Dispersas en el corazón del Pacífico, entre el oeste del Reino de Tonga y el este de Tahití, las islas Cook son un verdadero paraíso donde escapar del mundo.
Desde finales del siglo XVI, las islas Cook han estado destacadas en el mapa de viajeros de toda condición. Dispersas en una vasta área en el corazón del Océano Pacífico, entre el oeste del Reino de Tonga y el este de Tahití, son un verdadero enclave para escapar del mundo… Y muchas veces, cuando viajas en busca del paraíso te encuentras con un destino imprevisto que formará una de las imágenes más fascinantes que haya visto tu retina. Esto es lo que sucede cuando pisas Rarotonga –la principal de las 15 islas que conforman el archipiélago de las Islas Cook – y uno de los habitantes te recibe con una sonrisa y un “Kia Orana”, hola en Maori.
El archipiélago, situado en el Océano Pacífico entre Nueva Zelanda y Tahiti, se puede dividir en dos grupos. El grupo del norte es perfecto para exploradores, escritores y artistas ya que los seis atolones están prácticamente inexplorados. El atolón más grande es Penrhyn con su gran laguna azul de unos 233 kilómetros cuadrados. Manihiki es conocido por la producción de collares de perla negra y Pukapuka por tener su propia lengua. Por su parte el grupo del sur es una mezcla de atolones de coral e islas volcánicas con un idílico clima, impresionantes paisajes y con una cálida acogida por parte de sus habitantes. Aquí se localiza Rarotonga y Aitutaki, en la que se encuentra la que es considerada como una de las lagunas más bellas del mundo.
En Islas Cook hay oportunidad de encontrar armonía y relajación tumbándose en una de sus impresionantes y tranquilas playas, pero también se puede practicar actividades acuáticas, snorkel, windsurf y kayak. Además se puede descubrir el interior de Rarotonga haciendo senderismo, mountain bike o un paseo a caballo por las aguas turquesas de sus lagunas. Todos aquellos a quienes les guste conocer la cultura local serán bien recibidos por los “cookislanders”. Tienen una rica artesanía que se puede comprar en sus agitados mercados y sus tradiciones son una mezcla de origen polinesio y europeo reflejado en la danza y festividades.
Saborear los platos típicos es fácil en cualquiera de los restaurantes. De su cocina salen pescados adornados con ricas verduras de las tierras fértiles de Rarotonga.Si lo que se prefiere es mimar el cuerpo, las Islas ofrecen instalaciones para tratamientos terapeúticos y de belleza.Y, para tener una estancia inolvidable, ¿por qué no alojarse en una villa privada frente al mar? En ellas, el romanticismo alcanza su máxima expresión si, por ejemplo, se organiza una cena romántica para dos… tu pareja no podrá resistirse a tanto encanto. Además, hay alojamientos para todos los gustos y los bolsillos, desde hostales en la capital para la total inmersión en la cultura local hasta hoteles boutiques para disfrutar de momentos de relax. En definitiva, las Islas Cook son un refugio perfecto para sentirte el centro del Universo… en el mismo paraíso.