Spas y cenas en la nieve, gastronomía tradicional y la mayor estación de esquí de los Pirineos, pueblos tradicionales repletos de encanto y el disfrute del invierno… A Andorra le sobran los motivos para que viajes ya con Logitravel a uno de los destinos protagonistas de 2024.

 

Una de las tendencias de viajes que, tras la pandemia, ha venido para quedarse, es la de escaparse a destinos cercanos con el mayor número de atractivos turísticos de los que disfrutar intensamente. Y Andorra, como si de los reflejos de una joya incrustada en el corazón de los Pirineos se tratase, nos seduce con numerosos planes viajeros -deportes de nieve, gastronomía, pueblos con encanto, ocio nocturno, wellness…- con los que convertirse en uno de los destinos protagonistas de 2024. Y Logitravel, con sus ofertas para viajar a Andorra, lo pone más a nuestro alcance que nunca.

 

 

Esquí en Grandvalira Resorts Andorra

La rotundidad de fábula de los Pirineos impregnan el ADN de Andorra. Más del 90% del territorio (de apenas 468 kilómetros cuadrados de extensión) es naturaleza – Picos y valles repletos de rotunda naturaleza y pueblos con encanto donde, también, aguardan excelentes estaciones de esquí: nada menos, la estación de esquí más grande de los Pirineos (y una de las más grandes de Europa) que, con el nombre Grandvalira Resorts Andorra, une a los tres dominios esquiables de Andorra: Ondino Arcalís (30,5 kilómetros esquiables), Pal Arinsal (63 kilómetros) y la imponente Grandvalira (215 kilómetros).

 

 

En total, más de 300 kilómetros de pistas, y la ventaja de que, con un único forfait, el Andorra Pass, es posible acceder a cualquier punto del dominio y disfrutar sin límites de los remontes y de una amplísima variedad de actividades, garantizando una experiencia en la nieve inolvidable. Desde emocionantes salidas en moto de nieve, excursiones con raquetas o esquí de travesía, hasta aventuras como lanzarse en tirolina o disfrutar de una emocionante MoonBike.

 

 

Además, las actividades nocturnas, como cenas bajo la luz de la luna, completan una oferta que satisfará a todos los visitantes, incluso para los más pequeños, para quienes hay desde jardines de nieve a pie de pista a recorrer la nieve con trineos tirados por perros huskies. 

 

 

 

Pueblos con encanto repletos de cultura y tradición

Cuando llega la nieve, los pueblos de Andorra se convierten, todavía más, en lugares de cuento de hadas. En Canillo, una de las parroquias más grandes de Andorra, aguardan varios lugares de visita imprescindible. A las afueras del pueblo está la iglesia románica de Sant Joan de Caselles, de finales del siglo XII, con un precioso campanario de estilo lombardo, único en el país; y, en lo alto de la montaña, están el Mirador del Quer, una pasarela de 20 metros de largo con doce de ellos suspendidos en el aire, y el Puente Tibetano, una experiencia en la que sentir el subidón de la adrenalina: con 603 metros de largo y una elevación máxima de 158 metros sobre la Vall del Riu, el puente, con un metro de ancho, está diseñado para que la gente pueda cruzarse en su recorrido en los dos sentidos de la marcha. ¡Pura emoción!

 

 

Encamp rezuma encanto medieval. La Torre dels Moros y diversas construcciones de uso civil de los siglos XVI y XVII -un depósito de agua excavado en el suelo, dos palomares-, además de la capilla de Sant Romà de les Bons forman lo más destacado de su gran patrimonio, en el que también tienen cabida varios y excelentes museos, como el museo del arte sacro, el museo etnográfico Casa Cristo -todo un viaje en el tiempo que nos enseña cómo era la vida de los jornaleros de finales del siglo XIX- o el Museo del Automóvil, que alberga una de las colecciones de vehículos más importantes del sur de Europa.

 

 

Otro viaje en el tiempo es el que se puede hacer en el encantador Auvinyà, cuya arquitectura urbana, de tiempos recientes, recrea a la perfección el espíritu medieval de la Andorra más tradicional: calles empedradas, mobiliario urbano artesanal, casas de piedra… puro medioevo andorrano, que tiene la visita imprescindible en la iglesia de Sant Romà d’Auvinyà, una capilla del siglo X con vistas panorámicas al valle de Sant Julià de Lòria.

 

 

 

En el pintoresco pueblo de montaña de La Cortinada, el invierno andorrano muestra su vertiente más acogedora y tradicional, con sus tejados cubiertos por la nieve y una patrimonio monumental de gran interés en el que destacan Cal Pal, una preciosa mansión solariega del siglo XIV, acoge actividades socioculturales, la Mola y la Serradora de Cal Pal, de los siglos XVI y XVII, la Casa Museo de Areny Plandolit (Ordino) y la iglesia románica de Sant Martí de la Cortinada.

