La Mariña lucense, el fragmento de litoral gallego que se extiende entre los estuarios de los ríos Eo (protegido como Reserva de la Biosfera), en Ribadeo, al oeste, y la del Sor, en O Vicedo, al este, y las tierras que desde el mar suben hacia el interior conforman una región repleta de magia.

Dividida en tres comarcas –Mariña Oriental, Mariña Occidental y Mariña Central– y formada por quince municipios –Alfoz, Barreiros, Burela, Cervo, Foz, Lourenzá, Mondoñedo, Ourol, A Pontenova, Ribadeo, Trabada, O Valadouro, O Vicedo, Viveiro y Xove-, a esta Mariña donde parece que cupiera Galicia entera -que es casi como decir que cabe el mundo- la definen, por encima de todos, los contrastes, casi infinitos.



No es un oxímoron: en la costa -cien kilómetros de genuino litoral gallego- conviven acantilados abruptos con arenales inmensos entre los que destaca, por derecho propio, el de Las Catedrales, el segundo lugar más visitado de Galicia y, entre medias, rías y marismas y algunos de los pueblos y ciudades más decididamente tradicionales, donde las lonjas y los puertos son, por sí mismos, atracciones turísticas de primer orden; y en el interior, la otra Mariña, que es la otra cara del carácter gallego: valles frondosos que se pierden tierra adentro, allá en la Serra do Xistral, y donde, aquí y allá, unas casas, una ermita, un rosetón nos recuerda que esta es también tierra de Camino de Santiago.

 

Playa de las Catedrales, Lugo. Foto CC 2.0 by José Luis Cernadas Iglesias | Viajar a la Mariña Lucense | Tu Gran Viaje
Playa de las Catedrales, Lugo. Foto CC 2.0 by José Luis Cernadas Iglesias

 

Ribadeo, la capital de la Mariña Oriental

Entra el gran viajero en Galicia desde el este salvando la desembocadura de la ría del Eo por el puente de Los Santos -una maravilla técnica de 612 metros de longitud al que el nombre le viene de unir la capilla de San Román, en Asturias, con la ermita de San Miguel, en el lado gallego- para dar en Ribadeo, la primera población gallega que le sale al gran viajero al paso, y lo hace como capital de la Mariña Oriental, con poco más de 10.000 habitantes. Es Ribadeo atesora muchos de los mejores ejemplos de arquitectura civil indiana que hay en el norte español: basta para comprobarlo con contemplar el neoclásico Pazo de Ibáñez (actual Ayuntamiento), con su espectacular escalinata, obra de la Real Fábrica que pertenecía al que fuera dueño de la casa, un Marqués de Sargadelos que es, junto al Mariscal Pero Pardo de Cela, el gran protagonista de la historia de esta Mariña Lucense; la Torre Moreno, el edificio más popular de Ribadeo, excesiva como casi todo buen edificio de indianos con su frenesí de alicatados, mármoles, cariátides, vidrieras y porcelanas que no desentonan en un paisaje urbano e indiano que tiene, en la rúa de San Roque, su mejor escaparate vital. Las calles estrechas que se arremolinan sobre el mercado y bajan al puerto -uno de los más activos de la costa lucense- tienen, también, todo el sabor.

 

Ribadeo | Viajar a la Mariña Lucense | Tu Gran Viaje
Ribadeo



La playa de las Catedrales, un monumento natural único en el mundo

A pocos kilómetros de la ciudad está su otro emblema, mucho más conocido internacionalmente: la playa de Las Catedrales. Un imponente monumento natural que se empeña, año tras año, en copar las primeras posiciones de las listas nacionales e internacionales de mejores playas del mundo (la última, la de los Premios Traveller’s Choice Playas 2015 convocados por TripAdvisor y que la coloca como la cuarta mejor playa del mundo). No hay que extrañarse de su fama: basta para comprobarlo con pasear durante la marea baja por debajo de los caprichosos farallones, bóvedas y arcos que la erosión ha creado -imponentes moles que superan en muchos casos los treinta metros de altura. Entrantes y salientes, pasadizos y bufaderos, grutas y bóvedas… Una maravilla tan conocida ya que, en verano, se limita su visita a cinco mil personas diarias.

