En el corazón del Caribe nos espera Puerto Rico, una Isla plena de belleza, historia, alegría y excelentes planes viajeros.

Puerto Rico es una perla anclada en el corazón del mar Caribe, un destino paradisíaco que, con su mezcla única de cultura, historia y belleza natural, se ha convertido en un must para los más Grandes Viajeros de todo el mundo.

Y es que viajar a Puerto Rico es hacerlo a una Isla donde los estímulos viajeros se agolpan hasta dar forma a una de las experiencias de viaje más completas que existen. En Puerto Rico nos esperan Lugares Patrimonio de la Humanidad como las calles del viejo San Juan, la capital; el aroma boricua que rebosan muchos de sus barrios, o la elegancia arquitectónica de Ponce, la segunda ciudad más importante de la isla. Puerto Rico es también naturaleza rotunda y bella, como la que adorna el Parque Nacional El Yunque, la Laguna Grande de Fajardo o playas de ensueño como la de Piñones

 

 

Pero hay más, mucho más: gastronomía, planes de turismo activo, cultura, compras… Mil y un planes de los que seleccionamos diez y que, todos ellos, convierten Tu Gran Viaje a Puerto Rico en una experiencia viajera inolvidable que podremos vivir gracias a Logitravel, que pone a nuestro alcance las mejores ofertas para viajar a Puerto Rico.

 

 

Una visita por el el Viejo San Juan

El primero de los tesoros de Puerto Rico es su histórica capital, San Juan, una de las ciudades coloniales más rotundamente bellas y mejor conservadas de América. Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO, el centro histórico de la ciudad es el Viejo San Juan, que data de 1509, cuando empezó a erigirse en la isleta homónima, guarecido entre murallas y protegido por los castillos de San Cristóbal y San Felipe del Morro. Intramuros, hay que detenerse a contemplar la vida que llena la bellísima la Plaza de Armas, con sus edificios coloniales de color pastel y sus animadas terrazas.

 

 

A pocos pasos de la plaza, siguiendo la calle de San José, está la Catedral Metropolitana de San Juan, del siglo XVI, donde se guardan los restos de Juan Ponce de León, el que fuera primer gobernador de la Isla. Las calles de San Sebastián y del Cristo están entre las más bellas de este precioso y colorido Viejo San Juan, con sus casas balconadas y de vivos colores y sus monumentos históricos, como el antiguo Convento de las Carmelitas, reconvertido hoy en el hotel El Convento, el miembro más antiguo del programa de Hoteles Históricos de América.

 

 

 

Otras calles del Viejo San Juan por las que hay que pasear son las de Santa Cruz, San José o la calle del Sol. El recorrido no estaría completo sin la visita al Museo Casa Blanca, donde se puede conocer cómo era la vida cotidiana de las familias acomodadas de aquella época. 

 

 

Cara al Atlántico está el cementerio de Santa María Magdalena de Pazzis,  que fuera erigido extramuros para -así lo penso el gobierno colonial cuando lo mandó construir- separar la vida de la muerte. Vecino del cementerio se encuentra el barrio de la Perla, antaño de dudosa reputación y, hoy, el preferido por artistas y amantes de la música por su gran oferta de conciertos de salsa y hip-hop. En sus calles se suceden grafitis de famosos nuyoricans como Benicio del Toro, Ricky Martín o Jennifer López.

 

Atardecer en la bahía de San Juan

Las puestas de sol de San Juan tienen merecida fama, y el lugar para ver una de las más espectaculares es el Castillo San Felipe del Morro, lleno de lugareños, que si antes han volado las cometas con sus niños, a la hora del ocaso contemplan el magno espectáculo. Los hay quienes salen a navegar en un crucero para observar desde el mar cómo el sol tiñe de anaranjado, rojo o violeta la hermosa silueta del Viejo San Juan.

 

 

Con una copa en la mano y un buen aperitivo, se escuchan leyendas mientras se contempla la misma vista que enamoró a conquistadores y piratas. Se van apagando las garitas de los castillos, las cruces del cementerio de Santa María Magdalena y la Garita del Diablo, bajo la cual los surfistas bailan las olas.

 

 

Puerto Rico y el ron Bacardí

Paseando por San Juan apetece completar la bonita experiencia con un cóctel del famoso ron Bacardí. Nada mejor que visitar su origen, la Casa Bacardí Puerto Rico, fundada en San Juan en 1936. A la destilería se puede llegar a bordo de un ferry, que en apenas diez minutos desde el puerto, lleva hasta aquí, regalando además una vista diurna de la bahía.

