Plazuelas, callejones y monumentos de intenso sabor barroco pintan el compacto centro urbano de Guanajuato, ciudad Patrimonio de la Humanidad y repleta de sorpresas para Grandes Viajeros como tú.

 




La ciudad Guanajuato reposa, bella y barroca, en el corazón de la Sierra Madre Oriental mexicana. Su historia se remonta al Neolítico, y en los tiempos de la presencia española, la plata parecía fluir infinitamente de su subsuelo: las primeras minas fueron excavadas a mediados del siglo XVI y Guanajuato no tardó en convertirse en una de las ciudades más próspera de América (a un paso de la ciudad está la Mina de la Valenciana, un yacimiento de plata que llegó a producir dos tercios de toda la plata del Imperio Español, y que sigue explotándose hoy en día). Esa riqueza pintó las calles del barroco más excesivo, el estilo churrigueresco mexicano, y pasear por ellas es hacerlo por un museo de arquitectura al aire libre tan rotundo y bien conservado que la UNESCO declaró al centro de la ciudad como Lugar Patrimonio de la Humanidad.

 

Tu Gran Viaje a Guanajuato | Viajar a Guanajuato
Foto Daniels Joffe – Unsplash

 

Protagonista de la Independencia mexicana

Y no solo, que también, por su patrimonio arquitectónico, Guanajuato es México primigenio, porque es uno de los lugares en los que primero prendió el ansia de libertad que llevó al país a independizarse de España en el primer tercio del siglo XIX. Guanajuato abunda en escenarios de esa guerra, y entre ellos destaca por derecho propio la Alhóndiga de Granaditas.

 

La Alhóndiga de Granaditas, un rotundo edificio del siglo XVIII que ocupa una manzana entera y que alberga el Museo Regional de Guanajuato, tuvo una importancia capital en la independencia mexicana: fue uno de los principales y primeros escenarios de la guerra, ya que en 1810, durante el ataque por el ejército insurgente, en su interior se refugiaron familias peninsulares y se acuartelaron las tropas realistas, en un asedio que terminó cuando -y en el episodio se cruzan historia y leyenda- un personaje conocido como El Pípila incendió la puerta de entrada, protegiéndose de las balas de los españoles con una losa de piedra.

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El suceso desencadenó los acontecimientos, y muchos historiadores lo comparan, por su importancia histórica y simbólica, como la toma de la Bastilla de la Revolución francesa. Otro de los héroes de la guerra de la Independencia fue el capitán de las tropas del asedio, Ignacio Allende, en cuya casa familiar, una de las más espectaculares de la ciudad, está el Museo de Historia de San Miguel de Allende, el cual narra el pasado de la zona.

 

Foto Dennis Schrader – Unsplash

 

Guanajuato, Barroco en estado puro

Viajar a Guanajuato es hacerlo en el tiempo. El trazado urbano de calles y callejuelas, callejones y plazas -y los túneles del subsuelo, antaño excavados para evacuar las aguas torrenciales que inundaban con frecuencia la ciudad, y que se han convertido hoy en una auténtica autopista subterránea, única en el mundo- así nos hace sentir. Guanajuato tiene aires de a ciudad castellana o andaluza; y el rosa y naranja de sus iglesias y conventos, -la iglesia de San Francisco, la iglesia de San Diego, la iglesia de la Compañía de Jesús…- tan numerosos que parecen también infinitos como lo parecía la plata, acompaña cada paseo por esta Guanajuato que es México en estado puro. Y, sobre todos ellos, la Basílica de Nuestra Señora de Guanajuato, que reina sobre las fachadas coloridas con sus campanarios barrocos.

 

Foto Juan Carlos Fonseca

 

El Callejón del Beso de Guanajuato es uno de los lugares con más sabor de la ciudad, un capricho arquitectónico que se ha convertido en uno de sus emblemas. La calleja, de puro sabor castellano, y encerrada entre escalones, es tan estrecha que los balcones de las casonas de ambos lados están tan cerca entre sí que besarse es posible. Otros lugares cuya visita no pueden faltar al viajar a Guanajuato son el Mercado Hidalgo, una maravilla modernista de principios del siglo pasado con galerías y bancas en dos alturas (fue inicialmente concebido como estación de ferrocarril); el museo de Diego Rivera, la casa natal del genial artista, convertida en un museo; y el Teatro Juárez, de finales del siglo XIX, adosado a la iglesia de San Diego, y que es una de las salas con mejor acústica del continente, y de donde sale el funicular que asciende a lo alto del mirador del Pipilar, una plaza ubicada sobre el cerro de San Miguel, y desde donde se tienen las mejores vistas panorámicas de Guanajuato.

 

Foto Jezael Melgoza – Unsplash

 

Mención aparte merece la Universidad de Guanajuato, que fue fundada por los Jesuitas a comienzos del siglo XVIII, y que se convirtió rápidamente en una de las mejores de América. La fama le viene por la celebración del Festival Internacional Cervantino, que nació como cita para representar en los teatros de la ciudad los Entremeses de Cervantes (que se representaban de un modo más popular en las plazas de la ciudad desde el siglo XVII), y que se ha convertido, con el paso del tiempo, en uno de los eventos culturales más importantes del continente, en el que todas las artes están representadas: representaciones teatrales, ballet, exposiciones de pintura, lecturas…

 

Foto Dennis Schrader – Unsplash

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