Viajar a Fuerteventura es hacerlo a una isla que está pensada para ti. Busques lo que busques en la isla, lo encontrarás.
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En Fuerteventura puedes disfrutar de cuidados termales y practicar deportes náuticos (kitesurf o buceo, por ejemplo), relajarte dando largos paseos por la playa para reponerte de tantas emociones como te provoca la isla. ¿Se puede pedir más? La respuesta es sí: una excelente gastronomía local, cultura (visita en Puerto del Rosario la Casa-Museo Unamuno o el Centro de Arte Juan Ismael, o el precioso pueblo de Betancuria, que fue la primera capital) y diversión para los niños (haz una excursión a Oasis Park, el parque temático con la mayor reserva de camellos de Europa).

Las increíbles playas de Fuerteventura
¿Sabías que la temperatura media en Fuerteventura es de 23 grados? Ideal para escaparte a la playa. Sin calores, sin agobios. Corralejo, El Cotillo, Jandía, Sotavento, Costa Calma y Morro Jable, Gran Tarajal… todas, de arena fina (dorada o negra), de aguas tranquilas, donde sopla el viento. ¡Cualquiera es una apuesta segura!

Tindaya, la montaña sagrada de los majos, los pobladores originales de la isla, es un tesoro arqueológico de primera magnitud: en ella se encuentran más de 200 grabados rupestres con forma de pie (podomorfos), y sobre ella ideó el artista vasco Eduardo Chillida un proyecto inmenso en el que la montaña sería excavada.
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Un museo de arte al aire libre
Tu viaje estará incompleto si no te enamoras del Parque Nacional de las Dunas de Corralejo: más de 2.500 hectáreas de puro desierto donde reina el silencio más absoluto y la belleza más conmovedora. Las dunas, de arena organógena (¡polvo de caparazones marinos!), besan el mar a lo largo de los ocho kilómetros de playas del parque: ¡un lugar que no olvidarás jamás!

Excursión a isla de Lobos
Y tienes que dar un salto y adentrarte en Isla de lobos, la hermana pequeña de Fuerteventura. La isla es un paraíso natural de apenas 4’4 kilómetros cuadrados en el que habitan más de 130 especies endémicas: la isla de Lobos era conocida por piratas y mercaderes ya en el siglo XV, quienes le dieron este nombre por los miles de focas monje que vivían en ella.

Tienes que ir a Corralejo para tomar el barco que te llevará a El Puertito, en el sur de la isla. Desde allí, ¿por qué no te marcas una ruta que te lleve hasta la punta de Martiño, donde está el faro de Lobos? No te pierdas las playas de La Caleta y de La Concha, en el sur, y la de El Sobrado en el norte, ni dejes de subir a La Caldera, el punto más alto de la isla.
Tu Gran Viaje a Fuerteventura
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