 

© Manena Munar

 

Este templo del ron descubre a sus visitantes la historia fascinante que le rodea. De cómo Don Facundo Bacardí Massó cumplió su sueño en Santiago de Cuba en 1862, de cómo su esposa Doña Amalia descubrió una colonia de murciélagos en la destilería -símbolo para los tainos de buena suerte-,  que se convitiría en logo del ron Bacardí. Tras un recorrido por la destilería de ron más grande del mundo, un experto mixólogo comparte el arte de elaborar cocteles legendarios como puedan ser un Mojito Bacardí o Piña Colada batida a mano. La visita finaliza con una cata de rones, maridados con chocolates, en la que no falta el apasionante Reserva Especial Casa Bacardí.

A la luz de las estrellas acuáticas

Puerto Rico es uno de los privilegiados lugares donde cielo y agua se funden en una sinfonía luminiscente. Presume de tres de las cinco bahías en el mundo en las que el plancton libera energía en forma de luz, originando la bioluminiscencia. Una de las más impresionantes es la Laguna Grande de Fajardo, en el noreste del país, por la que se puede navegar en kayak al anochecer. 

 

 

Es toda una aventura remar en silencio por los canales y escuchar el sonido de la noche tropical, envuelta en el espejismo real de infinitas luces surgiendo de las aguas, que, si se agitan con un remo, triplican el espectáculo. Para que se cumpla este lumínico fenómeno, las lagunas deben responder a unas determinadas características de salinidad, temperatura, y nutrientes que les regala el manglar.

El Yunque, museo natural

Uno de los tesoros naturales más impresionantes de Puerto Rico es el Bosque Nacional El Yunque. La única selva tropical del sistema forestal nacional de Estados Unidos, el Bosque Nacional El Yunque es un bosque pluvial semitropical poblado de helechos centenarios, bambúes que acarician el cielo y hasta 240 especies de árboles y 20 tipos de orquídeas.

 

 

El recorrido de El Yunque -palabra taína derivada de yuke, que significa “tierras blancas”-, se realiza a gusto y capacidad de cada visitante. Los más avezados pueden sobrevolarlo en tirolina, saltando de árbol en árbol. Para aquellos que quieran disfrutarlo con calma, es muy placentero pasear al son de los trinos de las muchas aves que lo habitan o buscando al coquí, la rana de Puerto Rico. Subir a la panorámica Torre de Observación de Yokahú y tomar una saludable ducha en la cascada La Coca, son también planes perfectos para disfrutar de El Yunque.

 

 

La selva, a vista de la tirolina más larga de América

Entre las razones para viajar a Puerto Rico hay una ideal para los Grandes Viajeros en cuyos viajes no puede faltar el sentir la adrenalina a flor de piel. En Puerto Rico les aguarda la tirolina más alta y larga de América, el Monstruo del Parque Natural de Aventuras Toro Verde. 

 

 

Sobrevolar la selva a una velocidad cercana a los 60 kilómetros por hora, a 360 metros de altura, durante casi tres minutos, merece una reflexión. Una vez tomada la decisión, y calzados arnés y casco, nadie se arrepiente de sentirse pájaro y dueño de las montañas centrales que rodean al pueblo de Orocovis.

Al Monstruo le sigue la Bestia, ambas tirolinas destinadas a los ávidos de quemar adrenalina. Además, El resto pasará un feliz y ecológico día brincando en las ocho restantes o montando en una Toro Bike para jactarse de haber hecho el circuito de bicicleta por cable más largo del mundo.

Piñones, o la felicidad de un día de playa

A Playa La Pocita de Piñones, en el municipio de Loíza, acuden los locales, que saben de su pocita donde los niños podrán nadar sin peligro, y de sus dos kilómetros de paseo. Otro aliciente del área de Piñones son los chiringuitos de delicias fritas, ideales para combinar con una cerveza Medalla Light.

