en poder de la Corona Española, que pisaban con la agradable noticia de cobrar el segundo sueldo de su viaje después de haber recibido el primero en Milán.




A pesar de que en Luxemburgo vivían muy pocos españoles, éste era uno de los enclaves que apoyaba más a Carlos V y Felipe II y la huella imperial ha quedado reflejado en muchos edificios que lucen la heráldica hispana. Empezando por el Colegio Jesuíta español, que acabaría convirtiéndose en la Catedral de la Virgen María de Luxemburgo, por iniciativa del Papa Pío IX en 1870, sede hoy del panteón de la familia real luxemburguesa, o por la impresionante fortaleza que defendía la ciudad, pues fueron muchos los ingenieros españoles que idearon con otros europeos lo que se llamaría “el Gibraltar del Norte”.

 

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Foto Nina Mercado | Unsplash

 

Este entramado laberíntico de túneles y pasadizos secretos iniciado en 1644 durante el reinado de España servía para unir las tres fortalezas existentes en ese momento y para albergar a más de 1.200 soldados con su equipo y sus animales, especialmente caballos. Hoy, las famosas casamatas de Luxemburgo, que constituían una red extraordinaria de 23 kilómetros de galerías subterráneas, pueden ser visitadas, aunque conviene avisar que existen muchas escaleras de caracol agobiantes y túneles en todas las direcciones. En contrapartida, las vistas panorámica de la ciudad que ofrecen los boquetes donde estaban anclados los cañones son magníficas.

 

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Arlon, el camino de los españoles

En Arlon, la ciudad más importante al penetrar desde Luxemburgo a la actual Valonia belga y el segundo punto de nuestra ruta, pueden verse numerosos vestigios de la época romana, tanto en el exterior como en su subsuelo, pero mucho después, en el siglo XVII, fue considerada una posición importante para los tercios en su recta final hacia Bruselas.

 

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Iglesia de Saint-Donant de Arlon. Foto CC 3.0 by Jean Pol Grandmont

En el centro histórico destacan sus callejuelas, restaurantes, tiendas, el museo galo-romano más importante de Bélgica o incluso un tanque americano de la II Guerra Mundial, pero quizás resulta más curioso comprobar como una calle, “Le chemin des espagnols”, ha sobrevivido durante cuatro siglos en una ciudad dominada en lo más alto por la Iglesia de Saint-Donat, enclavada justo en el lugar donde se hallaba la fortaleza española.




El corazón de don Juan de Austria en Namur

Namur, la siguiente parada en el viaje por el Camino Español, fue siempre al gran bastión de la Corona Española junto a Luxemburgo. En Namur comenzó la reconquista de Flandes al vencer el ejército español, bajo el mando de don Juan de Austria, al de los Estados Generales de los Países Bajos en la batalla de Gembloux (1578). El hijo bastardo de Carlos V recuperaría la ciudadela de Namur, pero fallecería diez meses después. Antes de su muerte pidió a su hermano Felipe II ser enterrado en el panteón real de El Escorial, deseo que se cumplió, pero su corazón se quedó custodiado bajo el altar mayor de la catedral de Saint Aubin en Namur. El templo sigue en pie, pero no reúne tanto encanto como la Iglesia jesuita de Saint Loup, de la época española, con una impresionante bóveda en forma de cuna y una colección de diez antiguos confesionarios de madera.

 

Iglesia jesuita de Saint Loup. Foto Javier Carrión | El Camino Español de los Tercios de Flandes en Tu Gran Viaje
Iglesia jesuita de Saint Loup. Foto Javier Carrión

 

También sorprende en esta visita a Namur el Hotel Particular de Gaiffier, de Hestroy de Tamison, que guarda el Tesoro de Oignies. Todas las piezas de este museo relucen en su cuidado interior, pero entre ellas llama la reliquia de Santiago el Mayor, que oculta un pequeño hueso de su pie. Para terminar, el paseo por esta ciudad enclavada en la confluencia de los ríos Sambre y Meuse debe centrarse en su ciudadela, de más de 2.000 años de historia, por la que las principales potencias europeas pelearon entre los siglos XV y XIX. Hoy es un parque presidido por la escultura de una tortuga dorada que guía un hombre. La obra, situada en una de las zonas elevadas de la fortificación, fue realizada por Jan Fabre y pesa cinco toneladas.



