En una de las esquinas de Teruel, colindante con Tarragona y Castellón, se extiende la comarca de Matarraña, un destino que conserva el aire medieval y renacentista de sus pueblos.

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Valderrobres, la capital comarcal

Valderrobles es la capital de la comarca de Matarraña, y probablemente el primer pueblo de Matarraña que visitarás por su fama su encanto. El río Matarraña divide al pueblo en dos: por un lado, el casco histórico y, por otro, la ciudad nueva. Ambos se comunican por el hermoso puente de piedra medieval. Atravesando la puerta de san Roque, enseguida detectas la belleza de una antigua torre de la muralla que protegía la población, y la plaza Mayor, con el ayuntamiento y algunas casas palaciegas.

 

Valderrobres

 

Todo este viejo entramado de callejuelas empinadas forma uno de los conjuntos góticos más atractivos de Aragón, encabezado por el castillo y la iglesia de Santa María la Mayor. Este templo, declarado monumento histórico en 1982, es de estilo gótico-levantino, de finales del siglo XIV y principios del siglo XV, y está construido en sillería con una sola nave de tres tramos. Su portada llama la atención con sus arquivoltas y los cuatro evangelistas en los laterales; es para los especialistas la más conseguida del gótico turolense. Hay una entrada conjunta que te permite visitar el castillo, esta iglesia y el museo de la ciudad, pero no dejes de dar una vuelta sosegada por sus vías principales admirando sus casas de tres alturas, estrechas y altas, la mayoría de piedra con balcones de madera.

 

 

Salt de la Portellada, la cascada más bella

Quince minutos en coche separan Valderrobres de la cascada más hermosa de la comarca: el Salto de la Portellada. Se trata de un salto de agua con una caída de 20 metros que forma una preciosa poza de color esmeralda, mientras que en la parte superior del salto, se observa un espectacular juego de formas producidas por la erosión. Este rincón del río Tastavins, afluente del Matarraña, ha sido muy utilizado en películas y anuncios publicitarios, pero conviene visitarlo en primavera cuando el caudal del río es mayor.

 

 

La Fresneda y sus mazmorras

Muy cerca de este salto queda La Fresneda. otro conjunto histórico-artístico con los restos de su antiguo castillo, la plaza Mayor, su Casa Consistorial, el Palacio de la Encomienda o el Convent, que recuerdan la grandeza económica que vivió en el pasado la villa. Como el resto de los pueblos de Matarraña destaca por sus calles estrechas que culminan en lo más alto en la iglesia de San Salvador, desde donde se extienden unos magníficos miradores que permiten divisar los campos de olivos y el resto del municipio.

 

La Fresneda

 

Parece que el templo se levantó en el mismo ligar donde se alzaba una mezquita árabe, aunque los primeros documentos históricos sitúan su origen en 1224 al lado del castillo de la Orden de Calatrava. Esta institución eclesiástica fue muy importante en La Fresneda y convirtió a la iglesia y otras capillas próximas en el centro de la vida social del pueblo.

 

 

Merece la pena callejear a tu aire y sin prisas, sobre todo por la calle Mayor para sorprenderte incluso incluso con unas mazmorras ancladas en el pasado. Las encontrarás junto al ayuntamiento, tras atravesar una vieja puerta de madera. En la primera sala a la izquierda destaca un “alzapón” (puerta de entrada al infierno) o pudridero, un pozo de cinco metros de altura, al que entraban los presos peligrosos para no salir nunca más con vida, y en la primera primera planta, que albergó presos durante la guerra civil, hay que fijarse en conjunto de grafitis con formas humanas, cipreses que representan la vida eterna y rayas verticales que los reos usaban como calendario.

 

 

Saliendo de estas mazmorras sobresale la Casa de la Encomienda, del siglo XVI, la residencia del comendador de la Orden de Calatrava, donde se almacenaban los productos agrarios que recaudaba. Destaca la fachada y el patio interior con una hermosa escalera.

 

 

Los mercados medievales de Cretas

En el camino de La Fresneda a Calaceite no dejes de realizar una parada en Cretas, un encantador pueblo más pequeño repleto de arcos, pasadizos, plazas y portales que organiza todos los años mercados medievales con bailes, artesanos y productos gastronómicos. Te sorprenderá su plaza mayor, con una columna rematada por un medallón de hierro, en esta villa ubicada en el barranco de Calapatá con monumentos interesantes como la iglesia de la Asunción, la capilla de San Antonio de Pauda, Casa Turull o el Portal de San Roque.

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También puedes visitar en su término municipal, si te interesa la arqueología, el Poblado Els Castellans, uno de los yacimientos ibéricos más interesantes del Bajo Aragón, donde se ha hallado cerámica ibérica hecha a mano, fragmentos de estelas, así como pesos de telar y cerámica griega.

Calaceite y sus olivos centenarios

Ya en Calaceite comprobamos que muchos escritores han pasado también por esta villa encaramada en una loma. José Donoso vivió en Calaceite y la villa ha sido visitada por otros intelectuales como Mario Vargas Llosa o Carlos Fuentes, aunque la actividad económica más importante ha sido tradicionalmente la del aceite -es el mayor productor de toda la zona con sus olivos centenarios- que le ha convertido en la segunda localidad más poblada de Matarraña con un millar de habitantes.