 

Playa La Pocita de Piñones, en el municipio de Loíza. © Manena Munar

 

Entre las frituras están las alcapurrias, hechas con plátano, yuca o yautía y rellenas de carne picada, cangrejo, pollo o pescado. Las arepas, a base de harina y coco, llevan marisco. El bacalaíto es un sabroso bocado hecho con harina, trozos de bacalao y perejil. No hay que olvidarse de las empanadillas embutidas al gusto, ni de una curiosa versión de pizza con mozzarella derretido y salsa marinera. En los kioscos El Boricua y La Comay las sabrosas frituras están garantizadas.

 

© Manena Munar

 

Pura esencia boricua en el seductor barrio de Santurce

Santurce es un barrio de San Juan, y el más poblado de Puerto Rico, por donde hay que pasear con calma para para no perderse los murales, tabernas o la legendaria tienda Viera Discos, catedral de la música latina. Fundado por esclavos libertos, el barrio de Santurce es hoy es el sitio de la movida portorriqueña, que se reúne en la Esquina Watusi, engalanada con el arte urbano que afama a Santurce y a sus festivales Santurce es Ley y Los Muros Hablan.

 

© Manena Munar

 

Este encantador y colorido barrio de Santurce respira pura alma boricua. Es la cuna del mítico equipo de baloncesto Los Cangrejeros, y es el lugar ideal donde acercarse a bailar salsa, recordando al legendario Ismael Rivera, que nació en la calle Calma, renombrada como Ismael Rivera. Salsa vellonera suena en La Placita de Santurce, que al anochecer se transforma en un salón de fiesta, al igual que la Terraza de Bonanza, a la que acuden los bomberos -la bomba es otro de los estilos musicales propios de Puerto Rico- a cantar y bailar, en su afán por perpetuar la música tradicional. 

 

© Manena Munar

 

Además, Santurce alberga el Museo de Arte de Puerto Rico y el MAC, el Museo de Arte Contemporáneo, paradas obligadas en toda visita cultural a San Juan. Y no hay que marcharse del barrio sin degustar la deliciosa comida callejera de Lote 23, o cocina tradicional de La Casita Blanca. Defensor en la mesa del campo de Puerto Rico es el restaurante Vianda. En la calle Loíza, el viajero podrá elegir entre las opciones asiáticas, puertorriqueñas, italianas o mexicanas, de los muchos locales que la visten.

Ponce, planes culturales para todos

En la costa meridional de Puerto Rico está Ponce, la segunda ciudad tras la capital San Juan. El casco antiguo es un gran exponente del urbanismo colonial de la isla. Su arquitectura abraza una ecléctica mezcla de colonial español, art noveau y deco, neoclásico y morisco, rodeada de la exuberante flora de la ciudad.

 

 

Es una delicia pasear por la Plaza de las Delicias, contemplando la neoclásica Catedral Nuestra Señora de la Guadalupe, el Parque de Bombas con sus tiendas de artesanía, la morisca Estación de Bomberos y la Fuente de los Leones, donde se sienta la gente a mirar quien pasa.

Ponce cuenta con una amplica oferta cultural, en la que destacan estupendos museos como el Museo de Arte o el Museo de Historia de Ponce, y una interesante visión sobre el mundo de la caña en la antigua hacienda azucarera del Castillo de Serrallés. Para tomar algo, resulta ineludible La Guancha, poblada de puestos callejeros. Y para disfrutar de su mar, se aconseja coger el ferry hasta la Isla Caja de Muertos que, a pesar de su nombre, es un paraíso.

Un día de compras en Plaza de las Américas, el mall más grande del Caribe

Un broche ideal para terminar este Gran Viaje por Puerto Rico es pasar un día de compras. Hay otro San Juan, el del siglo XXI, el de los centros comerciales y el mejor shopping, cuya máxima expresión se encuentra en el mall Plaza de las Américas, el centro comercial más grande del Caribe, con más de 250 tiendas, 50 restaurantes para todos los gustos y 15 salas de cine.

Marcas internacionales llenan los escaparates -entre otras muchas Macy’s y JC Penney-, pero también alguna marca española, como Desigual, que abrió en 2015 un sorprendente local. Piezas de arte representando la fauna Isleña cuelgan por los enormes espacios de Plaza de las Américas. Los fines de semana, el mall está repleto: la gente lo llena para comer, al cine o hacen shopping, y es difícil es no caer en la tentación de la enorme oferta que exhibe. También para los viajeros quienes, con sus maletas repletas de regalos y sus sentidos de sensaciones, dejan la isla con un solo deseo: volver a viajar a Puerto Rico.