Tras El sueño de un hippie, la incursión del caballo loco Neil Young en sus recuerdos que editó Malpaso en 2014, el gran músico canadiense vuelve ahora a la carga con Special Deluxe, una segunda y no menos formidable entrega donde recrea su infancia, sus experimentos musicales, sus experiencias sexuales, su vida familiar, el gallinero del rock y, por supuesto, el más tenaz de sus muchos trastornos: los coches.
“El viaje en automóvil, con varios conductores que se turnen, es para mí el medio ideal de viajar”, decía hace ya un tiempo el grandísimo Miguel Delibes, y pareciera que Neil Young (uno de los músicos más influyentes de nuestro tiempo, para hacer corta una biografía inabarcable o… espera, ahora volveremos a eso) le ha seguido el consejo al pie de la letra. Porque son los coches -decenas de ellos, de todos los segmentos, todas las nacionalidades, todas las hechuras- son quienes marcan la senda de Special Deluxe, el segundo volumen de sus memorias, editadas -como lo fue en 2014 el primero, El sueño de un hippie– por Malpaso. Esos motores “desatan la memoria: nada los detiene cuando levantas el freno”: y pocos personajes de la cultura contemporánea más rompedores del concepto “freno” que este Neil Percival Young que nos ruge -al oído o a la cara- desde hace décadas.
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Aventurar una breve semblanza biográfica de Neil Young (Toronto, 1945) es a todas luces supérfluo, sobre todo cuando el lector cuenta con dos espléndidas memorias recién salidas del horno. Pese a ello diremos que este señor ha tocado todos los palos del rock y sus aledaños; ha grabado (en solitario o en buena compañía) 52 álbumes, muchos de ellos inolvidables; se ha casado dos veces; tiene tres hijos; vive en un rancho y adora los coches viejos, una flaqueza incurable que da origen y estructura a este libro. También señalaremos que la música popular contemporánea (es decir, la cultura contemporánea) sería otra sin su gigantesca presencia. Sería, simplemente, mucho menos jugosa. Así que ya lo sabes: corre a tu librería más cercana y pídeles que te llenen el depósito de Special Deluxe. Puro octanaje para el cerebro, viajero. A ver si alcanzas el rastro del caballo loco.