Luce el sol, los músicos callejeros interpretan Bella, Ciao, no hay sitio en las terrazas, en el mercado de las pulgas hay más tesoros que nunca, y los Maestros Flamencos esperan en el Museo de Bellas Artes… Es un día cualquiera en Bruselas, y la vida es maravillosa.
“Un domingo cualquiera, cualquier cosa puede pasar”, prometía Oliver Stone en su película Any given sunday, y el adagio bien podría aplicarse -y extenderse a cualquier día de la semana- a la siempre ajetreada y cosmopolita Bruselas que, un día cualquiera -como hoy, como mañana-, nos aguarda con mil y un planes, algunos de ellos no tan conocidos como estos…
Pasear por el parque Egmont
Un día cualquiera en Bruselas puede tener su mejor comienzo en una maravillosa joya oculta, desconocida en gran parte incluso por los mismos bruselenses: el parque Egmont. Los antiguos jardines del palacio de Egmont, actual Ministerio de Asuntos Exteriores de Bélgica, diseñados a mediados del siglo XVIII, son un auténtico oasis de calma en el corazón de la ciudad. A la espalda del Boulevard de Waterloo, los árboles flanquean sus veredas, el estanque es un remanso, hay un restaurante estupendo –La Orangerie– con una terraza ideal para tomar un café o un refresco y, por si fuera poco, tiene una muy fotogénica estatua de Peter Pan -una de las siete que hay en el mundo- ideal para arrasar en Instagram.
Encontrar tesoros en el Marché Aux Puces
Muy cerca, en lo alto del Galgenberg (el “monte de la Horca”) está uno de los mejores miradores de Bruselas, el de la plaza de Poelaert, a los pies del inmenso Palacio de Justicia, uno de los edificios civiles más grandes del mundo. Desde allí, la vista alcanza hasta el Atomium; y el ascensor panorámico, gratuito, nos deja en la plaza Bruegel, el “kilómetro cero” del barrio de Marolles, que, especialmente en domingo, rebosa de actividad.
¿El motivo? Su mercado de segunda mano, el famoso Marché Aux Puces, en la place du Jeu de Balle, flanqueada de terrazas, donde es posible encontrar de todo, desde imitaciones de Calver a antigüedades africanas. En la plaza desemboca la calle principal del barrio, la rue Haute, repleta de tiendas de diseño y antigüedades, y buenos bares (Le Petit Lion, en el 232, es uno de ellos).
Conversar con los Maestros Flamencos en el Museo de Arte Antiguo
El Museo de Arte Antiguo, uno del complejo de los Reales Museos de Bellas Artes de Bélgica, es escala imprescindible de Tu Gran Viaje al Flandes de los Maestros Flamencos: el museo atesora cinco pinturas de Bruegel -la segunda mayor colección de mundo-, además de varias firmadas por su hijo. Pero no deben parecernos pocas porque, gracias a la colaboración entre el museo y Google Cultural Institute, la obra del genial pintor cobra vida en Bruegel in a box, una exposición interactiva que nos muestra, gracias al uso del vídeo 360º y la realidad virtual, hasta el más mínimo detalle de otras doce pinturas.
Y no acaban aquí las obras maestras del museo. Rubens, Jordaens, El Bosco, Van Dyck… compañeros ideales para una mañana de domingo en Bruselas.
Descubrir la cerveza del Barroco en Cantillon
Todo un viaje en el tiempo, e indicado para paladares con carácter: esa es la propuesta de la fábrica artesanal de cerveza Cantillon, una empresa familiar que mantiene sus procesos de producción -y sus instalaciones- desde que comenzó a funcionar, en el año 1900. Pero eso, con ser muy destacable, no es su propuesta de valor. Lo es elaborar la cerveza del modo que lo hacen, de fermentación espontánea.
Su cerveza Gueze, tradicional del valle del Senne, el río que baña Bruselas, está considerada como una de las más antiguas de Europa, y su proceso de elaboración apenas se ha alterado desde la Edad Media. Un sabor diferente, y no es el único: sus cervezas Lambic, Faro y Kriek son, también, de otro tiempo. Puedes visitar la fábrica (que está en la rue Guede, 56) de 10:00 a 17:00 -la última visita comienza a las 16:00- toda la semana excepto miércoles y domingos.
Degustar las mejores ballekes con stoemp de Bruselas
Uno de los platos tradicionales más contundentes de la gastronomía belga son las ballekes con stoemp unas albóndigas gigantes -de carne o vegetales- acompañadas de puré de patata y verduras. En el Balls & Glory (Rue Henri Maus, 35. Abierto de 10:00 a 22:00), pegado al Palacio de la Bolsa, sirven las mejores de la ciudad, y son de tres tipos -de cerdo, pollo o vegetearianas-, acompañadas, además de con stoemp, con una ensalada de temporada. Además, sirven con ellas, y gratis, una jarra de refrescante agua con limón y un cuenco de fruta.