 

Playa de las Catedrales, Lugo. Foto CC 2.0 by José Luis Cernadas Iglesias | Viajar a la Mariña Lucense | Tu Gran Viaje
Playa de las Catedrales

 

Foz, en tiempos un puerto ballenero, es hoy una tranquila villa costera que ha hecho del turismo y de los servicios -por encima de la pesca y su industria- su principal modo de vida.

 

 

La ría de Foz es un auténtico paraíso natural al que ponen colofón los más de quince kilómetros de playas del municipio -A Rapadoira, Llas, Peizás, Arealonga-, además de albergar, a solo cinco kilómetros, la catedral más antigua de España, la de San Martino de Mondoñedo, construida en el siglo VI.

 

San Martino de Mondonedo. Foto CC 2.0 by José Luis Cernadas Iglesias | Viajar a la Mariña Lucense | Tu Gran Viaje
San Martino de Mondonedo. Foto CC 2.0 by José Luis Cernadas Iglesias

 




La impronta de la Mariña Occidental

Ya en la Mariña Occidental espera Burela, otra villa marinera cuyo puerto bonitero es el más importante del Cantábrico, y que tiene como visita obligada el Barco Museo Boniteiro: un antiguo bonitero con casco de madera, el Reina del Carmen, construido a finales de los años Sesenta, que se conserva en pleno estado de funcionamiento y donde se muestra cómo era la vida a bordo de estos buques y las artes de pesca que se empleaban. Cuando en Burela, nuestra siguiente parada en el camino, resulta imperdonable no subir al monte Castelo y maravillarse ante la panorámica que se tiene de la villa, del puerto y del mar. Y ya en Cervo se encuentra el Conjunto Histórico-Artístico de Sargadelos, formado por los restos de la antigua fundición y la fábrica de loza de la legendaria marca que puso un trozo de Galicia casi en cada hogar del mundo.




La Rapa das Bestas y la Mariña Central

La capital de esta Mariña Occidental es Viveiro, que conserva tres de las seis puertas que tuvo su inexpugnable muralla y tras las que espera el centro histórico, declarado Conjunto Histórico-Artístico: en la plaza Mayor y las calles empedradas que de ellas salen pareciera que se ha detenido el paso del tiempo… Con toda la riqueza monumental de la ciudad -ahí están sus templos románicos de San Pedro o de Santa María-, es un callejón su lugar más famoso: y es que, con una anchura que oscila entre el metro y medio y los dos metros, es el Callejón del Muro -un pasadizo que era parte de la antigua muralla- una de las calles más estrechas de España.




Y, desde luego, imprescindible, en el primer domingo del mes de julio, su Rapa de Bestas, que se celebra en las montes de Buio y a la que acuden decenas de miles de personas. Cerca de Viveiro, tierra arriba, se encuentra el otro Monumento Natural de la Mariña Lucense, el Souto da Retorta, un bosque de más de seiscientos eucaliptos sobre los que reina el conocido como “El abuelo”, un imponente ejemplar de casi setenta metros de altura.

Si seguimos discurriendo por estas tierras ahora suaves, ahora abruptas, de la Sierra del Xistral, pasando por Valadouro y Alfoz -donde están la torre del castillo de Pardo de Cela y el Castro do Ouro– y remontando el río Masma pararemos en Mondoñedo -”rico en pan, aguas y latín”, como le decía el gran Álvaro Cunqueiro-, capital de la Mariña Central y que fue capital de una de las siete provincias del Reino de Galicia y a la que su condición de sede episcopal ha dotado de mucho carácter. En el centro, su plaza de la Catedral, del siglo XIII, es el corazón de la ciudad, y donde confluyen todas las calles de la villa. Y el lugar perfecto para guarecerse en cualquier restaurante, cualquier terraza porticada, y repasar tanta Galicia como hemos vivido ante cualquier de sus manjares. Qué feliz y placentero Gran Viaje, ¿verdad?