Resulta imposible no enamorarse de esa ciudad de pinceladas de cuento de hadas que es Sintra, la antigua capital residencia de los monarcas portugueses.

Sintra -a apenas treinta kilómetros del centro de Lisboa– es un joyero sacado de una fantasía de cuento de hadas, de esplendores de otro tiempo, con un patrimonio monumental tan rotundo y tan impactante que no pudo por menos que ser, también, lugar de inspiración arrobada para grandes artistas portugueses e internacionales –Lord Byron, Richard Strauss, Viana da Motta o Domenico Schioppetta son solo algunos de ellos-, y que, además de fama mundial, le hacen merecer ser distinguida por la UNESCO como Lugar Patrimonio de la Humanidad.

 

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Foto Lucas Miguel

 

Una ciudad de palacios

Como antigua residencia de los monarcas portugueses, entre los lugares que no puedes dejar de conocer se encuentra el Palacio Nacional da Pena, una fantasía arquitectónica que hipnotiza todas las miradas desde el momento de su construcción. A unos cuatro kilómetros del centro de la ciudad -pero visible desde toda ella- y elevándose sobre una colina a 500 metros de altura, este palacio de ensueño, considerado el mayor ejemplo de arquitectura romántica en Portugal y pintado con los colores originales, es el icono por excelencia de Sintra.

 





 

El Palacio Nacional da Pena fue construido a partir de las ruinas del Monasterio Jerónimo de Nossa Senhora da Pena, remontándose al año 1839, por orden del rey Fernando II -que decía del castillo que “mi querida Pena es la joya de la Corona de la región de Sintra”- y es el máximo exponente del Romanticismo portugués, una fantasía arquitectónica que arrobó los sentidos del compositor Richard Strauss, que le definía como ”Es el verdadero jardín de Klingor y allí, en lo alto, surge el castillo del Santo Grial”.

 

 
 
 
 
 
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El Palacio está rodeado de más de doscientas hectáreas de parque, donde se mezclan cientos de especies animales, desde la más tradicional hasta la más exótica, y en él conviven en perfecta armonía estilos tan diferentes como el neo-manuelino, el neo-gótico y el neo-árabe. No dejes de tomar un descanso en su terraza, un lugar perfecto para disfrutar de inmejorables vistas de la espectacular Sierra de Sintra.




Y, dentro de los jardines que forman el parque, en la zona occidental, no puedes perderte el Chalet y Jardín de la Condesa d’Edla, reabiertos al público recientemente tras un largo proceso de restauración, ya que el edificio fue destruido por un incendio en 1999. La ubicación del chalet mantiene una importante relación visual con el palacio, acentuada por la cercanía de un dramático conjunto de bloques de granito, las Piedras del Chalet, y por un valle aledaño.




No olvides asomarte a su balcón, desde donde podrás asomarte para admirar el esplendor del mar. En su jardín podrás encontrarte con exóticas colecciones botánicas, miradores con vistas al palacio, al chalet y al Castillo de los Moros.

Escapada a Sintra | Tu Gran Viaje
Foto Thomas Peham

Otro lugar imprescindible es el Palacio Nacional de Sintra, también conocido como el Palacio da Vila, que protagoniza el perfil urbano de Sintra con sus dos enorme chimeneas cónicas y su fusión de estilos arquitectónicos -de arquitectura medieval, gótica, manuelina, renacentista y romántica- que hacen de él una construcción única en el mundo. Fue estancia de los reyes portugueses durante más de ocho siglos y utilizado, sobre todo en la Edad Media, tanto como refugio de la capital en los meses de estío o en caso de brotes de peste como lugar privilegiado para la práctica de la caza. Actualmente, además de ser escenario histórico, se realizan conciertos de música clásica, recepciones oficiales y recreaciones de historia en vivo.

Palacio de Pena de Sintra. Festival de Música de Sintra 2016
Palacio de Pena, Sintra

No se puede obviar un recorrido tranquilo por la Vila Velha, el entramado de callejuelas, pequeñas plazas y casas pintorescas, muchas de ellas reconstruidas tras el terremoto de 1755, que dan forma al centro de Sintra. Es este un paseo calmo donde, a cada paso y en cada rincón, se descubren antiguas casas cubiertas de azulejos, fuentes por las que aún brota agua de la sierra y pequeñas iglesias y museos. Una de las construcciones más destacadas es la Iglesia de San Pedro de Penaferrim, de los primeros años del siglo XV, blanca y luminosa y en cuyo interior los omnipresentes azulejos blancos y azules narran la vida y obra del santo.




En la visita a Sintra no hay que dejar de recorrer la romántica Quinta da Regaleira. Inmersa en una frondosa vegetación, la Quinta da Regaleria -también conocida como el Palacio da Regaleira o Palácio do Monteiro dos Milhões (Palacio de Monteiro el de los Millones) por el apellido y el apodo de su primer propietario, un millonario que hizo su fortuna con el negocio del café-, es una fabulosa suma de estilos y construcciones, jardines, pozos, torres, lagos, estatuas y grutas, cuyos orígenes datan del año 1697 y también uno de las construcciones más famosas y visitadas de la ciudad por su más que enigmático carácter, que atrae cada año a miles de viajeros de todo el mundo a quienes lo arcano y el simbolismo de la Quinta deja fascinados.




Como representación del cosmos, su enorme jardín se revela a través de la sucesión de lugares impregnados de magia y misterio, dando paso a un mundo inferior (un dantesco mundo subterráneo). En estos ámbitos se dejan ver referencias a la mitología, al Olimpo, a Virgilio, a Dante, a Milton, a Camoes, a la misión templaria de la Orden de Cristo, a grandes místicos y taumaturgos, a los enigmas del Arte Real y a la Magna Obra Alquímica. Esta sinfonía de piedra, cincelada por las manos de constructores de templos empapados por un verdadero espíritu de tradición, revela la dimensión poética y profética de una mansión filosofal lusa.

Quinta da Regaleira, Sintra, Portugal
La Quinta da Regaleira, Sintra

Las ruinas del Castillo de los Moros, una fortificación militar que fue testigo de la presencia islámica en la región y que domina la ciudad desde lo alto, tenía la función garantizar la vigilancia y protección de Lisboa y sus alrededores. Hoy, es uno de los mejores lugares desde los que obtener las mejores vistas de la ciudad.

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Foto Thomas Peham

Y, por último, no dejes de visitar el Parque y Palacio de Montserrate, también situado a cuatro kilómetros de la ciudad, y que combina influencias góticas, indias y mudéjares, incorporando motivos exóticos y vegetales que se extienden de forma armónica hacia el exterior. Especies botánicas de todo el mundo componen los diversos jardines históricos, distribuidos por áreas geográficas. La pendiente cubierta de césped frente al Palacio invita al descanso, sobre todo tras la visita a unos de los más ricos e interesantes jardines botánicos portugueses.