Y es que la riqueza del patrimonio arquitectónico y cultural de Andorra es mucho más extenso de lo que el tamaño del país podría sugerir. En Andorra nos esperan más de 40 iglesias y monumentos de estilo románico, entre los cuales también destaca la iglesia de Santa Coloma, de origen prerrománico y con un campanario de estilo lombardo notablemente bello. Sus murales, que se muestran a través de video mapping, pueden ser admirados en el contiguo Espai Columba, donde también se exhiben otros tesoros de la cultura andorrana. Un patrimonio que, hay que destacar, abarca miles de años: en la salida del pueblo de Santa Coloma aguarda el yacimiento de la Margineda, uno de los más importantes de los Pirineos, y en el que las excavaciones nos permiten conocer facetas de la vida e historia andorranas desde la Edad del Bronce hasta el siglo XIX.

 

 

Andorra, a bocados

Otro de los atractivos con que nos espera Andorra para que disfrutamos de nuestro viaje es, sin duda, su gastronomía. La influencia de dos colosos en lo gastronómico como las vecinas España y Francia, sumado a una despensa de excepcional calidad y de auténtico kilómetro cero, y al puro carácter montañés del país, hacen de la gastronomía andorrana un auténtico festín para los sentidos.

 

 
 
 
 
 
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Una publicación compartida de D Eli Cámara (@delicamara)

Las recetas más clásicas, basadas en el producto de proximidad y de temporada, brillan en todo su esplendor en las bordes, las construcciones tradicionales que, antaño, servían para guardar el grano y el ganado y que, hoy, se han reconvertido en gran número en casas de comidas de arquitectura y decoración que retrotraen a la cocina andorrana de siempre. Nunca faltan en la mesa andorrana setas, truchas de río, carne a la brasa y embutidos; y dos platos típicos que no hay que dejar de probar son el trinxat de montaña -hecho con patatas, col, tocino y ajos- o la escudella. ¡Puro deleite para el paladar!

 

 

 

Las noches invernales más divertidas

Aún en invierno, cuando cae la noche la aventura del viaje en Andorra continúa emocionando a los viajeros y, además, con propuestas únicas y muy, muy diferentes, que aúnan diferentes propuestas -gastronomía, naturaleza, exclusividad…- con un denominador común: sorprender y satisfacer las expectativas a un viajero que, cada vez, es más exigente y sabe que va a encontrar en Andorra planes viajeros realmente diferentes.

Uno muy interesante es el que propone el restaurante Ovella Negra, uno de los más populares del país. Ubicado en un paraje idílico al fondo del Valle de Incles, su carta de excepcional cocina andorrana tradicional, enmarcada en una decoración también tradicional, es el merecido y destacable broche de oro ideal para la “aventura” de llegar hasta el restaurante: puede ser a pie, con raquetas de nieve o esquí de travesía, o en un vehículo oruga con calefacción. ¡Toda una experiencia diferente!

 

 
 
 
 
 
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En todo viaje a Andorra no puede faltar una visita al parque de aventuras Naturland, que cada invierno se convierte en un festival de nieve, con quince kilómetros de pistas y planes como el Tobotronc, que con más de cinco kilómetros está reconocido como el tobogán alpino más largo del mundo, el Airtrekk, un circuito de 10 torres y 13,5 metros de altura que es el y el mayor skytrail de Europa. Actividades que, al caer la noche, se complementan a la perfección con una cena exquisita en La Borda de Conangle para, después de degustar su excelente carta de gastronomía andorrana e internacional, poder experimentar el esquí nórdico bajo la luna, pilotar una Snow Scooter o MoonBike, o explora la naturaleza con el Trineo Tour Aventura.

 


 

Wellnes en Andorra: la fuerza sanadora de los Pirineos

Si ya de por sí viajar es una de las actividades más placenteras que hay, en los últimos años, la imparable tendencia mundial del turismo de salud ha hecho que, cada vez con más y más frecuencia, los viajeros busquen en sus viajes, también, espacio para el bienestar. Y en este campo, Andorra tiene mucho, y muy bueno, que añadir. La oferta de turismo de salud en Andorra es muy amplia -hay establecimientos en Andorra la Vieja, Escaldes-Engordany, Ordino, La Massana, Canillo y Encamp- y de la mayor calidad, y numerosos establecimientos -spas y centros especializados, hoteles- ofrecen una amplísima variedad de tratamientos de wellness, desde los más tradicionales hasta terapias más innovadoras, como el reiki y el shiatsu o terapias ayurvédicas.

 

 
 
 
 
 
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Por ejemplo, Caldea es un destacado spa termal con actividades acuáticas, mientras que en otros lugares, como el hotel Spa Roc Blanc, se ofrecen tratamientos exclusivos de aguas termales, o se ofrece la posibilidad de probar un spa marino con tratamientos a base de sales marinas y algas, como en el hotel Spa Abba Xalet Suites. En Andorra, cada spa tiene su propia personalidad y ofrece modernas instalaciones para la comodidad de los viajeros que, siempre, van a encontrar en Andorra planes y propuestas que se ajustan como un guante a sus preferencias de viaje. Y, en invierno, todavía más. Andorra es, en sí misma, una experiencia de viaje que no nos podemos perder -¡no nos querremos perder!- en este 2024.