 

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Calaceite

 

El centro histórico de Calaceite es muy extenso. Se recomienda caminar sin rumbo por sus callejuelas para asombrarte con los detalles arquitectónicos de sus edificios. Eso sí, no debes perderte la magnífica Plaza de España, con su ayuntamiento renacentista de 1609, las capillas-portales de San Antonio y de la Virgen del Pilar, está última muy fotogénica, y la Iglesia de la Asunción con una imponente fachada barroca con grandes columnas salomónicas. También resulta interesante la visita al Museo Juan Cabré con una importante colección de arqueología, fotografía antigua y utillaje antiguo de labranza, reunida en el siglo XX.

 

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Calaceite

 

Como si fueras Superman en Fuentespalda

Si buscas emociones con adrenalina no dudes en acercarte a la villa de Fuentespalda para conocer su ya popular tirolina de dos kilómetros de longitud, la más larga de Europa con doble cable. Los atrevidos saltan a una altura de 2.000 metros cruzando todo el valle como si fueras Superman disfrutando de una de las vistas más asombrosas de la comarca.

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El viaje de los tripulantes en posición horizontal es corto y se tiene la sensación de ir en un avión a una velocidad que puede alcanzar los 120 kilómetros por hora, pero puedes admirar de otro modo el patrimonio arquitectónico de Fuentespalda, con sus casas palaciegas y su bonita iglesia parroquial. Los visitantes más tranquilos que no desean probar esta experiencia pueden tomarse un café en la terraza de un bar instalado en la misma plaza de la Iglesia para ver los vuelos ultrarrápidos de los más valientes. 

 

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Ermita de Santa Bárbara, Fuentespalda

 

Un remanso de paz llamado Ráfales

De vuelta a la actividad cultural, a 11 kilómetros, hay otra pequeña joya histórica-artística en Ráfales. Este es un pueblo pequeño, todo un remanso de paz, con apenas 200 habitantes, en el que puedes concentrarte en su plaza Mayor, donde se encuentra la iglesia de Nuestra Asunción (siglo XIV), el Ayuntamiento (siglo XVI), que alberga una antigua cárcel hoy restaurada, y los portales de San Roque y de la Moneja.

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Desde la plaza hay que callejear para ver los restos del castillo de la Orden de Calatrava (siglo XIV) y se puede visitar el Museo del Aceite, instalado en un antiguo molino rehabilitado, y un pequeño jardín botánico con árboles y plantas medicinales.

Beceite, el rincón más bello del río Matarraña

El paisaje más encantador de Matarraña se halla en los puertos de Beceite y el barranco del Parrizal, donde el río se encañona de un modo inverosímil con paredes de 60 metros de altura, pero el pueblo en sí también desprende belleza cuando accedes a su casco viejo a través del puente de piedra (s.XVI) sobre el río Matarraña.

 

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Beceite

 

A partir de ese punto, un laberinto de calles empinadas y estrechas suben hacia la plaza de la Constitución, con el ayuntamiento y la Iglesia de San Bartolomé (s.XVIII) como testigos de una arquitectura señorial visible en una villa que también alcanzó fama por sus trece históricos molinos papeleros.

 

La fabricación artesanal de un papel de gran calidad desde finales del siglo XVIII garantizaba la continuidad de estos molinos que trabajaron para Heraclio Fournier en la elaboración de naipes; también se empleó para elaborar papel moneda para el Estado e incluso Goya lo utilizó en sus grabados.

 

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La relación de Beceite con el agua es otro gran atractivo del pueblo. Sin salir de su casco urbano ya puedes comprobarlo en la Fuente de la Rabosa con sus cascadas que atraen a los bañistas en verano, pero la impresión mejora todavía más cuando recorres El Parrizal a través de sus pasarelas de madera entre la belleza del paisaje que forma el desfiladero y las aguas turquesas del río Matarraña.

 

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Se trata de un sendero lineal muy sencillo y seguro de unos 6 kilómetros, ida y vuelta, que culmina en los impresionantes estrechos del Parrizal. Tardarás en cubrir el recorrido unas tres horas en esta experiencia que conviene reservar con antelación porque el aforo es limitado y solo hay dos turnos de visita en los meses de mayor afluencia de público.

Los Roques de Masmut

La ruta por esta “Toscana aragonesa” concluye en Peñarroya de Tastavins, que regala un hermoso skyline urbano con la iglesia de Santa María la Mayor como faro principal del pueblo y otro natural encabezado por las Rocas del Masmut. En este imponente monolito de conglomerado con paredes verticales de más de 100 metros de altura se ha establecido una colonia de buitres que pernoctan y anidan en este lugar, aunque también es utilizado por los aficionados a la escalada por sus rutas abiertas y equipadas.

 

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Rocas del Masmut.

 

Se puede ascender hasta esta impresionante mole calcárea rojiza y realizar una vuelta circular través de una pista que arranca en lo alto de Peñarroya de Tastavins y se adentra en los Puertos de Beceite. Calcula unas cuatro horas para completar este itinerario.

PRÁCTICO

Visitar Matarraña: Información práctica

¿Cómo llegar? Desde Madrid se llega a la comarca de Matarraña por la A2 hasta Zaragoza, tomando después la N-232; desde Barcelona, por la AP-7 y la N-420, y desde Valencia por la CV-10 y la N-232-

¿Dónde dormir? En Peñarroya de Tastavins, Masía del Aragonés; en Monroyo, Hotel Torre del Marqués.

¿Dónde comer? En Valderrobres, Hotel Restaurante El Salt; en Beceite, Antigua Posada Roda; En Calaceite, Pas d’en Bellosta (Plaza España, 15). 

 

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