Nivelles: los Tercios se instalan en el barrio de Santiago

De la época de Felipe II queda en Namur un magnífico Mercado de la Carne que luce un enorme escudo en su portada evidenciando el gran poder del Imperio español, pero la vida de los tercios era, en cambio, muy dura, sobre todo cuando dejaban de cobrar sus salarios con puntualidad y sus condiciones de vida empeoraban notablemente. De ahí que sorprenda que en una villa amurallada de 30.000 habitantes, fortificada con once torres que protegían al burgo y a una docena de iglesias intramuros, los soldados españoles se instalaran con sus familias en algunas casas del Barrio de Santiago.

 

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Colegiata de Nivelles. Foto Javier Carrión

 

Este lugar, de nombre Nivelles, a 35 kilómetros de Bruselas, estaba repleto de indicaciones del Camino Francés y quizás esa fue una de las razones para que los tercios se quedaran en este barrio de callejuelas, donde, por cierto, se producía y se consumía la cerveza, ya una bebida muy popular en suelo europeo, aunque los soldados preferían el vino. Todavía hoy se puede ver la Casa de Galicia, del siglo XVII, una de las más importantes de este barrio cervecero, pero su monumento más importante es la Colegiata de Santa Gertrudis, impresionante con su nave de más de 100 metros de longitud y con su hermosa fachada exterior. Desgraciadamente casi nada quedó en pie del resto del viejo conjunto urbano pues Nivelles fue asediada y ocupada durante las guerras del siglo XVII.

El broche final en Bruselas

El broche final del viaje es Bruselas, sede del gobierno central de los Países Bajos durante el reinado de Felipe II con los sucesivos gobernadores españoles enviados a estas tierras. En 1695, durante las guerras de Luis XIV, Bruselas fue bombardeada por el Mariscal de Villeroy y la Gran Plaza, el Ayuntamiento y más de cuatro mil casas fueron incendiadas, de ahí que cuando recorres hoy la principal plaza de Bruselas se pueden observar muchas casas con el año 1697 marcado en sus fachadas.

 

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© Unai García | Tu Gran Viaje

 

En esta restauración participó decisivamente el monarca español Carlos II aportando dinero durante tres años y por eso se le puede ver en un busto de la Casa del Rey, uno de los más hermosos edificios de la plaza construido por la Corporación de los Panaderos. Enfrente de la Casa del Rey también se alza la Casa de los Duques de Brabante con las figuras de Carlos I, Felipe el Hermoso, Isabel Clara Eugenia de Austria y su marido, el archiduque Alberto, de manera que este conjunto, uno de los más bellos de Europa, recuerda en diferentes rincones su época española con un importante acontecimiento, muy vistoso, que se sigue celebrando todos años. Se trata del “Ommengang” y evoca la histórica fiesta del 2 de junio de 1549 que la ciudad de Bruselas dio en honor del emperador Carlos V y de su hijo Felipe.

 

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Casa de los Duques de Brabante, Bruselas. Foto Javier Carrión

 

Visitar el Camino Español

¿Cómo llegar? La compañía Ryanair (www.ryanair.com) mantiene vuelos directos desde Madrid a Luxemburgo y Bruselas. En este enlace encontrarás ofertas para viajar a Bruselas al mejor precio.

¿Dónde dormir? En Luxemburgo, el Hotel L’Alvisse Parc Hotel, con piscina exterior a las afueras de la capital. Información y reservas, en este enlace; en Namur, muy recomendable es el Hotel des Tanneurs (www.tanneurs.com), edificio histórico remodelado junto al río: en Bruselas, el Motel One (www.motel-one.com), próximo al Palacio Real.

Motel One Brussels
Motel One Brussels