“¡Oh, tierra afortunada! El sol es tu amante…”, dijo de Almería el escritor Aldous Huxley, maravillado ante el espectáculo de la luz mediterránea arrancando mil destellos de donde se posara. Eso es Almería: la constatación de que, de vez en cuando, los milagros viajeros existen.

 




Viajar a Almería es hacerlo a uno de esos lugares que hipnotizan desde las esquinas de los mapas, cuyos nombres son compartidos entre los viajeros, quienes los disfrutan al máximo, manteniendo así su pureza. En España, ese lugar es Almería, un inmenso óleo en el que caben todos los colores -desde el azul turquesa del Mediterráneo más virgen de España al ocre infinito de las tierras mágicas de Tabernas y el Cabo de Gata, pasando por los mil tonos de los mármoles de Macael al blanco nuclear de pueblos con encanto como Mojácar y Níjar– y que enamora desde siempre a viajeros y artistas de todo el mundo; un lugar en el que resuenan los ecos de los forajidos del oeste, los artistas más grandes encuentran la inspiración y en el que la luz del sol solo la tapa el vuelo de los dragones… 

 

 

 

El litoral mejor conservado del Mediterráneo

Playas kilométricas, calas vírgenes y costas y acantilados coronados de atalayas y torres vígia, pespuntean los más de doscientos kilómetros de costa de Almería, un auténtico tesoro del que puede decirse que es el tramo de litoral mejor conservado del Mediterráneo. Desde los años Sesenta del siglo pasado, los viajeros europeos pusieron de moda las playas de Almería por su pureza paisajística: inmensos arenales en los que las construcciones tradicionales se integraban a la perfección con un respeto inmenso por el paisaje, una característica que se ha mantenido hasta el día de hoy, y que hace que disfrutar de las playas de Almería -desde Villaricos a Roquetas, pasando por las Vera, Mojácar o Níjar– sea hacerlo de las que probablemente sean las mejores playas del Mediterráneo. Además, el clima acompaña casi en todo momento: Almería es la provincia española que recibe más horas de sol al año.

 

Razones para viajar a Almería | Ruta en coche por Almería de Logitravel | Tu Gran Viaje
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El azul infinito del Cabo de Gata

Lanzar la mirada desde el agua hacia la costa y encontrar solo palmitos y dunas es un auténtico regalo para los sentidos y para el espíritu. Eso es lo que encontramos en esa esquina maravillosa de Andalucía que es el parque natural de Cabo de Gata-Níjar, en Almería, un territorio de belleza extrema donde se encuentran el único desierto de Europa y el mar Mediterráneo. El tramo de litoral que se extiende desde el Cabo de Gata hasta el Faro de Gata está plagado de playas y parajes casi salvajes, donde disfrutar de los placeres del Mediterráneo sin agobios.

 

Cabo de Gata © Tu Gran Viaje
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Las playas de Los Genoveses, Los Muertos o Monsul o las calas de Enmedio o del Plomo son lugares en los que siempre habrá espacio para elegir dónde tender la toalla y donde no habrá más sombra que la de nuestra sombrilla y eso, en este Mediterráneo nuestro, es todo un lujo. Y no hay que irse sin visitar la Isleta del Moro Arráez, una aldea de pescadores que ha conservado su carácter marinero tradicional, y cuyas casas blancas y las coloridas barcas del puerto son un auténtico regalo para los sentidos.

 

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Almería, de cine

Gracias al cine y la televisión, Almería está en la retina de millones de personas de todo el mundo. Generaciones dse han emocionado contemplando escenas rodadas en la provincia desde la década de los Sesenta del siglo pasado. Clásicos como la Trilogía del Dólar, la saga más conocida del cine Western, formada por las películas Por un puñado de dólares, La muerte tenía un precio y El bueno, el feo y el malo, pasando por Indiana Jones y la Última Cruzada, Lawrence de Arabia o Juego de Tronos se han rodado en parajes del desierto de Tabernas, las playas de Cabo de Gata o la Alcazaba de la capital.

 

 

 

Hoy, muchos de esos escenarios son parques temáticos ideales para ser disfrutados en familia: por ejemplo, en Tabernas, aguardan Fort Bravo, Western Leone o el parque Oasys -donde además hay un pequeño zoo.

 

 

 

La geoda de Pulpí

Es todo un clásico: los mejores tesoros están enterrados. Y, en el subsuelo de Almería, hay uno que destaca por encima de todos. Se trata de la geoda de Pulpí, en las galerías de la Mina Rica -en Pilar de Jaravía, en plena Sierra del Aguilón-, y que es una de las geodas de cristales de yeso más grandes de Europa (y la segunda geoda más grande del mundo). A la geoda se accede con una visita guiada por un recorrido de unos quinientos metros a través de las antiguas galerías de la mina -con una altura de 180 centímetros-, y que, atraviesa cavidades de hasta 40 metros de altura. Infinidad de cristales de yeso, algunos de hasta dos metros de tamaño, tapizan el recorrido, que salva un desnivel de 45 metros hasta llegar a la espectacular geoda, la más grande del mundo que se puede visitar.

 

 

 
 
 
 
 
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La mayor ciudadela árabe de España

A la ciudad de Almería la define, además del azul que la pinta por los cuatro costados, su historia como uno de los puertos más importantes del Mediterráneo español. Así, por la ciudad pasaron fenicios, cartagineses, romanos -que la llamaron Portus Magnus- e incluso visigodos, pero fue con los árabes que Almería alcanzó su máximo esplendor. Fueron ellos quienes le dieron nombre (Al-miriya, espejo del mar), y de esa época da buena fe un testigo único y privilegiado, la alcazaba de Almería, construida en el siglo X, que domina la ciudad desde lo alto de un cerro y que es la ciudadela árabe más grande de España.

 

 

 

Los pueblos más bonitos de Almería

Artistas de todo el mundo se han quedado prendados de la belleza de Almería. La luz, el cielo, el mar, la vista infinita hacia un interior repleto de ocres: las razones son tan simples como rotundas y únicas. Y en ellas también están los pueblos de Almería, entre los que se encuentran algunos de los pueblos más bonitos de España. Es el caso de Lucainena de las Torres, otro pueblo de gran sabor morisco, con sus casas bancas y el mirador del El Poyo de la Cruz, desde el que se alcanza a ver Níjar, otra parada imprescindible en cualquier ruta en coche por Almería. Níjar es un pueblo de clara herencia árabe, con un laberinto de calles angostas de casas blancas decoradas con flores que llenan el Barrio de la Atalaya y la plaza del Mercado, y con una iglesia mudéjar, la de Nuestra Señora de la Encarnación, construida sobre la que fuera mezquita del pueblo. 

 

 

 

La última etapa de nuestra ruta en coche por Almería es Mojácar, colgado en lo alto de una peña de la Sierra de la Cabrera, que domina un horizonte infinito de campos y, al frente, el Mediterráneo. Las calles del pueblo, flanqueadas de casas blancas decoradas con indalos y geranios, serpentean por la peña entre recuerdos de la presencia árabe -la iglesia de Santa María, construida a mediados del siglo XVI sobre la antigua mezquita, la plaza del Parterre, que fue una antigua necrópolis árabe, o la Puerta de la Ciudad, uno de los pocos restos de la muralla árabe…

 

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Y los atardeceres que se contemplan desde cualquiera de sus miradores son, simplemente, inolvidables. No hay mejor lugar para para poner fin, por ahora, a este fantástico gran viaje por Almería.